En contextos en los que la pobreza limita el acceso a la tecnología básica, ¿cómo se puede evitar que la IA amplíe la brecha digital y educativa entre quienes tienen recursos y quienes no los tienen? 

El acceso, por supuesto, es un reto fundamental, pero muchas de nuestras investigaciones nos han revelado que siete de cada diez jóvenes, incluso en países de ingresos bajos y medios, tienen acceso a teléfonos inteligentes y a algún tipo de tecnología. Y en el momento en que tienen acceso a un teléfono inteligente o a Internet, tienen acceso a la IA. Por supuesto, el acceso es limitado, y ese es un reto completamente diferente que hay que resolver en torno a la brecha digital. Pero la belleza de la IA es que está democratizando la participación y la tecnología. Ya no es solo para los codificadores y programadores que pueden utilizarla, sino que está abierta a todo el mundo. 

Lo importante que queremos que los niños comprendan aquí es que la IA solo es tan buena como la información de la que se dispone. Por lo tanto, si la información de la que se dispone es parcial o solo proviene de un determinado grupo demográfico, la IA puede volverse muy sesgada. La gran esperanza aquí es que, a medida que continuemos introduciendo perspectivas diversas en la IA y dando voz a todos, la propia IA se convierta en un campo de juego mucho más equitativo. 

Cuando pensamos en la vida cotidiana de un estudiante, los riesgos más inmediatos de conectarse a Internet son la desinformación y el ciberacoso. ¿Cómo se relaciona DigiWise con esas experiencias? 

Esa es precisamente la razón por la que diseñamos DigiWise, porque nos dimos cuenta de que muchas de estas cosas que existen en nuestra vida real se ven agravadas por la IA, y hay muy poca comprensión al respecto. Muy a menudo oímos a los niños decirnos que, como algo estaba en Internet, les hace sentir que es información correcta. 

Es importante que les ayudemos a comprender cómo la IA e Internet generan contenidos, para que puedan ser más críticos con la fuente de información, lo que eso significa, cómo aplicamos la información y las formas en que podemos contrastarla. Vamos a utilizar esta intervención para crear oportunidades de aprendizaje relacionadas con la credibilidad de las fuentes, cómo funcionan los algoritmos, cómo funciona el contenido personalizado, los posibles sesgos y cómo detectarlos y, por supuesto, los datos y la privacidad en línea. 

Las preguntas sobre la IA y la ética también son componentes centrales de su aprendizaje aquí, ya sea sobre los diferentes tipos de sesgos que vemos en el contenido en línea o sobre cómo utilizamos el espacio digital para interactuar con los demás. DigWise se centra en ayudar a los jóvenes a comprender cómo funcionan la tecnología y las personalidades digitales.  

Con la automatización y la IA, muchos trabajos tradicionales desaparecerán o cambiarán radicalmente. A la hora de diseñar políticas educativas, ¿qué elementos son imprescindibles para preparar a los jóvenes, especialmente a los más vulnerables, para el futuro del trabajo?  

Francamente, nuestros sistemas educativos actuales se han quedado atrás y no reflejan la realidad de nuestro mundo actual. Lo que enseñamos en nuestras aulas está desactualizado. Por lo tanto, es esencial que no solo consideremos cómo crear contenidos que puedan apoyar mejor el aprendizaje del siglo XXI, sino que también trabajemos para que las escuelas desfavorecidas se pongan al día rápidamente; la línea de meta sigue moviéndose, por lo que tenemos que ser adaptables a nuestro turno. Cómo crear instituciones que sean maleables es una gran pregunta en este momento. 

Teniendo esto en cuenta, queremos diseñar políticas que ayuden a los sistemas educativos a dar un verdadero salto adelante y a ignorar gran parte del ruido circundante. Muy a menudo adoptamos un enfoque aditivo de la educación, pero nunca pensamos en lo que deberíamos omitir para que sea más adaptable. Añadir constantemente cosas a lo que «deberíamos» hacer es también una causa muy común del agotamiento de los profesores y, dadas las cifras que estamos viendo a nivel mundial de profesores que abandonan la profesión, es difícil justificar por qué no se ha asumido ya este «riesgo» de reevaluar los planes de estudio. 

Si se pueden diseñar políticas que sean valientemente flexibles y se centren realmente más en el desarrollo de habilidades y el aprendizaje básico, eso sería, en mi opinión, una de las mejores cosas que podríamos hacer. La alfabetización y la aritmética son innegociables, deben ser la base sobre la que se construya todo; pero ¿qué hay de las habilidades de comunicación, el pensamiento crítico, la creatividad y la confianza en uno mismo? Este tipo de habilidades son las que pueden ayudar a proteger a nuestros jóvenes frente a los cambios que sabemos que se producirán en la industria y el empleo en los próximos tres a cinco años.