Las Naciones Unidas ha declarado el 22 de mayo como Día Internacional de la Biodiversidad. Este año el tema se enfoca en priorizar acciones, partiendo de los acuerdos y el marco que se estableció en la pasada COP15 de Kunming-Montreal para recuperar y reconstruir la diversidad biológica.

Cuando pensamos en diversidad biológica rápidamente lo asociamos con las diferentes especies de fauna, flora, microoorganismos y demás formas de vida que existen en los diversos ecosistemas y hábitats del mundo. Pero en realidad el concepto de biodiversidad tiene un valor más fuerte que su propia riqueza natural y genética. Desde los servicios ecosistémicos (alimentos, agua, beneficios recreativos o culturales) que nos provee a partir de sus interacciones, los recursos que necesitamos y que utilizamos, hasta la generación de medios de vida sostenibles.

En el Proyecto “Promoviendo Territorios Sostenibles y Resilientes en Paisajes de la cadena Volcánica Central de Guatemala” nuestro objetivo se direcciona hacia la generación de múltiples beneficios ambientales incorporando aspectos de conservación de la biodiversidad y de gestión sostenible de la tierra en paisajes productivos de la Cadena Volcánica en Guatemala. Conservar la biodiversidad es un reto al que nos enfrentamos en un mundo que demanda cada vez más recursos y donde la tendencia es hacia la reducción de ecosistemas naturales que albergan a la biodiversidad. Es por esto que debemos tomar acciones y dirigir esfuerzos y recursos para alcanzar un equilibrio entre las demandas de la sociedad y la conservación de la biodiversidad.

Desde el Proyecto hemos implementado programas de monitoreo biológico que se han orientado a generar datos sobre presencia de especies priorizadas y no priorizadas. Hemos logrado registrar la presencia de 175 especies de aves, entre estas especies amenazadas como Pavo de Cacho (Oreophasis derbianus), Quetzal (Pharomachrus moccino) y Tangara Chiapaneca (Poecilostreptus cabanisi). 44 especies de mamíferos de las cuales destacan especies con rangos hogareños grandes como Jaguarundi (Herpailurus yaguarundi) y Margay (Leopardus wiedii) lo que evidencia la necesidad de corredores biológicos en los paisajes de la Cadena Volcánica y 38 especies de anfibios, un grupo fuertemente amenazado y con declives en sus poblaciones por reducción de hábitat, contaminación de recursos hídricos y enfermedades relacionadas también a cambio climático.

Sin embargo, conservar y reconstruir la biodiversidad no se limita únicamente a la creación de reservas naturales o áreas protegidas como santuarios o sitios de refugio aislados en medio de paisajes productivos. El propósito debe centrarse en la gestión sostenible de paisajes que combinan diferentes usos, donde agricultura, sistemas agroforestales, industria y áreas urbanas no restrinjan el establecimiento, desplazamiento y flujo genético de la biodiversidad. Esto implica la creación de sistemas interconectados que promuevan el desarrollo de la diversidad biológica y que sean estables a largo plazo.

Te invitamos a descubrir las medidas que el proyecto lleva a cabo para abordar la necesidad de conservación a nivel de paisaje, mediante el fortalecimiento de cadenas de valor, restauración y la implementación de herramientas de manejo de paisaje en los siguientes enlaces: