Cinco maneras de repensar el voluntariado corporativo

26 de Junio de 2020

El voluntariado ha sido uno de los más importantes protagonistas en la emergencia sanitaria. En todas sus formas y alrededor del mundo, el capital humano se ha vuelto clave para dar soporte a las respuestas de los gobiernos ante las necesidades y brechas que ha traído consigo el COVID-19. Sin embargo, las medidas de distanciamiento físico han influido en gran manera sobre cómo se diseña, adapta e implementa una estrategia de voluntariado.

Por eso, el pasado 18 de junio realizamos el Encuentro de líderes de voluntariado corporativo: la crisis como oportunidad, desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a través de Empresas que Inspiran en alianza con Ikigai Laboratorio Social. Así, abrimos un interesante diálogo con expertos internacionales, quienes compartieron a más de 80 líderes de empresas latinoamericanas, sus experiencias, aprendizajes y opiniones sobre los retos y las oportunidades para que el voluntariado corporativo sea un catalizador del desarrollo tras la pandemia.

Para responder a esta nueva normalidad, debemos reaprender, adaptarnos a los cambios constantes y aprovechar las nuevas oportunidades que permitan expandir el voluntariado y su impacto. Aquí resumimos cinco ideas expuestas por los expertos del encuentro:

Atender nuevas necesidades

Es necesario repensar y reorientar las estrategias de voluntariado corporativo para atender las necesidades más inmediatas, no solo fuera, sino también dentro de las empresas. Para Carmen Ramírez, Oficial de Comunicaciones para Latinoamérica y el Caribe de Voluntarios ONU, la pandemia nos permite identificar brechas al interior de las organizaciones y grupos de interés. Por ejemplo, ¿cómo atendemos las necesidades de salud mental y violencia que viven colaboradores, proveedores y distribuidores?

También es posible pensar al voluntariado corporativo como una estrategia de las empresas para fortalecer la resiliencia y sostenibilidad de los grupos de interés de las cadenas de valor, como las MiPyMes. Y a su vez, fuera de las empresas, visibilizando información a las comunidades.

Usar tecnologías y digitalización

Para Raaida Manaa, Manager for Global Advocacy and Partnerships de IAVE, el uso de la tecnología y la digitalización nos abre la gran oportunidad de tener nuevos alcances territoriales, expandir un programa de voluntariado e involucrar a más voluntarios.

Asimismo, Manaa resalta la importancia de entender la diferencia entre voluntariado remoto y voluntariado digital. En muchas ocasiones, podemos impulsar una acción con una repercusión en una comunidad, sin estar presentes o conectados en ese momento. Son estos formatos híbridos los que tomarán mayor presencia en el nuevo normal.

Algunas experiencias compartidas al respecto son la de los voluntarios que envian SMS y mensajes por redes sociales para prevenir y denunciar la violencia basada en género; así como la de aquellos que dan soporte emocional mediante llamadas a personas con discapacidad.

Adaptarse a las brechas de conectividad

Pero ¿qué pasa en un país como Perú donde las brechas de conectividad son aún latentes y pueden dificultar el voluntariado digital? Un claro ejemplo ha sido Guerrero Emprendedor, programa nacional de formación y fortalecimiento para microemprendedores afectados por el COVID-19.

Considerando estas brechas, este programa, impulsado por el PNUD junto a empresas privadas y organizaciones sociales y públicas, utilizó herramientas digitales de fácil alcance para los emprendedores, como Facebook, WhatsApp y YouTube. A la fecha, ha logrado formar a más de 400 microemprendedores, de la mano de más de 200 voluntarios profesionales, en materia de ventas, educación financiera y resiliencia en los negocios.

Ser creativos e innovar

El pensar fuera de la caja y adaptarnos a nuevos contextos, como el ejemplo anterior, nos exige ser cada vez más innovadores. Marta Gil, Directora de Promoción de Voluntariado de CaixaBank España, distingue la creatividad y la innovación, siendo esta última la capacidad que tenemos para gestionar ideas creativas. Si bien la pandemia nos reta a crear nuevos formatos, temáticas y modalidades de voluntariado, estas deben ser diseñadas y administradas dentro de lo real y posible.

Impulsar alianzas

La forma en que innovemos dependerá también de nuestras alianzas estratégicas. Los expertos reiteran la necesidad de engranar con el “voluntariado informal”, aquellas soluciones emprendidas desde las organizaciones sociales de base. Los gobiernos locales tienen el poder de intervenir en los territorios y son clave para facilitar la conexión entre comunidades y empresas.

“Los voluntarios suelen ser quienes primero actúan en momentos de crisis, crean vínculos sociales, dan voz a los grupos vulnerables y ayudan a crear comunidades resilientes” – Antonio Guterres, Secretario General de la ONU

Aunque existen todavía muchas interrogantes y desafíos por resolver, las grandes y tangibles oportunidades del voluntariado —corporativo y en todas sus formas— son más visibles que nunca. Si las sabemos aprovechar con creatividad, innovación y nuevas alianzas nos permitirán impulsar un verdadero desarrollo inclusivo y sostenible en nuestros países.

 

Empresas que Inspiran es la red de empresas en el Perú convencidas del valor estratégico del voluntariado corporativo. Es facilitada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, impulsada por Fundación Telefónica, Cálidda Gas Natural de Lima y Callao, ISA REP, Belmond Hoteles, Nexa Resources y conformada por más de 50 empresas a nivel nacional. Para conocer más, ingresa a www.empresasqueinspiran.pe