Estudio PNUD-OIT revela persistencia de barreras que frenan el empleo de mujeres en Chile

24 de Abril de 2025
Report titled "Barreras Persistentes para la Participación Laboral de las Mujeres en Chile" with a blurred background of greenery.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de Chile y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para el Cono Sur de América Latina presentaron hoy el estudio "Barreras persistentes para la participación laboral de las mujeres en Chile", investigación que analiza los factores que desde la perspectiva de las mujeres han impedido que retornen al mercado laboral después de la pandemia.

A pesar de la recuperación económica post-pandemia, la tasa de participación laboral de las mujeres en 2024 es de 52,7%, un nivel similar al de 2019, y alcanza un 71% entre los hombres (Instituto Nacional de Estadística, INE). Además, Chile tiene una brecha salarial de género según ingresos mensuales del 21%, un valor que casi duplica al de la región (11%). La proporción de mujeres con salarios bajos también supera a la de los hombres, pues mientras el 41% de las trabajadoras recibe un salario menor a la línea de la pobreza, en los hombres esta cifra llega al 32%.

“Más allá de los números, este estudio nos ayuda a comprender lo que hay detrás: un conjunto de barreras que condiciona profundamente las trayectorias laborales de las mujeres y que limita sus capacidades para retornar al mercado del trabajo y, por ende, de ser económicamente autónomas” señaló Georgiana Braga-Orillard, Representante Residente del PNUD en Chile, durante la presentación del estudio que contó con la presencia de autoridades y especialistas.

Asimismo, el director Regional Adjunto de la OIT para América Latina y el Caribe, Fabio Bertranou, aseguró que las brechas de género en el empleo en Chile siguen evidenciando las barreras estructurales que restringen la participación plena y equitativa de las mujeres en el mundo del trabajo. “Este informe reafirma la necesidad de avanzar hacia políticas integrales que impulsen la corresponsabilidad en los cuidados, el acceso a empleos de calidad y la igualdad de oportunidades. Promover la inclusión laboral femenina no es solo un imperativo de justicia social: es también una condición clave para el desarrollo productivo y sostenible del país”, enfatizó.

Principales barreras identificadas

El estudio, elaborado a partir de grupos focales realizados entre agosto y septiembre de 2024, identificó barreras estructurales que dificultan el acceso, la permanencia y el desarrollo de las mujeres en el mercado laboral. Entre las principales, destacan tres:

  1. La carga desigual de las labores de cuidado y las dificultades para conciliar trabajo y vida familiar. La investigación muestra que, para las mujeres, el peso desigual de los cuidados en los hogares en Chile no solo incide en sus posibilidades de trabajar, sino también en el tipo de jornada y tipo de trabajo que pueden realizar, lo que condiciona los ingresos que reciben.
  2. Las brechas salariales, que mantienen a las mujeres en condiciones más precarias que los hombres. Existe la percepción de que el mercado laboral no retribuye de manera justa a las mujeres, y que su esfuerzo no es recompensado en igual medida que el de los hombres. Esa diferencia desincentiva la participación laboral de las mujeres y disminuye el valor instrumental del trabajo.
  3. La discriminación a lo largo del ciclo laboral, que penaliza especialmente a mujeres con hijos pequeños, en edad fértil o mayores. Estas discriminaciones surgen en los procesos de selección de personal, así como en los momentos de ascensos y promociones laborales, y determinan su percepción del mercado laboral como un entorno hostil que no retribuye adecuadamente el trabajo de las mujeres.

Un llamado a la acción conjunta

Durante la presentación del informe, la ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Antonia Orellana, subrayó la importancia de avanzar hacia un cambio de fondo en el mundo del trabajo. “Como ministerio, estamos conscientes de que la corresponsabilidad del empleador es fundamental para desanclar el costo de la natalidad de los costos directos de contratar a una mujer”, afirmó.

Por su parte, el ministro del Trabajo y Previsión Social, Giorgio Boccardo, enfatizó que el informe “incorpora una crudeza necesaria” que obliga a los distintos actores políticos, sociales y económicos a volver a poner estas problemáticas en el centro de la agenda pública. Ambos coincidieron en que superar estas barreras exige una respuesta articulada entre sectores, con políticas laborales y sociales que integren la perspectiva de género de forma transversal.

De los resultados anteriores se desprenden varias recomendaciones relevantes en materia de política pública. El estudio plantea la necesidad de una acción intersectorial con perspectiva de género, que alinee la oferta de políticas sociales y laborales en esa dirección. Se enfatiza la importancia de fortalecer los servicios de cuidado, como la sala cuna universal y el sistema nacional de cuidados, para reducir la carga desproporcionada de estas labores que recae sobre las mujeres. Además, se sugiere promover la formalización laboral, abordar las brechas salariales y fomentar la capacitación en temas de igualdad de género y corresponsabilidad en contextos laborales.

En términos de activación laboral, se sugiere fortalecer los servicios públicos de empleo y los programas de empleo indirecto, además de establecer una Ruta de Empleabilidad para mujeres que integre capacitación, certificación laboral y apoyo al emprendimiento según sus necesidades individuales.

Un panel de expertas integrado por María Olivia Recart, presidenta del directorio ComunidadMujer; Ana María Montoya, Académica de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez; y María José Abud, Investigadora de Horizontal, discutió las implicancias del estudio y subrayó la importancia de fomentar políticas públicas que prioricen la participación laboral de las mujeres en Chile. Se sostuvo que las barreras culturales limitan la capacidad de las mujeres para tomar oportunidades laborales, tanto dentro de los hogares como de los empleadores, y que, a nivel de barreras económicas, debiera avanzarse hacia reducir el costo de contratar a la mujer en comparación a los hombres en las empresas.