Pregunto, luego soluciono…con otros

Experiencias y lecciones del mapeo de soluciones en energías renovables

13 de Febrero de 2023

 

 

Las soluciones que mapeamos tienen un mismo principio: surgen de personas o grupos que buscan resolver un problema que los preocupa o afecta con recursos simples y creativos y, para hacerlo, revisan qué hicieron otros con los mismos problemas o inquietudes. En ese camino y antes de encontrar una solución, ellas se preguntan cómo hacer para mejorar su calidad de vida o aportar un grano de arena al desarrollo. El mapeo de soluciones de energías renovables no es la excepción y hay tres historias —destacadas por la campaña People Powered de la Red de Laboratorios de Aceleración— que lo ejemplifican.

Cada una de estas historias partió de interrogantes específicos que derivaron en diferentes recorridos. ¿Cómo un niño puede estudiar sin luz? ¿Cómo iluminar los barrios inseguros? ¿Cómo vivir sin una heladera? ¿Cómo se conservaban las frutas y verduras antes de su invención? ¿Cómo funciona el aerogenerador de autoconstrucción (DIY) más utilizado del mundo? ¿Cómo traerlo a Argentina? Pasen y lean.

Se prendió una lamparita…distinta: Litro de Luz Argentina. Un grupo de personas interesadas en brindar soluciones de iluminación para comunidades en situación de vulnerabilidad abre un capítulo nacional de “Litro de Luz”. Esta iniciativa, iniciada en Filipinas, utiliza piezas disponibles localmente: paneles reutilizados, baterías y fuentes de alimentación simples para hacer iluminación renovable y de bajo voltaje. Sus voluntarios también enseñan a las comunidades cómo reutilizar botellas de plástico y materiales de origen local para iluminar sus hogares, negocios y calles.

Se investigó el pasado para pensar el futuro: La Caja Verde. Un día, como cualquier otro, Héctor Pereyra se dio cuenta que su heladera había dejado de funcionar. Si bien al tiempo se acostumbró a vivir sin ella, quiso entender cómo se conversaban las frutas y verduras en el pasado. Así, se lanzó a investigar al respecto y, con Tali Signorile, encontraron y rescataron un método de preservación del siglo XVIII. En ese camino, también prestaron atención a los consejos de quienes sabían lo que era vivir sin una heladera. De ese proceso, nace La Caja Verde, que se basa en esos saberes y funciona con alelopatía (la interacción entre plantas o entre estas con microorganismos) más un poco de sal y agua. Sin utilizar electricidad, esta caja puede conservar a las frutas y verduras por más de dos semanas.

Se reconoció una oportunidad disponible y abierta: 500 RPM. Un ingeniero y una antropóloga —Esteban Van Dam y Luciana Proietti— se maravillaron ante la posibilidad de trabajar con una turbina eólica de patente abierta, diseñada bajo los principios de autoconstrucción, simplicidad y durabilidad, de amplio uso a nivel mundial. Tal fue su entusiasmo que Esteban viajó a Irlanda con una valija llena de preguntas para aprender directamente de su creador, Hugh Pigott. Gracias a esos aprendizajes, en 500 RPM trabajan para transferir conocimientos y tecnología con foco en las necesidades de pequeñas economías rurales.

Ahora bien, dado que los problemas de acceso y/o distribución de energía no están completamente resueltos en nuestras sociedades, este tipo de tecnologías —ya sea porque abaratan costos, utilizan materiales simples o cuentan con patentes/hardware abierto, etc.— representan una gran oportunidad para propiciar múltiples intervenciones de menor escala en diferentes comunidades y de manera descentralizada. Sin embargo, sabemos que contar con una tecnología no equivale a tener una solución. Las personas afectadas por los problemas deben utilizarlas y valorarlas para ser consideradas como tal.

Por lo tanto, uno de los grandes desafíos vinculados al mapeo de soluciones de energías renovables refiere a la adopción y apropiación de estas tecnologías por parte de las comunidades y/o usuarios. Este reto puede implicar cambios de comportamiento que no deben subestimarse, ya que los hábitos y valores culturales son elementos centrales en las actividades de la vida cotidiana que requieren energía (iluminar o calefaccionar su hogar, conservar los alimentos, bañarse o lavar la ropa a una temperatura agradable, cocinar sin generar humo en su interior, etc.). Otro desafío importante es la incorporación de las comunidades en los procesos de problematización, diseño e implementación de proyectos donde sus miembros puedan, entre otras cuestiones, participar y aprender a operar, mantener y reparar los artefactos. De lo contrario, la obsolescencia se convierte en un verdadero riesgo.

En suma, un aspecto clave para propiciar un impacto positivo en iniciativas de energías renovables refiere al intercambio de saberes entre personas que conocen muy bien sus problemas y otras que tienen conocimientos técnicos que ponen al servicio del desarrollo de soluciones. De ahí que no solo nos interesa conocer cuáles son los procesos o factores que promueven la adopción de ciertas tecnologías en las comunidades, sino también cómo impulsar enfoques o soluciones que —en sí mismas— sean adaptables al contexto o los hábitos de quienes las necesitan.