Palabras de bienvenida de Magdy Martínez por el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo

23 de Mayo de 2024

Buenas tardes. Quisiera darles una cálida bienvenida, aunque sea en casa ajena, pero en un evento que como verán tiene muchas resonancias que nos hacen sentirnos en nuestro propio hogar. Es el hogar de la más exquisita música joven de Venezuela. Hoy festejamos uno de estos días mundiales que tienen un título muy largo, seguramente porque se quieren decir muchas cosas al mismo tiempo: el de la diversidad cultural para el diálogo y el desarrollo.

Pero vayamos por partes. El sector cultural y creativo es uno de los motores de desarrollo más potentes del mundo, ciertamente en América Latina, y también en Venezuela. Se estima que genera 48 millones de puestos de trabajo a nivel global — casi la mitad de ellos ocupados por mujeres —, al menos un 3% de la riqueza nacional, siendo el sector que brinda oportunidades al mayor número de jóvenes de nuestras sociedades.

La cultura es un "bien público mundial". Y la consumimos con fruición, muchas veces con morriña casera cuando nos recuerda nuestras raíces, y con curiosidad intelectual cuando nos interpela desde otras latitudes. Eso vamos a hacer esta tarde: van a crear para nosotros cultura de acá y de acullá. Y vamos a devorarla con el mismo apetito, de Gershwin a Bernstein y de la Caballería Ligera al Alma Llanera, con un programa que habla de diversidad cultural, en una casa que alberga esta diversidad desde la excelencia.

El día internacional nos recuerda que ese bien público de la cultura debe ser protegido, amparando los derechos sociales y económicos de los artistas, la libertad artística, el derecho de las comunidades indígenas a salvaguardar sus conocimientos ancestrales y el derecho a generaciones presentes y futuras a disfrutar del patrimonio cultural y natural de la humanidad.

Añado la esencial igualdad en el acceso al aprendizaje de la producción cultural, algo en lo que el Sistema es un pionero difícil de igualar. La diversidad cultural ayuda además a evitar la polarización, el provincianismo y los estereotipos, en la medida en que nos ayuda a entender que, más allá de las diferencias formales y de estructura, de sonido o textura, de color o sabor, destaca la misma emoción humana. En los palos agrios del flamenco, la soleá, la toná o la seguiriya de Antonio Mairena o del Camarón, y en los réquiems, adagios y conciertos de Grieg, Elgar o Satie, yace el mismo lamento. En el joropo como en el merengue, el vals y el tango, encontramos parecidas historias de amor y de traición, leyendas fantásticas y tareas cotidianas, relatos de vida, pasión y muerte. Las gentes de diferentes culturas tocan, cantan y bailan lo que les alegra y les entristece, lo hagan en la Opera de Viena o en los Velorios de Cruz de Mayo.

Les decía que la diversidad cultural es desarrollo. El Premio Nobel de Economía, Profesor Amartya Sen, creó el concepto de Desarrollo Humano, definiéndolo como “la libertad política, económica y social, la posibilidad de ser creativo y productivo, respetarse a sí mismo y disfrutar de la garantía de los derechos humanos”. La posibilidad de ser creativos es por ello tanto un derecho como una bondad, que regalamos a los demás y a nosotros mismos.

El Sistema le ofrece ese derecho a un millón de niños y niñas de Venezuela. Se dice pronto. Por eso, hace más de dos décadas, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo empezó a trabajar con el Sistema, al servicio de estos niños y niñas y de su profesorado. Tal vez por eso nos encargaron la construcción de este edificio donde hoy vamos a disfrutar de una tarde de diversidad cultural. Les deseo mucha diversidad, mucha música, mucho duende y mucho arte en sus vidas. Sean felices y disfruten de esta velada.

PNUD Venezuela / Claudia Cova