Fortalecimiento de capacidades Chiquitania y Pantanal
La iniciativa “Fortalecimiento de las capacidades de las comunidades indígenas y de pequeños agricultores en los frágiles ecosistemas de la Chiquitania, el Pantanal y el norte de la Amazonía” tiene como objetivo principal aumentar la resiliencia comunitaria frente a amenazas múltiples, particularmente sequías e incendios forestales, a través del fortalecimiento de las capacidades locales, la gobernanza inclusiva y la implementación de soluciones sostenibles, combinando conocimiento tradicional con innovación tecnológica.
Este esfuerzo se sitúa en territorios altamente vulnerables, donde los efectos del cambio climático se entrelazan con procesos de degradación ambiental, presión sobre los recursos naturales, debilidad institucional y desigualdades estructurales. Las comunidades indígenas y los pequeños productores agrícolas, actores clave en la conservación del bosque y la biodiversidad, son también quienes enfrentan mayores barreras para prepararse y responder ante estos eventos. De ahí la necesidad de una intervención que no solo brinde soluciones técnicas, sino que fortalezca su rol como protagonistas en la gestión del riesgo y la protección del territorio.
¿Qué queremos lograr?
Se busca lograr transformaciones sustantivas en la forma en que las comunidades y los gobiernos locales se preparan, responden y se adaptan ante eventos adversos. Entre los principales objetivos, se destacan:
Reducir los impactos de los desastres, mediante el desarrollo e implementación de planes de contingencia actualizados, la conformación y operación de brigadas de bomberos voluntarios comunitarias de primera respuesta y la institucionalización de flujos de coordinación efectivos.
Mejorar la resiliencia comunitaria frente a eventos extremos a través de la implementación de sistemas de alerta temprana, la capacitación práctica, el fortalecimiento organizativo y la dotación de equipamiento adecuado para enfrentar sequías e incendios forestales.
Fortalecer la gobernanza local e inclusiva, fomentando mecanismos de coordinación y articulación entre comunidades, organizaciones indígenas, gobiernos municipales y otros actores territoriales, que permitan tomar decisiones colectivas, basadas en evidencia y en función del contexto local.
Promover soluciones innovadoras y sostenibles, integrando el conocimiento ancestral con herramientas tecnológicas como el mapeo geoespacial, el monitoreo comunitario y el uso de aplicaciones móviles, que contribuyan a una gestión preventiva y eficiente del riesgo.
Este enfoque apuesta a que las comunidades no sean únicamente receptoras de ayuda, sino agentes activos de prevención, preparación y recuperación, con mayor capacidad de incidencia en las decisiones que afectan su entorno y sus medios de vida.
¿Cómo lo vamos a lograr?
Para alcanzar estos resultados, la iniciativa ha sido estructurado en torno a cuatro líneas estratégicas de acción que se complementan e integran entre sí:
Fortalecimiento de capacidades comunitarias
La preparación comunitaria es el primer pilar de la iniciativa. Se desarrollarán procesos continuos de formación técnica y práctica en prevención y combate de incendios, manejo del fuego, primeros auxilios, uso de herramientas de monitoreo, y organización comunitaria. Estos procesos incluirán módulos adaptados a los contextos socioculturales de cada territorio, priorizando el uso de lenguas originarias y metodologías participativas.
A la par de la formación, se dota de equipamiento específico a las brigadas comunitarias, incluyendo herramientas de combate de incendios forestales, equipos de protección personal (EPP) y recursos logísticos básicos. Se espera que al menos 32 brigadas comunitarias operativas actúen como primera línea de respuesta, articuladas con las estructuras municipales y departamentales.
También se implementarán sistemas de alerta temprana comunitaria, basados en tecnología geoespacial, sensores, aplicaciones móviles y señales tradicionales, gestionados desde las propias comunidades en coordinación con los gobiernos locales.
Articulación institucional y gobernanza territorial
La reducción del riesgo de desastres requiere un entorno institucional habilitador, que garantice planificación, coordinación y sostenibilidad. En este sentido, se han venido apoyando a cinco gobiernos municipales en fortalecer su marco normativo e institucional, donde se actualizan y validan de sus planes de contingencia multiamenaza, asegurando que integren información técnica, saberes locales, roles claros y mecanismos de respuesta.
Además, se promueve el establecimiento de protocolos de coordinación entre comunidades, gobiernos locales, organizaciones indígenas y otras instituciones, fortaleciendo espacios como los Comités Operativos de Emergencia Municipal (COEM) y los Comités Municipales de Reducción de Riesgos de Desastres (COMURADE) como instancias clave de toma de decisiones en situaciones de emergencia.
Esta articulación se traduce en flujos de información, activación y respuesta más eficientes, con rutas claras y consensuadas, reduciendo tiempos de reacción y mejorando la calidad de las acciones de asistencia y recuperación.
Innovación y co-creación de soluciones
La iniciativa apuesta por fomentar la innovación social desde el territorio. Para ello, se realizará un concurso de soluciones comunitarias para la gestión de riesgos, que permite identificar e implementar iniciativas como sistemas de cosecha de agua, apicultura sostenible, huertos escolares, entre otros.
Estas soluciones serán co-creadas con las comunidades, y se apoyarán con recursos técnicos y financieros, fortaleciendo capacidades locales de diseño, ejecución y evaluación.
Además, facilitará intercambios de experiencias con redes especializadas, como la Fundación Pau Costa, que permitan transferir buenas prácticas y enriquecer los enfoques implementados.
Comunicación, sensibilización y empoderamiento
Finalmente, se desarrollará una estrategia de comunicación orientada a incrementar la conciencia sobre los riesgos multiamenaza, visibilizar el rol activo de las comunidades en la preparación y respuesta, y fomentar comportamientos preventivos.
Esto incluirá el diseño de materiales educativos adaptados a los idiomas, contextos y canales locales, campañas comunitarias, producción de contenidos audiovisuales, y generación de espacios de diálogo entre generaciones. La comunicación será concebida no solo como una herramienta informativa, sino como un componente central para el empoderamiento social.
Resultados esperados
Como resultado, se espera beneficiar directamente a más de 800 personas que han mejorado sus capacidades en preparación, consolidar 32 brigadas voluntarias comunitarias operativas, y desarrollar marcos normativos e institucionales que permitirán actualizar los planes de contingencia de cinco gobiernos municipales, llegando con estos instrumentos a 128.859 personas. Se prevé además la implementación de 5 soluciones innovadoras desarrolladas con participación comunitaria, fortaleciendo las capacidades institucionales y locales en la gestión integral del riesgo.
A largo plazo, se contribuirá a construir territorios más resilientes, sostenibles y preparados, donde los impactos de las sequías, los incendios y otras amenazas puedan ser gestionados de manera anticipada, coordinada e inclusiva. Esta transformación será posible gracias a un enfoque que combina conocimiento local, acción colectiva e innovación aplicada, con el compromiso de múltiples actores que apuestan por un futuro más seguro para las comunidades y los ecosistemas del país.