“Sobrevivir en tiempos de crisis en comunidad organizada”: Historia de una Red de Costureras

11 de Julio de 2020

Escrito por: Paulina Jiménez Aguilar, Responsable de Mapeo de Soluciones

En Ecuador, el 16 de marzo se declaró la emergencia sanitaria por COVID-19. Se paralizaron todas las actividades, entre esas, el sector informal que se sostiene sobre la interacción física, el puerta a puerta, y el boca-oreja colaborativo, características propias de la economía popular.

Recibí una llamada de Laura Villagómez, quien había compartido su historia de vida en el evento Biblioteca Humana.“Tengo una red de costureras que están paradas y podríamos hacer trajes de protección”, me dijo.  Sin duda, me pareció una gran oportunidad, pero ¿cómo hacer de esta colaboración un proceso sostenido y no una acción puntual?

Con esta idea primigenia, el Laboratorio de Aceleración del PNUD en Ecuador, junto con las compañeras del Área de Desarrollo Económico, DIY Club y su red de costura concebimos el proyecto “Pago por Formación”. Así surgió una estrategia para reactivar los medios de vida de una red de familias costureras, inmigrantes y nacionales. Mediante la formación teórica y práctica en fabricación de trajes de protección esta red obtendría un reconocimiento económico.

Desde su inicio, quedó claro que este emprendimiento no se quedaría solamente en la fabricación de estos equipos, sino que tendría un énfasis en promover formas colaborativas, abiertas y horizontales de organización. Poníamos en marcha una red socioeconómica en la que surgiría la empatía, la solidaridad e incluso el  afecto, poniendo el aprendizaje e intercambio de conocimientos como un activo importante.

Emprender en red

Una primera cohorte de 29 familias dedicadas a la costura recibió formación en la fabricación de equipos de protección personal. Entre teoría y práctica, alcanzaron a fabricar 774 equipos de protección personal que fueron aprobados por varias unidades de salud ocupacional (Ministerio de Agricultura y Ganadería y Hospital del Instituto Ecuatoriano de la Seguridad Social-IESS de la ciudad de Machala).

Estos productos realizados cuentan con fichas para el consumidor, que vinculan el traje a la familia que la fabricó. 

Durante este proceso, las familias crearon microrredes por proximidad, para poder colectivizar algunas de sus herramientas, como cortadoras y máquinas, haciendo de los bienes privados, bienes comunes para no dejar a nadie atrás.

Sobre la asociatividad

Han adquirido destrezas en emprendimiento y recibirán asistencia técnica por parte del Área de Desarrollo Económico del PNUD con las guías digitales En marcha.

En alianza con CONQUITO, las familias participantes vienen aprendiendo sobre herramientas técnico-legales para la asociatividad, y se encuentran en el proceso de registro de la Asociación Textilera “Sin Fronteras”. Al momento han alcanzado a desarrollar su reglamento y han establecido metas colectivas y metas individuales como a nivel de familia o taller.

Todas las decisiones son tomadas en diálogo, en reunión. Las personas con menos posibilidades que no cuentan con una máquina recta y una máquina overlock, pasan a ser “incubadas” o mentoreadas por un taller que sí tiene las máquinas hasta obtener ingresos y poder contar con estas herramientas”, comenta Daniela Armendáriz de DIYClub.

Una red de solidaridad, afectos y aprendizaje

Las mujeres que lideran este proyecto han apostado por el intercambio de conocimientos facilitando talleres gratuitos ofrecidos por la propia red, trocando patrones y resolviendo consultas. En esta red, además de formación, se ha ido tejiendo el cooperativismo, los afectos, la esperanza y la solidaridad. Así como se llenan bovinas, se comparte el canto.

Cuando pregunto, cómo esta red ha contribuido a sus vidas en la crisis, más allá de una posibilidad para salir adelante,  de ser un medio de vida, ellas hablan de unión, de descubrir capacidades propias porque alguien cree en ti, de trabajo en equipo y de esperanza. En palabras de Gervacia Rodríguez:

Esta red, ha contribuido a mi vida, a mi familia, de manera significativa porque nos permitió entender que no estamos solos y que es posible sobrevivir en el tiempo de crisis cuando nos organizamos, cuando formamos parte de una comunidad organizada. Cuando no hacemos las cosas solos, cuando nos dejamos ayudar de los otros y cuando nos permitimos ayudar a los demás. Cuando nos alegramos del trabajo de los otros, entendemos que nuestras vidas tienen sentido y nos estamos preparando para un nuevo rumbo”.

Si te interesa ampliar la red y/o apoyar a este emprendimiento de la economía popular puedes escribirnos a: paulina.jimenez@undp.org