Magdy Martínez Solimán: El PNUD ante los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Entrevista realizada por Isabel Licha*

5 de Abril de 2024

La siguiente entrevista realizada a Magdy Martínez Solimán, Representante Residente a.i. del PNUD en Venezuela, forma parte del "Dosier: Investigación académica para el desarrollo: El ODS #1 El fin de la pobreza”, el cual es el resultado de un esfuerzo combinado entre la oficina de Venezuela del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Centro de Estudios para el Desarrollo (CENDES) de la Universidad Central de Venezuela (UCV), para generar análisis y propuestas orientados a la superación de la pobreza.

Isabel Licha: ¿Cuál es el papel del PNUD en la implementación de la Agenda 2030?

Magdy Martínez Solimán: El PNUD fue un impulsor y uno de los redactores de la propuesta de la Agenda 2030 y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), del mismo modo en que jugó ese mismo papel fundacional en el 2000, con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y en 1985 fue proponente de la Resolución 41/128 del año siguiente, en que se adoptó la Declaración del Derecho al Desarrollo.

En realidad, desde que el PNUD existe ha sido uno de los focos de la codificación de los derechos económicos y sociales de la humanidad. Específicamente, respecto de la Agenda 2030, más plural y diversa que las anteriores, al PNUD se le concedió el papel de «integrador», es decir, de una fuerza que conecta los distintos objetivos y derechos para evitar su disgregación. 

Además, naturalmente, seguimos siendo la principal organización del sistema de la ONU en luchar contra la pobreza, por la gobernabilidad democrática y contra el cambio climático peligroso, lo cual nos da un mandato especial en relación a los Objetivos 1-10-16 y todos los ODS verdes. Así que tenemos un papel muy amplio, difícil de abarcar y desempeñar con éxito en todos los países, regiones y a nivel global. Pero lo intentamos. Es nuestra agenda.

IL: ¿Qué instrumentos novedosos y valiosos han sido creados por el PNUD para avanzar en la implementación de la agenda y el logro de los ODS?

MMS: El primer instrumento novedoso en el 2020 fue el de los aceleradores, descubrir en cada país cuáles de los objetivos generan más sinergias con los demás; en síntesis, establecer prioridades sistémicas en la política económica, la política social, la transformación ecológica, incluida la transición energética o la gobernanza. 

El segundo de los grandes esquemas innovadores fue la localización de los ODS, abrirle a cada municipio, cada región, cada alcalde o alcaldesa, gobernador o regidora regional la posibilidad de hacer también su propio «Plan 2030». 

El tercer instrumento, un hermano de la presupuestación de género que inventaron nuestras colegas feministas, fue la presupuestación por Objetivos de Desarrollo Sostenible. En la misma caja de herramientas está la metodología del análisis de brechas; en otras palabras, explicarle a cada gobierno cuánto le costaría en dinero alcanzar con buenas políticas públicas los objetivos que sean prioritarios para el 2030. 

IL: ¿Cuáles son los principales logros en la región? ¿Cuáles son los principales logros en el país?

MMS: Yo diría que son varios. Primero, la región fue abrumadoramente una proponente de la Agenda, siendo exigente con los objetivos de democracia, igualdad y resiliencia. América y Asia aportaron el objetivo de las grandes ciudades habitables, por ejemplo. En ello incluyo a Venezuela, que jugó un papel positivo dentro de la región en su momento. En la implementación hubo un momento inicial de entusiasmo al que ha seguido algo de fatiga y mucho de distracción para atender algunas prioridades focalizadas, como por ejemplo la seguridad. Los momentos de crisis económica han sido duros para la parte verde de la agenda. Los resultados difieren entre los objetivos. 

Paradójicamente, estamos peor en lo que en su día propuso la región, probablemente porque veía como necesidades acuciantes problemas tales como la pobreza, desigualdad, clima, paz y justicia o ciudades sostenibles, más que la salud, energías limpias, industria e innovación, consumo responsable o alianzas. 

En Venezuela, lamentablemente, nos faltan datos para saber dónde estamos.

IL: ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la región (y el país) en el proceso de implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible?

