Las juventudes tienen mucho que decir, hacer y proponer. Son protagonistas clave del presente y del futuro. Su mirada crítica y su capacidad de imaginar otros mundos posibles son indispensables para revitalizar nuestras democracias y avanzar hacia un desarrollo verdaderamente sostenible. Incluirlas en los espacios de decisión no es un acto simbólico: es una necesidad democrática. 

Cuando las juventudes participan, se ensanchan los márgenes del debate, emergen nuevas agendas y se renuevan las formas de ejercer ciudadanía. Sin embargo, en Uruguay, solo el 5% de las personas jóvenes entre 14 y 29 años participa en organizaciones políticas, y apenas el 16% lo hace en espacios de decisión, según la Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud 2021 (1).

En toda América Latina y el Caribe, los desafíos estructurales que enfrentan las juventudes siguen siendo alarmantes. La región América Latina y el Caribe alberga más de 160 millones de jóvenes, lo que representa el 25% de la población total. Pese a su peso demográfico y potencial transformador, muchas veces las juventudes continúan siendo excluidas de múltiples formas. De acuerdo con el informe conjunto del PNUD, CAF y el OIJ Inclusión y juventudes en América Latina y el Caribe, las brechas en el acceso a una educación pertinente, a empleos dignos y a servicios de salud integral limitan seriamente su capacidad de desarrollo.

Los datos son contundentes: el 20% de las y los jóvenes no estudia ni trabaja, mientras que la tasa de informalidad laboral alcanza al 62,4% de quienes logran insertarse en el mercado laboral. Las mujeres jóvenes presentan mayores niveles de desempleo y enfrentan obstáculos adicionales vinculados a la distribución desigual de los cuidados. A esto se suma, según este informe, una creciente crisis de salud mental: el suicidio figura entre las principales causas de muerte entre adolescentes y jóvenes en varios países de la región. La exclusión no es solo material: también es política, emocional y simbólica.

Este desencanto con las instituciones democráticas ha sido recogido en el blog regional del PNUD “Juventudes desencantadas, democracias debilitadas”, donde se destaca la pérdida de confianza en los mecanismos tradicionales de representación y participación política por parte de las personas jóvenes. Sin medidas urgentes que abran canales reales de incidencia, corremos el riesgo de que la distancia entre juventudes y democracia siga creciendo.

Desde el PNUD en Uruguay hemos asumido el compromiso de acompañar a las juventudes en su derecho a participar, proponer e incidir. En 2023 relanzamos y fortalecimos un proceso de articulación juvenil entre partidos políticos que había tenido expresiones previas en años anteriores, impulsando lo que hoy conocemos como la Juventud Interpartidaria, integrada por jóvenes de diferentes partidos políticos con representación parlamentaria. A través de la iniciativa Dialogar Acerca, se ofreció un espacio para renovar este esfuerzo colectivo, potenciando liderazgos, fomentando el diálogo democrático y generando confianza entre actores políticos jóvenes.

Este espacio impulsó capacitaciones, intercambios con juventudes de la sociedad civil y diálogos intergeneracionales, sobre desinformación e inteligencia artificial y democracia deliberativa. En agosto de 2024, la Juventud Interpartidaria presentó su primer documento de acuerdos a los candidatos a la presidencia de la República en el Palacio Legislativo, con propuestas centradas en seguridad ciudadana, salud mental, desarrollo humano y campañas políticas responsables. 

En esa instancia, Ema Wilkins (Frente Amplio) expresó: “Este documento refleja lo mejor de nuestra democracia: debate informado y búsqueda de acuerdos. Las juventudes queremos estar en las decisiones, y esta construcción colectiva lo demuestra”. A su vez, Gonzalo Gómez (Partido Nacional) destacó: “Queremos enviar un mensaje claro: es posible seguir la mejor tradición de diálogo y consenso de nuestro país”.

En marzo de 2025, el colectivo llevó a cabo su primer encuentro nacional en Maldonado, con el apoyo del PNUD, donde revisaron y actualizaron sus compromisos de cara a las elecciones subnacionales de mayo. El nuevo documento de acuerdos fue presentado a las candidaturas de todo el país, como contribución a una agenda democrática más inclusiva e intergeneracional.

Pero la participación juvenil no se agota en lo institucional. Desde el PNUD también hemos acompañado procesos de activismo climático liderados por jóvenes en distintos territorios del país, a través de la iniciativa global Promesa Climática y socios nacionales y Naciones Unidas (2). En comunidades urbanas, rurales y costeras, las juventudes vienen movilizando conciencia y acción por la justicia climática, a través de expresiones artísticas y culturales diversas como el hip hop, el teatro comunitario, los murales y otras formas de comunicación popular (ver video).

Ambas experiencias —Juventud Interpartidaria y Acción climática joven— muestran que cuando se abren espacios reales, las juventudes responden con creatividad, compromiso y propuestas. El desafío está en sostener estos procesos, institucionalizarlos, y garantizar que sus voces no dependan de ventanas coyunturales, sino que estén integradas en los sistemas democráticos de forma permanente.

Desde el PNUD reafirmamos nuestro compromiso con una democracia que no solo hable de las juventudes, sino que construya con ellas y desde ellas. Sabemos que no hay desarrollo sin inclusión, y no hay inclusión sin participación. 

Las juventudes no son solo el futuro: son el presente que puede reimaginar ese futuro. Darles lugar, voz y voto es una apuesta ética, política y estratégica. Es la manera de construir un país más justo, resiliente y democrático para todas las generaciones.

1. Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud 2021, INJU/MIDES.
2. En el marco de "Acción Climática Joven", junto al Ministerio de Ambiente, Unicef y el proyecto Binacional ACC Rio Uruguay, con apoyo del Instituto Nacional del Niño y Adolscente Uruguay (INAU) e intendencias de Río Negro, Paysandú, Salto, Colonia y Canelones.