El consultor regional del PNUD, Luis Henrique Paiva, participó en el seminario “Evidencia para repensar el régimen de jubilaciones y pensiones: piso de bienestar, pilar de reparto intergeneracional y financiamiento”, realizado en el marco del Diálogo Social sobre Seguridad Social. En su exposición, titulada “Importancia del pilar no contributivo en la región”, destacó el papel de las pensiones sociales como motor de inclusión y reducción de la pobreza en América Latina y el Caribe.

Paiva señaló que los sistemas previsionales de la región se basan históricamente en modelos contributivos —heredados del esquema bismarckiano— que dejan fuera a amplios sectores informales. En ese contexto, el pilar no contributivo ha sido decisivo para ampliar la cobertura: mientras en 1990 solo unos pocos países contaban con pensiones sociales, hoy más de 25 los han incorporado, permitiendo que la mayoría de las personas mayores reciban algún tipo de apoyo.

Según datos de la CEPAL citados en su presentación, la tasa de pobreza extrema entre adultos mayores es tres veces menor que la de niñas y niños, evidenciando el impacto positivo de las pensiones no contributivas en la reducción de la pobreza.

En el caso de Uruguay, Paiva remarcó que, pese a contar con alta formalidad laboral, existen brechas de cobertura y suficiencia entre los 65 y 69 años: la pobreza entre quienes no reciben pensión es del 9,4%, frente al 1,3% entre beneficiarios, y más de la mitad de quienes no perciben ingresos jubilatorios deben seguir trabajando a edades avanzadas.

Finalmente, subrayó la necesidad de armonizar los criterios entre las pensiones contributivas y no contributivas, evitando diferencias regresivas en la edad de acceso que perjudican a las personas con trayectorias laborales más precarias. “El riesgo social de la vejez es el mismo para todos; las diferencias deben darse en el valor de la prestación, no en el derecho a acceder”, enfatizó.