MMS: De algún modo respondí a esta pregunta antes haciendo balance de éxitos y rezagos a nivel regional. Haciendo una proyección que habría que comprobar con datos, las políticas económicas de mediados de la década del 2010, seguidas de las graves sanciones a Venezuela, han alejado el cumplimiento de algunos de los objetivos sociales, ya que no ha habido recursos ni técnicos ni financieros para la salud o la educación. La sociedad se ha tensionado y sin hacer atribuciones de méritos o responsabilidades, es evidente que la convivencia es compleja. Hay tal disparidad en las cifras según las fuentes, que cuesta trabajo hacer un diagnóstico objetivo sin temor a caer en algún tipo de narrativa políticamente sesgada. Pero estemos donde estemos, seguro que al igual que en el resto de los países, queda mucho por hacer para cumplir los objetivos. Así que ninguna inversión en reducción de la pobreza o del hambre, en salud, empleo, igualdad o en acción climática, en promoción de la paz y fortalecimiento de la convivencia democrática caerán en saco roto. 

En el futuro inmediato, las prioridades del PNUD en Venezuela son: apoyar al país en su recuperación económica, el reforzamiento de la convivencia democrática y de la mejora de los servicios públicos. 

IL: ¿Qué papel juega la academia en este proceso?

MMS: Sin duda la academia tiene el deber crítico de reflexionar, investigar, constituirse en antídoto de la desinformación, la demagogia y la propaganda. El conocimiento científico y el pensamiento crítico nos ayudan muchísimo cuando fallan las fuentes de producción pública de datos y de conocimiento inapelable. La academia fue parte del nacimiento de los ODS, ha acompañado la agenda en decenas de países. Tal vez ahora le toque ya empezar a pensar en cómo será la nueva agenda, los ambiciosos objetivos que deben nacer en el 2031. 

IL: ¿Qué redes se han creado a nivel regional y nacional para favorecer sinergias y la participación de los actores clave en su implementación?

MMS: Muchas. Hasta hay un objetivo que no se llamó Redes de milagro, probablemente porque todavía no estaba de moda ese término cuando escribíamos en el 2012 y 2013. Se prefirió el de alianzas, pero es lo mismo: se venía a decir que ningún gobierno puede por sí solo alcanzar los objetivos; ningún país aisladamente, por potente que sea; ninguna empresa, aún la más avanzada y grande del mundo; y, desde luego, no es la ONU si no se construyen esas redes. Y se crearon: de análisis e investigación; de lo público y lo privado; de lo estatal y no subnacional de gobierno; de gobiernos y sociedades civiles. En realidad, la agenda es la sustancia, la política pública mundial alrededor de la cual se ha tejido una red de activistas del progreso social y económico, del desarrollo humano sostenible y de la paz, y la gobernabilidad democrática.

Magdy Martínez Solimán

Magdy Martínez Solimán es el Representante Residente a.i. en la Oficina de Venezuela del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Es un experto en relaciones internacionales y cooperación al desarrollo, jurista de formación, exabogado en ejercicio y profesor asistente de Derecho Internacional. Ha sido Director General de Juventud del Gobierno de España y miembro del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Fue Viceconsejero de Presidencia de la Junta de Andalucía, encargado de las relaciones con el Parlamento y elegido Concejal del Ayuntamiento de su Málaga. Ha trabajado para la ONU durante los últimos 25 años, ocupando cargos en Burundi, Togo, Bangladesh, Senegal, México, Trinidad y Tobago, Barbados, Chile, Venezuela y la sede de Nueva York. Fue nombrado por el Secretario General Kofi Annan como el primer Director Ejecutivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Democracia (Undef). En enero de 2008, asumió el cargo de Coordinador Residente de las Naciones Unidas en México. Luego fue nombrado por el Secretario General Ban Ki-Moon al cargo de Secretario General Adjunto de la ONU, responsable de la Política de Desarrollo en el PNUD, miembro de la Comisión de Redacción de la Agenda 2030 y, sucesivamente, Representante Residente del PNUD en Trinidad y Tobago, Barbados, Chile y Venezuela. Fue director de la Aecid, la Agencia Española de Desarrollo Interna-cional y Humanitario, y Subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación desde 2020 hasta mediados de 2021. Ha asesorado como consultor principal a los tres Coordinadores Residentes de las Naciones Unidas en el Pacífico.

*Isabel Licha doctora en sociologia del desarrollo de la Universidad de París I (Panthéon-Sorbonne), investigadora asociada del Centro de Estudios para el Desarrollo (CENDES) de la Universidad Central de Venezuela y miembro del Comité Académico del Doctorado en Estudios del Desarrollo del Cendes.