Resiliencia migrante

Por Giovanna Brazzini y Maria Paula Núñez, programa de Prosperidad y Reducción de la Pobreza

4 de Diciembre de 2023

 

Hoy Perú acoge a más de 1.51 millones de personas venezolanas y más de 532,000 han solicitado la condición de refugiado(a) en los últimos años, informó la Superintendencia Nacional de Migraciones. En este contexto es importante visibilizar que mayoritariamente, el 50,6% son mujeres y el 49,4% son hombres (INEI 2022). 

Desde el inicio del proceso migratorio, las personas pueden estar expuestas a múltiples violencias, en función de las condiciones en las que se esté realizando el tránsito. Dependiendo del nivel de precariedad del trayecto, las mujeres y niñas pueden verse expuestas a la discriminación, explotación, así como al abuso sexual y los malos tratos físicos y psicológicos, la violencia, la trata de personas y las formas contemporáneas de esclavitud (ACNUR). 

“Para llegar hice transbordos desde Venezuela y me asusté cuando vi la inmensidad del desierto del norte de Perú”, afirma Roselyn Martínez (29), emprendedora que arribó a Perú con gran incertidumbre, ya que era la única persona en su familia en migrar a Lima desde su país de origen. “Cuando salí de Venezuela sentí que me arrancaron la piel, sentí que muté”, agrega Vanessa Avedaño (34), gestora cultural y emprendedora. 

Las personas migrantes al llegar a un nuevo destino enfrentan desafíos para acceder a un empleo decente, la xenofobia, la informalidad, los bajos salarios y las largas jornadas laborales. “Pasé por varios trabajos antes de empezar con el emprendimiento. He vendido repuestos de maquinaria, he trabajado en restaurantes, me metía en todo lo que podía encontrar”, agrega Roselyn. 

De acuerdo con información de la Encuesta dirigida a Población Venezolana (ENPOVE 2022) en el Perú, si bien el 97.9% de la Población Económicamente Activa (PEA) migrante está ocupada, el 80% no tiene un contrato laboral. La presencia de un gran número de migrantes en el sector informal, dominado por la precarización laboral, trae consigo consecuencias como, por ejemplo, que el 73% de la comunidad venezolana no tenga acceso a un seguro de salud. 

Además de enfrentar condiciones laborales precarias, las mujeres migrantes también se ven afectadas por el acoso, el hostigamiento sexual y las tareas de cuidado que limitan su integración económica, que es incluso menor a la de sus compatriotas masculinos. Estas son solo algunas de las vulnerabilidades que las mujeres migrantes afrontan en sus esfuerzos por integrarse. 

Esta falta de protección se hace evidente en la gran cantidad de casos que han sido reportados por Violencia Basada en Género por personas refugiadas y migrantes de Venezuela. Entre 2020 y 2021, hubo un aumento del 60% en los casos denunciados por mujeres migrantes a nivel nacional. Cabe mencionar que cuando las mujeres y niñas migrantes se encuentran en situación irregular, es menos probable que presenten una denuncia por actos de violencia, ya que existe el temor de ser detenidas o deportadas (Naciones Unidas 2019)

A pesar de ello, mujeres migrantes vienen impulsando emprendimientos que posibilitan su subsistencia y en muchos casos la de sus familias. Es así que para promover su integración socioeconómica en el Perú, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con el financiamiento de la Cooperación Suiza, lanzó CREANDO, una plataforma que busca fortalecer e impulsar las capacidades de emprendimiento y resiliencia de la población migrante y refugiada, a través de una comunidad online de aprendizaje.

Roselyn es una de las socias y fundadoras de “Casco Urbano”, un negocio dedicado a la venta de artículos de bicicletas online. Gracias a las lecciones aprendidas de los cursos de educación financiera promovidos por CREANDO, así como a las experiencias compartidas con sus pares, ha logrado ampliar el portafolio de sus servicios y abrir un local en el distrito de Miraflores, colindando con una de las ciclovías más transitadas de la capital peruana. 

“He aprendido mucho del negocio, sin embargo, hay personas que cuestionan lo que sé porque soy mujer o extranjera”, lamenta. Como menciona la ENPOVE, las mujeres migrantes son las más afectadas por actos xenófobos en Perú. 

Fomentar la inclusión social y económica de las mujeres migrantes mediante sus emprendimientos es clave para prevenir las múltiples violencias de género. Por ello, desde un inicio, CREANDO incentivó la participación de esta población, llegando a representar un 80% de la segunda generación graduada. Para alcanzar los objetivos planteados, las emprendedoras también participaron en cursos de logística y salud mental, ofrecidos por WOCCU - World Council of Credit Unions y la startup MUSA. Para este 2024, desde un enfoque de género, se busca fortalecer las redes de soporte a estas mujeres reforzando los canales de denuncia y cuidado frente a la violencia de género.

Las mujeres migrantes se identifican con el Perú y gran parte de la población pretende quedarse en el territorio y aportar con su talento. Por ello, las medidas de integración socioeconómicas, que incluyen la cohesión social, son necesarias para no dejar a ninguna mujer atrás.