Mujeres por la Paz

Más de 300 lideresas son reconocidas como aliadas para la transformación de los conflictos sociales

21 de Abril de 2025
A group of diverse people poses outdoors with colorful signs, surrounded by stone sculptures.

Promover la paz en el contexto global actual representa un desafío urgente y complejo. En un escenario marcado por las tensiones crecientes, se requieren nuevas voces aliadas, que impulsen el diálogo en el lugar del enfrentamiento, la prevención antes que la violencia, y la búsqueda de consensos en por encima de las divisiones. Sin embargo, ¿cómo sumar más aliadas cuando, a nivel mundial, las mujeres siguen siendo sistemáticamente excluidas de las negociaciones de paz? 

El informe “Las mujeres y la paz y la seguridad" del Secretario General de Naciones Unidas demostró que en el marco de los procesos de paz entre el 1992 y 2019 las mujeres solo representaban el 13 % de quienes negociaban, el 3% de quienes mediaban y el 6% de las personas firmantes en los principales procesos de paz.

En el Perú, la situación no es muy distinta. De acuerdo, con la Defensoría del Pueblo la participación de mujeres en espacios de diálogo es de 17,3%. Esta cifra, sin embargo, mejora cuando una mujer lidera la facilitación del proceso. En cargos de representación comunal, la presencia femenina es aún más baja: solo el 4,1% de las presidencias en comunidades campesinas y el 5,4% en comunidades nativas están en manos de mujeres. La participación de autoridades mujeres en mesas de diálogo sigue siendo, en muchos casos, una excepción. 

Nueve de cada diez conflictos sociales en el Perú ocurren fuera de la capital, y los más recurrentes son los de tipo socioambiental. Apurímac, Ayacucho Loreto y Puno concentran una alta incidencia de estos casos, vinculados principalmente a actividades mineras y petroleras.  En este contexto, descentralizar la prevención y gestión de los conflictos es una tarea ineludible. Pero más allá de la descentralización institucional, resulta imprescindible fortalecer la participación ciudadana, especialmente la de las mujeres, cuya presencia es clave para orientar el diálogo y promover soluciones sostenibles. 

Ante esta situación, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) impulsó un concurso de subvenciones dirigido a organizaciones de mujeres de estas regiones que registran un alto índice de conflictividad social. Las iniciativas ganadoras elaboraron un diagnóstico sobre los conflictos sociales y un plan de fortalecimiento de capacidades para formar a mujeres promotoras de paz. Desde noviembre del 2024, el Centro Loyola de Ayacucho, la organización Empoderamiento de la Niña y Mujer Amazónica (ENMA) de Loreto, la Asociación Tarpurisunchis y la Federación de Mujeres Wiñay Warmi de la Región Puno (FEMURP) desplegaron acciones con el acompañamiento técnico del PNUD para formar a más de 300 mujeres y sostener reuniones con más de 30 autoridades.  

 

El silencio ya no es una opción

Para muchas mujeres, alzar la voz en reuniones comunitarias sigue siendo una experiencia desafiante. Las burlas, críticas o cuestionamientos son parte de la resistencia que enfrentan. Sin embargo, son ellas quienes, desde la vida cotidiana, identifican con claridad las necesidades básicas de sus familias y comunidades. 

Rosa Cachi, presidenta de FEMURP, ha vivido esta situación: “postulé para presidenta en mi comunidad y me dijeron que no gobernaría bien. Pero si nosotras administramos el hogar, ¿cómo no vamos a poder administrar nuestro pueblo?”, reflexiona. Rosa lidera una asociación de artesanas textiles que impulsa el empoderamiento económico de mujeres indígenas. Hoy, además, forma parte activa de una red de más de 130 mujeres en Puno que trabajan por la transformación pacífica de los conflictos y promueven su inclusión en la Agenda de las Mujeres de las provincias de Carabaya y Azángaro.  

“En Puno somos más de 130 mujeres aprendiendo sobre transformación de conflictos, participando en espacios de diálogo y estamos incluyendo la prevención de conflictos como un eje en la Agenda de las Mujeres en las provincias de Carabaya y Azángaro” comparte Rosa, quien sueña con algún día postular como alcaldesa de su provincia. Rosa siente mucha satisfacción de que la iniciativa que lideró ha contribuido a que más lideresas expresen sus ideas y aporten en la toma de decisiones en sus territorios. 

Woman in traditional dress sitting at a table in a garden, surrounded by flowers and a lake view.

 

Los conflictos sociales afectan de forma diferenciada a las mujeres y de esto es testigo Fiorella Pérez, quien tras pasar por una reubicación de su comunidad ubicada en Iquitos se enfrentó a la violencia por defender su hogar. “Nos trasladaron a un terreno que estaba judicializado, viví con miedo durante 11 años porque nos amenazaban de muerte y nos intimidaban”. Fiorella defiende la importancia de las voces de las mujeres en los conflictos sociales “nosotras sabemos la realidad de lo que pasa dentro de la comunidad, pero no nos toman en cuenta para poder solucionar o llegar a una mesa de diálogo para que no ocurran estos conflictos sociales”. 

“Junto a 30 hermanas hemos creado dos Comités de Prevención de Conflictos en comunidades de Iquitos y estamos formalizando la Red de Mujeres de Loreto para prevenir los conflictos sociales”, comenta orgullosa Fiorella Pérez junto a sus compañeras Juana Del Águila, Melita Ortiz y Alma Icahuate. Estos comités son espacios claves para prevenir futuros conflictos por saneamiento de tierras que en el pasado afectaron la vida de Fiorella y su familia.  

Four women in matching t-shirts smile and hold a sign outdoors surrounded by flowers and greenery.

 

Tejiendo redes de articulación 

Fiorella y Rosa coincidieron en el encuentro Mujeres por la Paz, un espacio de intercambio, formación y articulación que reunió a lideresas de distintas regiones del país. Durante las jornadas, se desarrollaron talleres sobre vocería, gestión de conflictos, participación política y estrategias de incidencia. Además, se sentaron las bases de una red nacional de colaboración orientada a fortalecer el diálogo social desde las voces de las mujeres. 

El PNUD reconoció la labor de estas lideresas y reafirmó el compromiso de seguir apoyando a que más mujeres tengan cada vez más presencia y participación significativa en los espacios de diálogo. Esto se traduce en una participación plena, efectiva e igualitaria en los espacios de la comunidad que implica incrementar su presencia física en espacios de ámbito público y la interacción entre mujeres representantes y mujeres representadas.  

 
Rimanakuy: nos estamos escuchando: 

El encuentro “Mujeres por la Paz” fue promovido en el marco de Rimanakuy, un proyecto impulsado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OACNUDH), el Coordinador Residente del Sistema de Naciones Unidas y el Gobierno del Perú, que busca fortalecer el sistema de prevención y gestión de conflictos a nivel nacional y realizar aportes claves a la protección de los derechos humanos. La iniciativa cuenta con el apoyo del Fondo para la Consolidación de la Paz (PBF, por sus siglas en inglés) del secretario general de las Naciones Unidas. 

Rimanakuy, que en quechua significa “nos estamos escuchando”, es un llamado a construir una cultura de paz a través del diálogo, la empatía y el respeto a los derechos humanos. Escuchar las preocupaciones y aspiraciones de las comunidades, fortalecer la confianza entre ciudadanía e instituciones, y garantizar una participación igualitaria son pasos fundamentales hacia un país más justo, equitativo y en paz.