La movilidad económica intergeneracional es más baja en los sectores de ingresos más bajos y altos del país, según el Cuaderno sobre Desarrollo Humano 12 de la serie el Futuro en Foco lanzado hoy por el PNUD Uruguay.
La publicación, titulada Movilidad intergeneracional de ingresos en Uruguay. Una mirada basada en registros administrativos, analiza los niveles de movilidad económica intergeneracional en Uruguay, entendida como la relación (o dependencia) entre los ingresos de padres/madres y sus hijos.
El estudio, lanzado el jueves 22 de octubre, fue elaborado por los investigadores Martín Leites, Eliana Sena y Joan Vilá del Instituto de Economía (IECON) de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República (Udelar) y coeditada con el Centro de Estudios Fiscales (CEF) y prologado por el Director Regional para América Latina y el Caribe, Luis Felipe López-Calva.
El estudio fue presentado por Martín Leites, del equipo de autores, y comentado por Marcela Meléndez, Economista Jefe de PNUD para América Latina y el Caribe, Diego Aboal, Director Técnico del Instituto Nacional de Estadística (INE), Ximena Baráibar, Investigadora del Departamento de Trabajo Social de la Udelar. La moderación estuvo a cargo de Stefan Liller, Representante Residente del PNUD.
Para esta investigación, los autores tomaron en cuenta los ingresos formales de padre/madre y sus hijos entre 2009 y 2016, por ser un período de crecimiento económico sostenido, a partir de una base de datos inédita, construida a partir de registros administrativos del Banco de Previsión Social (BPS) y de la Dirección General de Impositiva (DGI).
Según los autores, las estimaciones “se concentran en familias que tienen miembros con un vínculo más estable con el sector formal de la economía, y ofrecen una muy buena aproximación de la movilidad en los tramos intermedios y altos de la distribución del ingreso”.
Principales hallazgos
Uno de los resultados del trabajo da cuenta de “una asociación significativa entre la posición de padres e hijos (en el tramo 35 a 39 años), de aproximadamente 0,26. La persistencia es levemente mayor en el caso de los ingresos totales y entre hijos y padres del mismo sexo”. Este promedio significa que “más de un cuarto de la posición de los hijos es explicada por el ingreso de los padres”.
Asimismo, el estudio evidencia “una mayor persistencia en los extremos de la distribución” del ingreso. “En el decil más bajo (el 10% de la población de menores ingresos) mantienen la misma posición en la distribución que su padre el 13,6% y el 14% de hijos, en el caso del ingreso laboral y total respectivamente”.
En tanto, “en el otro extremo, los hijos que nacieron en el decil 10 (dentro del 10% de la población de mayores ingresos) tienen una probabilidad de mantenerse en ese decil del 23,8% y 24,3% respectivamente”.
¿Hay movilidad intergeneracional de ingresos?
Según la investigación, “la chance de acceder al segmento de altos ingresos es menor para hijos con padres ubicados fuera de ese estrato. Entre aquellos con padres ubicados en la cola alta existe una elevada inercia a mantenerse en estas posiciones”. “Un hijo que nació en el decil 10 tiene casi cinco veces más posibilidades de mantener ese decil que de bajar al primero”, indica el trabajo.
“En el otro extremo de la distribución, la movilidad es menor entre hijos que tienen padres ubicados en el decil de ingresos más bajo, aunque la persistencia es inferior a la encontrada en la cola alta de la distribución”, explican los autores.
Por otra parte, el estudio detectó que “una parte significativa de la movilidad posicional se concentra en la cola baja (debajo de los deciles 5 o 6), lo que estaría indicando movimientos entre los estratos de ingresos medios y medios bajos”.
Parte de la causa de estos movimientos se debe, según el documento, “a los menores incrementos de ingreso en términos absolutos necesarios para cambiar de posición” en la parte baja de ingresos.
El trabajo señala que “una proporción significativa de la movilidad posicional encontrada se concentra en estratos de ingresos medios y bajos, donde es relativamente más fácil que los hijos cambien de posición con respecto a su padre/madre”.
Por otra parte, “las oportunidades de movilidad son más restringidas en los tramos altos de la distribución, donde las mejoras exigen incrementos de ingreso más elevados”.
En síntesis, entre 2009 y 2016 “Uruguay registró movilidad en los sectores de ingresos medios y medios bajos, pero los saltos (o caídas) en esas posiciones representan cambios relativamente pequeños en términos de ingresos”, mientras que “los niveles de movilidad son sustantivamente menores para los hijos con padres de altos ingresos y en particular para los varones”, concluye el estudio.
“El hecho de que la correlación de los logros de ingresos de padres e hijos no sea constante y cambie para los distintos puntos de la distribución podría ser evidencia de la presencia de trampas de movilidad. Es decir, la existencia de segmentos de la distribución donde las familias enfrentan bajas chances de registrar movimientos hacia diferentes posiciones en la distribución”.
Respecto a la baja movilidad en los estratos de ingresos más altos, en base otros estudios previos, el trabajo señala puede haber factores como “la herencia de activos y riqueza, la existencia de restricciones de acceso al crédito, las decisiones de ahorro, fecundidad e inversión en capital humano de las familias, la transmisión de habilidades innatas o la existencia de desigualdades o procesos de segregación”.
Según los autores, las privaciones que enfrentan los niños de ingresos bajos, argumentan a favor de la necesidad de “mantener y profundizar un sistema de transferencias de ingresos, y tener una política activa que asegure salarios mínimos, con el objetivo de mitigar los efectos de restricciones severas en los hogares de menores ingresos”.
“La presencia de no linealidades en los niveles de movilidad intergeneracional en la cola alta de la distribución” puede ser “una señal de la existencia de canales específicos que amplifiquen los niveles de desigualdad” tales como “la transmisión de activos intervivos y la herencia”, indican los autores. En ese sentido, plantean “la pertinencia de incorporar un impuesto a la herencia o a la transmisión de capital intervivos” que “podría ser una herramienta necesaria para equilibrar las oportunidades entre los jóvenes”.
“La evidencia presentada en este Cuaderno intenta aportar nuevos insumos para avanzar en esta discusión. En el contexto de Uruguay, este debate debería involucrar un análisis sobre la pertinencia de políticas como un impuesto a la herencia y a las transmisiones intervivos, el rediseño del impuesto al patrimonio, una estructura de impuestos más progresivos a los ingresos personales e ingresos mínimos asegurados que combinen un sistema de salarios mínimos y subsidios a la primera infancia”, finaliza el trabajo.
Sobre los Cuadernos sobre Desarrollo Humano
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