“Tenemos que repensar a la gobernabilidad como la generación de oportunidades”

23 de Octubre de 2019

Jairo Acuña Alfaro, Líder de Gobernabilidad y Construcción de la Paz para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Foto: Giulianna Camarena/ PNUD Perú

En camino al XII Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo (FMMD), a realizarse en Quito este año, Jairo Acuña-Alfaro, Líder de Gobernabilidad y Construcción de la Paz para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, visitó el Perú para compartir experiencias sobre migración y gobernabilidad en América Latina.

 

Pregunta.- ¿Cuál es la situación actual de la gobernabilidad en América Latina?, ¿Cómo la definirías?

Respuesta.- Jairo Acuña-Alfaro (JA): Vivimos y experimentamos tiempos complejos y convulsos en la región. Las recientes protestas masivas ciudadanas son una alerta temprana que estamos en un momento clave, tenemos que darle una vuelta rápidamente al entendimiento del ejercicio del poder como la generación de oportunidades. Oportunidades para que las personas puedan mejorar sus condiciones de vida.

P.- Frente a la desigualdad que existe en la sociedad, ¿qué importancia cobra la generación de oportunidades?

R.- (JA): Ese es el tema central. Si entendemos que las vías de desarrollo en América Latina son la productividad, la inclusión y resiliencia, es precisamente la gobernabilidad efectiva la que va a pavimentar este desarrollo, la que va a pavimentar la construcción de estas oportunidades. Oportunidades de desarrollo socioeconómico y participación significativa, oportunidades de transformación institucional, es decir, las que se pueden generar a las instituciones del Estado a responder a las demandas de los ciudadanos. Y oportunidades de convivencia pacifica y seguridad ciudadana.

América concentra el 8% de la población mundial pero el 33% de los homicidios a nivel mundial ocurren en América Latina y el Caribe. Las tasas de homicidio son alrededor de 4.5 veces mayores que el promedio mundial. 17 de los 20 países más violentos están en América Latina.

Pero no es solo el tema de los homicidios, sino todo el conjunto que significa la seguridad ciudadana, la multidimensionalidad de la inseguridad y los sistemas de conflictividad social y política.

P.- ¿Qué es lo que podemos hacer desde el Estado y las comunidades para mejorar la situación de la inseguridad?

R.- (JA): Tenemos que recuperar los espacios por medio de los cuáles las instituciones del Estado responden a las nuevas dinámicas de convivencia pacífica. Recuperar la confianza de los ciudadanos a las instituciones del sector público y sobre todo a las instituciones encargadas de proveer seguridad ciudadana.

Cuando un ciudadano se siente inseguro, o es víctima de una actividad delictiva ¿a quién acude? Al Estado, a la policía, a las instancias judiciales, para que le resuelvan su problema. Entonces hay que recuperar la capacidad de las instituciones del Estado de responder a estas demandas ciudadanas.

Recuperar los espacios de participación colectiva no en el sentido de involucrarse solamente en políticas públicas ni en campañas políticas, sino en el espacio cotidiano de interacción entre los habitantes. Que sea un espacio seguro. Que la gente se sienta segura de caminar, que conozcan a sus vecinos, que sepan como es el entorno y cómo ese entorno les genera oportunidades de una convivencia más pacífica.

P.- Y ¿qué tan importante es la participación ciudadana no solo en el espacio cotidiano, sino en política?

R.- (JA): Fundamental. Es en estos espacios donde se eligen los programas, proyectos, que van a tener un impacto en su calidad de vida. En América Latina en los últimos 12 meses hemos tenido 6 elecciones presidenciales (sin incluir las de este domingo en Bolivia). Se han convocado a 286 millones de personas a votar, pero 84 millones por alguno motivo u otro han decidido no participar en el proceso electoral. Entonces, hay una apatía hacia los procesos electorales, y es justamente en estos procesos electorales donde se sientan las bases que luego generarán políticas públicas de apoyo a oportunidades, o no, de mejorar la productividad, bajar los niveles de desigualdad, de mayor resiliencia, y es ahí donde se define la política del estado de cómo se va a responder a esta nueva dinámica de convivencia.

P.- ¿Sin participación ciudadana entonces no hay el feedback necesario para poder generar oportunidades?

R.- (JA): Le dificulta al tomador de decisión comprender realmente como involucrar a la ciudadanía en la respuesta que se les da a sus demandas sociales.

P.- Con respecto a la necesidad de recuperar la confianza en las instituciones del Estado, ¿crees que es por un problema de transparencia?

R.- (JA): Los avances tecnológicos hoy en día nos permiten tener más información, pero no necesariamente mayor conocimiento.

Hoy tenemos más acceso a información. Casi todos lo países de Latinoamérica tienen leyes de acceso a información. Ya hay un compromiso público, estatal, de que se va a proveer información y se van a mejorar los procesos de transparencia. Tenemos más información de lo que pasa alrededor pero no necesariamente es verídica, ni información oficial, ni información comprobada. Entonces, hay más información, pero no necesariamente más conocimiento del esfuerzo que hacen las instituciones para transparentar lo que están haciendo.

