“Todos y todas somos responsables del logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”

Entrevista a Javier Bronfman sobre el piloto que se llevará a cabo en Perú y otros 4 países para acelerar el alcance de la Agenda 2030.

26 de Septiembre de 2022

Javier Bronfman, asesor para la Integración de los ODS en PNUD para América Latina y el Caribe

Foto: Bruno Cámara Rojo / PNUD Perú

 

Durante su visita al Perú, conversamos con Javier Bronfman, actual asesor para la Integración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en PNUD para América Latina y el Caribe, antes del lanzamiento de los Diálogos para el Desarrollo, que son parte del SDG Acceleration Initiative, que se realizará durante el 28 y 29 de setiembre.  

  

¿Por qué para el Perú y los distintos países los ODS deben ser una prioridad?   

En el Perú y la gran mayoría de los países que adoptaron la Agenda 2030, hay que entender que esta agenda es un marco rector con unos objetivos que deben ser cumplidos en un plazo determinado y debieran ser la guía de los planes y procesos de desarrollo.  Son fundamentales para abrir espacios y pensar el desarrollo en torno a una serie de elementos que están vinculados entre sí y que tienen que ser pensados de manera sistémica. Entonces, nos ayuda a los países y a quienes están trabajando en temas de desarrollo a no solo pensar de forma sectorial, sino también en tratar de entender los procesos de desarrollo como sistemas interconectados.  

 

Y en esta mirada sistémica, ¿quiénes deberían de participar para lograr estos objetivos?  

Algo muy interesante de la Agenda 2030, a diferencia de lo que eran los Objetivos del Milenio, es que integra no solamente al Gobierno en el trabajo en desarrollo, sino que integra tanto a la sociedad civil como al sector privado. Entonces, impulsa a distintos actores como responsables y corresponsables de los procesos de desarrollo. Es decir, no se deja todo en manos del Gobierno y las finanzas públicas, sino que traduce también estos procesos múltiples de desarrollo a otras esferas que antes no habían sido incorporadas. Pensando en quiénes son responsables, somos todos desde donde estemos situados.  

 

¿El escenario actual de crisis sanitaria y económica, el crecimiento de la pobreza y también una potencial crisis alimentaria, ha afectado el logro de la Agenda 2030?  

Tanto la pandemia, como una serie de otros shocks se han ido acumulando y han tenido un efecto de retroceso en el desarrollo sostenible. Vemos que en muchos países en la región ha aumentado la pobreza extrema, la inseguridad alimentaria, los efectos económicos en temas de salud, la ampliación de desigualdades y el efecto desproporcionado que ha tenido sobre las mujeres en términos de mercado laboral y salud mental. El mundo ha retrocedido y estos factores, que están reflejados en la Agenda 2030, nos permiten pensar en cómo priorizamos aquellos desafíos que nos puedan llevar a acelerar la consecución de los ODS, de modo que podamos saber cuáles son las decisiones de política pública que necesitamos.  

 

Uno de los ejes de su visita ha sido el proyecto piloto global en el que solo cinco países forman parte, siendo uno de ellos Perú. ¿En qué consiste esta iniciativa? 

Es un piloto que se está realizando en una serie de países como Indonesia, Moldova, Namibia, Sudáfrica, financiados por la Cooperación Alemana de Desarrollo (GIZ), donde Perú es el único país en Latinoamérica y el Caribe. Por lo tanto, los resultados que salgan del país serán importantes, no solo para el Perú, sino que para el resto de la región y el mundo.  

 

Ahora, ¿en qué consiste esta nueva herramienta?  Estamos en la "Década de acción" y vemos que necesitamos un gran empuje. Sin embargo, no se cuenta con los recursos para invertir en absolutamente todo lo que se necesita, por lo tanto, hay que seleccionar y entender dónde están aquellos aceleradores que nos permiten avanzar.  

Lo que hace esta herramienta en cuatro fases es identificar distintos aceleradores para el logro de los ODS. Entonces, empezamos por una identificación de prioridades de desafíos, dónde están los cuellos de botella en un análisis sistémico de la situación del país, para que, en una segunda etapa, validemos estos resultados con una serie de actores, que no son solamente el gobierno, sino que la sociedad civil y el sector privado. En una tercera etapa, simulamos intervenciones para validar su nivel de interconexión con los ODS. Por ejemplo, si invertimos en un programa de salud primaria para zonas rurales, qué efecto tiene no solamente en los indicadores de salud, sino en una serie de otros indicadores de los ODS. Esa simulación propone una hoja de ruta que le permita al país tomar decisiones para poder acelerar la consecución de la Agenda 2030 y también en posibilidades de financiamiento para el desarrollo.  

  
 ¿Quiénes integran los diálogos participativos para este piloto?  

Para estos diálogos amplios se han invitado a tomadores de decisión de distintos sectores para conocer cómo ven al Perú, sus prioridades y dificultades. Los diálogos son un llamado a exponer la realidad, el conocimiento y la experiencia de una diversidad de actores con el país. De esta manera, la herramienta va a tener mucha tracción y mucha fuerza para después entregar evidencia para la toma de decisiones.  

 

¿Cuáles son las reflexiones que te llevas de la visita al Perú?  

La verdad es que ha sido sumamente interesante esta semana de escucha a muchos actores. Mi impresión es que hay un tinglado institucional realmente impresionante. Me ha sorprendido mucho que a nivel técnico los procesos, tanto de priorización como de planificación, tienen una serie de estamentos desde las políticas de Estado que se desarrollan y se conversan. Sin embargo, lo que uno ve en la realidad es que estos procesos no están blindados. Hay otra realidad más allá de lo técnico como la política social y las crisis que producen una desafección con los procesos. Entonces, ahí empiezas a observar, que no solo basta con tener una institucionalidad sólida a nivel técnico, sino que también hay que pensar en cómo esto se articula y se traslada hacia la ciudadanía. Por lo tanto, me llevo, por un lado, una visión muy optimista desde el punto de vista institucional, pero por otro lado también una sensación desafiante en torno a la Agenda 2030 y cómo alcanzar estos objetivos. Esperamos que con esta nueva herramienta podamos aportar en los procesos de priorización y de selección de distintas alternativas de desarrollo para avanzar lo más posible de aquí al 2030.