Por una digitalización inclusiva con lentes de género

Por: Laboratorio de Aceleración y Unidad de Género PNUD Perú

20 de Marzo de 2023
Gráfico tipo collage, con el texto "Por una digitalización inclusiva con lentes de género"

 

Hemos visto como nuestras pantallas se han vestido de violeta con mensajes sobre el 8 de marzo (8M), Día Internacional de la Mujer, ya sea resaltando las luchas de las mujeres para buscar sociedades más igualitarias o recordándonos los enormes desafíos aún  pendientes. Este 8M las Naciones Unidas, en el marco de 67ª sesión de la Comisión sobre el Estatus Jurídico y Social de la Mujer (CSW67), ha hecho un llamado a reflexionar sobre una de las brechas que se puso en mayor evidencia durante la pandemia por la COVID-19: la brecha digital de género. Esta brecha incluye no sólo la diferencia entre hombres y mujeres en el acceso a internet y uso de dispositivos digitales como celulares, computadoras o tablets, sino también, en la producción y acceso a contenidos, así como en las habilidades tecnológicas con las que contamos para esto.  En definitiva, la cancha está inclinada para nosotras las mujeres; aún más de acuerdo al lugar donde naces, la edad que tienes, la orientación sexual que tengas, el color, una serie de elementos que hace que todo sea más cuesta arriba.

Un informe del INEI (2022) muestra que en el Perú al 2021 el 70.1% de las mujeres usaba internet, frente a un 42.2% en el caso de las mujeres rurales, que es una diferencia de casi 10% con sus pares masculinos. En la última década, la brecha de género en el acceso digital en países de ingresos bajos y medios ha representado una pérdida de un billón de dólares americanos de su PBI y un sin número de pérdidas de oportunidades. Y nuevamente ¿a quién le impacta este enorme costo social y económico? Pues sí, a las mujeres. António Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, ha destacado que “las mujeres representan hoy menos de una tercera parte de la masa laboral en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, representando ellas la mitad de la población”. Además, un análisis publicado en el Stanford Social Innovation Review de 133 sistemas de inteligencia artificial en diferentes industrias evidenció que el 44.2% de estos sistemas presentaba sesgos de género. Pero, la inclusión digital no consiste únicamente del acceso a internet o los ingresos perdidos por falta de conocimientos digitales, también es el espacio digital que tienen las mujeres para expresarse y ejercer una ciudadanía activa. ¿Cómo podemos hablar de una transformación digital que sea inclusiva, si desde el inicio las mujeres están fuera de la cancha de juego?

La experiencia virtual que vemos en redes sociales muestra dos caras opuestas de las vivencias de las mujeres peruanas. Por un lado, de acuerdo con un reporte realizado por la herramienta de escucha en redes sociales (social listening) Digimind para PNUD Perú, observamos el merecido orgullo por los logros de peruanas emprendedoras que están abriendo camino a nivel global para que otras sigamos sus pasos, y que celebramos con #MujeresEmprendedoras o #LibertadFinanciera. No debe pasar desapercibido que muchas de ellas emprenden en ciencia y tecnología, como Mariana Costa de Laboratoria, Mónica Ramos de Musa, Theresa Ochoa de la Universidad Cayetano Heredia o Dely Goicochea de Tecky Brain Makers.

Por otro lado, el reporte indica que las redes están siendo usadas como espacio de reflexión y denuncia pública de múltiples casos de violencias contra mujeres en su diversidad. Indica también que existen por lo menos dos razones por las que víctimas de violencias deciden utilizar las redes para relatar y denunciar a sus agresores: En primer lugar, le da visibilidad a su denuncia, alerta a potenciales víctimas y se convierte en un espacio para recuperar la voz que es silenciada en su día a día. En segundo lugar, ante la falta de confianza en instituciones como la Policía o la Justicia, las redes no solo acompañan, sino que hasta reemplazan las denuncias formales. No es coincidencia que en las marchas del 8M en toda la región América Latina se repita la misma frase: “El Estado/La policía no me cuida, me cuidan mis amigas”.

Gráfico de pie que indica cuáles son los porcentajes de menciones por tipo de violencia basada en género. Violencia física y sexual (61.7%), Violencia contra mujeres trans (15.0%), Violencia piscológica (9.3%), Violencia política (6.3%), Violencia económica (5.0%), Violencia virtual (2.6%)

Análisis de las 5000 menciones con más interacción sobre violencia basada en género en el entorno digital peruano durante el último año.

Fuente: Informe de Digimind elaborado para el PNUD.

 

Por otro lado, en las redes sociales la revictimización[1] es un riesgo tan real como fuera de las redes, lo que limita aún más los espacios de denuncia disponibles para las poblaciones más vulnerables. Por ejemplo, el mismo reporte de escucha en redes nos arroja cuatro tipos de respuesta ante denuncias de violencias: “No creo que sea verdad, ¿por qué no dijo algo antes?”; “la violencia no tiene género”; “las mujeres son más débiles”; e incluso “los hombres de verdad no hacen eso…es poco hombre”, que continúa reforzando los estereotipos de género. 
 


[1] Definida por Save the Children como “la respuesta que da el sistema a una víctima. Esta respuesta hace que la persona reviva la situación traumática y vuelva a asumir su papel de víctima. Esta vez no es sólo víctima de un delito, si no de la incomprensión del sistema.”

Foto de una manifestación. Una mujer lleva un cartel que dice "El Estado no me cuida, me cuidan mis amigas". Atrás de ella hay policías con cascos y escudos.
Foto: Melanie Soca

Mientras leemos este blog es conveniente reflexionar: ¿Cuál es el papel que estamos jugando para cerrar la brecha digital? ¿Cómo estamos ayudando a las mujeres en nuestras vidas a aprovechar todas las oportunidades que la digitalización puede brindarnos? ¿Nuestra conducta online contribuye a crear un espacio seguro dentro de las redes sociales? 

Desde el PNUD, participamos durante once días, junto a líderes de todo el mundo de las discusiones sobre el acceso, brechas y oportunidades de la digitalización para las mujeres, en la CSW67. Sabemos que la inclusión digital puede ayudar a promover la democracia y los derechos humanos, impulsando nuevas formas de ejercer ciudadanía y participar de la vida política, siempre y cuando estos espacios sean igualitarios y libres de estereotipos. También sabemos que la exclusión digital que experimentan millones de mujeres y niñas tienen un impacto económico y social en sus vidas y en el desarrollo de nuestras sociedades, y que su inclusión sin una mirada de género solo replicará las desigualdades presentes fuera de la virtualidad. Estamos trabajando apoyando a los países a construir ecosistemas digitales inclusivos que funcionen para la participación real de mujeres y niñas en todo el mundo. 

Queda mucho por hacer para alcanzar la igualdad de género, pero el impulso de una digitalización inclusiva, es nuestro firme compromiso y sólo un primer paso para avanzar en este camino.