"Necesitamos políticas diferenciadas que respondan a lo que pasa en cada lugar, sus contextos y condiciones"

14 de Julio de 2025
Woman in a black coat stands confidently with arms crossed against a colorful backdrop.

 

Entrevista por Daniella Toce

 

Desde su primera publicación, el índice de desarrollo humano (IDH) ha apostado por redefinir el concepto de desarrollo: poniendo al centro a las personas y su bienestar, más allá del crecimiento de las economías donde viven. Este aporte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha sido clave en los últimos 35 años, para comprender la situación del desarrollo humano en todo el mundo, observando las dimensiones de educación, salud e ingresos para una vida digna. 

El Informe Nacional sobre Desarrollo Humano 2025 para Perú, “Actuar, confiar y conectar caminos”, construye sobre este concepto la actualización del IDH y el índice de densidad del Estado (IDE) – que mide la provisión de servicios básicos en los territorios – inclusive a nivel distrital. Esta medición se vuelve clave frente a una realidad fundamental: los promedios pueden esconder los contextos locales y desafíos complejos. Para profundizar sobre las brechas persistentes, desafíos y oportunidades que representan, a partir de este análisis, conversamos con Carolina Trivelli, investigadora principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP).

 

El informe muestra que, a pesar de avances sostenidos en crecimiento económico, persisten brechas territoriales y de desigualdad en el país, ¿qué implica esto para las posibilidades de desarrollo de todas las personas?

El informe trae evidencia de que avanzamos muy lento, que recién estamos a nivel prepandemia en el IDH, y que este indicador agregado esconde diferencias muy amplias en el desarrollo humano, y en la densidad del Estado, al interior del país. 

Tenemos distritos que tienen la mitad de IDE o de IDH que otros, eso nos debería obligar a mirar más cifras desagregadas para entender el descontento de los peruanos con la democracia, la falta de oportunidades y avance de las economías ilegales. Todo está conectado con las desigualdades que los datos del informe revelan. 

Te pongo un ejemplo, hablamos de la región La Libertad, pero dentro de ella coexisten dos mundos: las provincias y distritos de costa tienen casi el doble de densidad del estado que los la sierra. ¡De la misma región! 

¿Cómo podemos empezar a reducir estas brechas?

Para comenzar, debemos dejar de pensar en políticas iguales para todo el Perú. Necesitamos políticas diferenciadas, que respondan a lo que pasa en cada lugar, a sus contextos y condiciones, no a lo que pasa en el Perú promedio.

Lo otro es que tenemos que dejar de pensar en intervenciones aisladas, llevar tal o cual servicio, o atender el problema del sector A o del sector B. Tenemos que entender las necesidades de cada localidad en conjunto y enfrentarlas con “paquetes” de intervenciones. 

Finalmente, esto es lo mínimo, porque necesitamos cambiar como decidimos las inversiones públicas y el gasto público para atarlo a la satisfacción de necesidades, no a procesos de ejecución financiera sin mirar los impactos que las inversiones y gastos generan (o dejan de generar). Tenemos que exigirle más al Estado.

El IDH ha logrado recuperarse, principalmente por los indicadores de salud y educación, el indicador de ingresos, como hemos visto, ha tenido dificultades para recuperar sus niveles y trayectoria pre-pandemia. Más allá de los ingresos, ¿qué implica para el desarrollo el retraso en la recuperación de este indicador?

Las oportunidades económicas son vitales para tener ciudadanos con capacidad de hacer, de invertir, de comprometerse con el futuro de su localidad, región y país. La pobreza monetaria en el Perú aun está 7 puntos porcentuales por encima de su nivel prepandemia y ello trae mayores niveles de desconfianza y de esperanza en un futuro mejor. Ante ello los ciudadanos solo tienen capacidad de ocuparse en cómo sobrevivir. Está muy bien que mejore la salud y la educación (el acceso a ellos, porque la calidad no creo que esté mejorando), pero sin dinero en el bolsillo para alimentarse, para los gastos de la vivienda, para generar(se) actividad económica, la salud y la educación no lograrán mejorar el desarrollo humano.

El informe hace un llamado al fortalecimiento de la gobernabilidad y la confianza para impulsar el desarrollo, ¿qué cambios tienen que darse a nivel institucional para lograrlos?

Tenemos que recuperar el imperio de la ley y la capacidad de que el Estado se ocupe de los problemas de los ciudadanos; sin esas dos cosas no lograremos impulsar el desarrollo. Pero para recuperar ambas cosas necesitamos que los ciudadanos se sientan ciudadanos, con agencia para influir en los liderazgos que deben tomar decisiones, y ahí nuevamente fallamos. 

Los líderes en su mayoría responden a intereses individuales y no a los ciudadanos. Para recuperar la gobernabilidad tenemos que reconectar a los ciudadanos con los líderes, y para ello tenemos darles más poder colectivo, más espacios de acción colectiva, no menos que es lo que venimos viendo.

¿Qué oportunidades representa la evidencia generada en el IDH para el diseño e implementación de políticas públicas?

La evidencia del IDH y del IDE, en particular del IDE ampliado, es vital para alimentar el debate sobre políticas diferenciadas, sobre inversiones efectivas y con impacto y sobre desarrollo territorial. Es un insumo vital y de gran utilidad.