P.- Si tuvieras que definir un solo desafío para establecer una gobernabilidad efectiva en América Latina, ¿cuál sería?

R.- (JA): Tenemos que comprender que la gobernabilidad está cambiando. Y no podemos resolver los problemas del desarrollo con el mismo pensamiento que teníamos cuando se establecieron las democracias en América Latina. Esto significa, en términos concretos, que tenemos que repensar a la gobernabilidad como la generación de oportunidades.

P.- ¿Y cuáles son los factores que tenemos que trabajar para lograr una gobernabilidad efectiva?

R.- (JA): Tres vertientes principalmente. Generar oportunidades de desarrollo socioeconómico y participación significativa. Generar oportunidades de transformación institucional en el entendido que las instituciones del Estado y sector privado y sociedad civil deben responder de manera diferenciada a las necesidades de los habitantes. Y tercero, la generación de oportunidades de mejora de la convivencia pacífica y la seguridad ciudadana. Estas tres vertientes siempre bajo el tutelaje del Estado de Derecho y la protección de los derechos humanos.

P.- ¿Cómo ha influido la situación migratoria, específicamente en América Latina, en la gobernabilidad?

R.- (JA): Nos está haciendo repensar a la migración como un problema de desarrollo y no solamente de ámbito de respuesta humanitaria. Te doy un ejemplo, normalmente en Latinoamérica habíamos entendido la migración como la expulsión de ciudadanos hacia otra región, por falta de oportunidades socioeconómicas o por la situación de inseguridad ciudadana.

Si consideramos que el número de venezolanos fuera de su país creció de 700 mil en el año 2015 a más de 4,3 millones en el 2019 (datos al 5 de Setiembre), con cerca del 80% de estos ubicados en América del Sur, principalmente Colombia, Perú y Chile, entonces este es quizá el desplazamiento poblacional más grande en la historia moderna de América Latina. Los efectos de esta movilidad humana están sobrepasando las capacidades de respuesta de las administraciones locales, obligando a las autoridades públicas en la región a adoptar una variedad de medidas para soportar, incluyendo reasignaciones presupuestarias, así como medidas legislativas, reformas institucionales y cambios en políticas migratorias.

En resumen, la migración nos está haciendo repensar la gobernabilidad. Si no pensamos en las causas y consecuencias de la migración cuando hablamos de desarrollo sostenible, no podremos afrontar las desigualdades y falta de oportunidades. La migración está cambiando y desafiando la gobernabilidad de las sociedades, incluyendo la importancia cada vez mayor de las ciudades para crear oportunidades y el funcionamiento de las economías. La atención a población migrante es atención a problemas de desarrollo así como brindar oportunidades es la respuesta responsable al desarrollo sostenible. La Agenda 2030 es un marco integral para abordar causas y consecuencias de la migración, donde no dejar a nadie atrás también significa avanza en inclusión de los más vulnerables en comunidades de acogida.

Ahora tenemos que pensar en cómo fortalecemos las capacidades de respuesta de las instituciones del estado, que ya tienen dificultad para atender a su población tradicional, para dar respuesta a estos migrantes que se van a quedar en sus territorios. Genera tensión social pero también institucional; cuáles son los recursos, capacidades y cuáles son los nuevos marcos normativos que se usarán para atender a la población migrante que probablemente no retornará.

P.- ¿Visto no como una situación transitoria sino permanente?

R.- (JA): Por lo menos en el mediano plazo, sí.

P.- ¿Cuáles son las actividades de las que has participado estando en Perú?

R.- (JA): Han sido dos actividades, primero el foro sobre ciudades de acogida, que ICMPD, el PNUD y la Unión Europea están organizando, para recoger experiencias e información que se van a presentar en el foro mundial de migraciones en Quito.

Y luego un encuentro de cuatro oficinas país de PNUD que vienen implementando programas de atención a los migrantes y compartiendo información entre ellos sobre desafíos, resultados obtenidos y cómo se puede retroalimentar entre ellos para mejorar la respuesta que tenemos como PNUD al tema de la migración; donde nuestra ventaja comparativa es la respuesta de desarrollo y no la respuesta humanitaria.

Es decir, la migración es un tema de desarrollo y las dinámicas actuales que vemos en la región refuerzan esta visión y en particular la sostenibilidad del desarrollo. Es también un tema de convivencia pacífica y de sostenibilidad del proceso migratorio. Nos está haciendo repensar la gobernabilidad de las comunidades de acogida, las formas de asegurar esquemas de convivencia pacífica e inclusiva en estas comunidades y las oportunidades que se generan tanto en las zonas de origen como de destino.

 

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Entrevista por: Daniella Toce