Para alcanzar estos objetivos, el proyecto implementará una serie de intervenciones específicas. En cuanto a la gestión de casos, se realizarán diagnósticos oportunos mediante pruebas rápidas (PDR) y microscopía, a través de los centros de salud y incentivando la búsqueda activa con los técnicos de malaria y colaboradores voluntarios. Además, se llevará a cabo el tratamiento supervisado para P. falciparum en zonas urbanas y periurbanas, y para P. vivax en comunidades con baja prevalencia. También se fortalecerá la red de laboratorios, se actualizarán las normas y se capacitará al personal.

En el control de vectores, se distribuirán mosquiteros tratados con insecticida (TMILD) a la población general, con 93,100 unidades previstas para 2026, zonas de zafra con 20,000 unidades anuales y mujeres embarazadas con 4,500 unidades. Se monitoreará la resistencia a insecticidas y se evaluará el uso de TMILD.

Para los sistemas de monitoreo, se implementará el Sistema de Vigilancia y Control de la Malaria y se establecerán salas situacionales en seis municipios prioritarios. Se elaborarán guías epidemiológicas y se capacitará en vigilancia.

El fortalecimiento comunitario incluirá el monitoreo liderado por la comunidad y la capacitación a organizaciones de la sociedad civil (OSC) para mejorar la participación en la respuesta a la malaria.

En cuanto a la gestión logística, se optimizará la cadena de suministros y se fortalecerán los almacenes regionales.

Finalmente, en financiamiento y sostenibilidad, se elaborará un plan de transición y abogacía para movilizar recursos locales.

Con estas acciones, se espera diagnosticar y tratar el 100% de los casos dentro de las 48 horas, alcanzar una cobertura del 90% con TMILD en poblaciones prioritarias, fortalecer a 267 colaboradores voluntarios y seis salas situacionales, y reducir la transmisión mediante la investigación de focos y respuesta temprana.