Un sistema de innovación social en la agricultura periurbana

Conocé la implementación del proyecto Semillas Nativas, uno de los ganadores de Moirū, el Concurso Comunitario de Innovación Social durante el 2020

4 de Mayo de 2023
Mujer sosteniendo frasco de porotos
Foto: Sady Sarquis

Las mujeres miembros del Comité Virgen María de Tañarandy de San Ignacio, Misiones, llevan años recogiendo, seleccionando y guardando las mejores semillas de sus huertas y chacras, para usarlas en sus próximos cultivos. Es un trabajo minucioso, que lo aprendieron desde niñas. Ellas saben de su importancia. Sin semillas, no hay cosechas. Simple, pero recién ahora parece ser valorado. 

Ko´āga ahechama la che pypore rembiapo” (ahora veo el reflejo de mi trabajo), menciona Ña Eulogia, orgullosa. Es gracias a que pudieron construir e inaugurar la Casa de la Semilla en Tañarandy, a partir de un proyecto de consolidación del rescate y conservación de las semillas nativas y autóctonas que ganó el Concurso Comunitario de Innovación Social Moirũ en su edición 2020.

La Casa de la Semilla busca hacer frente a un problema actual: la rápida disminución de la agrobiodiversidad y la falta de medidas reales para protegerla. Las políticas agrarias por lo general promueven la agricultura comercial basada en el monocultivo de grandes extensiones de tierra y la rápida expansión de los organismos genéticamente modificados (OGM). No hay apoyo para la agricultura familiar campesina con enfoque agroecológico. 

En el proyecto apoyado por Moirũ se trabajaron ejes estratégicos como el aumento de la biodiversidad, rescate, selección y la potenciación de variedades locales que tengan características de adaptación en el lugar. Como resultado, las mujeres participantes buscan lograr una alimentación sana para sus familias mediante el fortalecimiento de los cultivos tradicionales, garantizando el acceso a las semillas y con ello la seguridad alimentaria y la reducción del hambre. Además pretenden reducir los costos productivos y la dependencia de semillas foráneas comercializadas. Consideran que para poder lograr estos objetivos es fundamental generar vínculos de confianza entre las mujeres de la comunidad, así como la autogestión a nivel familiar y comunitaria.

Doce mujeres y sus familias son las que trabajan en el proceso de producción, rescate y conservación de las semillas nativas. Así pudieron lograr la conservación de aproximadamente 15 especies y 26 variedades. Algunas de ellas son: maíz (Zea Mays L.) y sus variedades tupi, tupi pytā y morotĩ; poroto (Phaseolus Vulgaris), poroto manteca (Phaseolus Lunatus L.), habilla (Vigna Unguiculata (L.) Walp), kumanda yvyra´i (Cajanus cajan (L.) Millsp.), lechuga (Lactuca Sativa L.), entre otras.

La adquisición de nuevos conocimientos fue crucial para ellas, sobre todo para el cumplimiento de las características propias de las semillas como punto de madurez, humedad, tamaño adecuado, presencia de cuerpo extraño, viabilidad y vigor. Estos conocimientos fueron adquiridos mediante capacitaciones con instituciones y técnicos especialistas en el tema.

Mujeres productoras reunidas

Mujeres productoras reunidas

Foto: Sady Sarquis
Proceso de adaptación

La pandemia determinó un contexto crítico para el proyecto.  Las mujeres del Comité Virgen María tuvieron que sumarse al proceso de uso de la tecnología de forma rápida, teniendo en cuenta que las actividades presenciales se vieron afectadas durante dicho periodo. 

Aprender una nueva habilidad puede ser un reto intelectual, que puede causar temor o ansiedad a muchas personas. Pero con la ayuda adecuada y la paciencia se puede lograr adquirir estas habilidades y poder usar las nuevas redes de comunicación. Para ellas ese apoyo se dio a través del Centro de Estudios Paraguayos Padre Antonio Guasch (CEPAG), quienes las acompañaron desde la postulación al premio hasta la culminación de la ejecución del proyecto, enseñándoles cómo usar las plataformas digitales. Pero el reto no terminó ahí, ya que durante las etapas del concurso también aprendieron  a usar otras plataformas digitales, y en estos espacios fue crucial el acompañamiento de los monitores de Moirũ. Ahora todos estos conocimientos son parte de su vida diaria. Ña Florencia dice  “ahora ya solo queremos hacer videollamadas, somos mujeres preparadas”.

Siguientes pasos

Las mujeres quieren llegar a certificarse como productoras y comercializadoras de semillas de poroto, maíz y otras especies. Para este proceso las sigue  acompañando el CEPAG, quien también logró la articulación con el Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (SENAVE).  El proceso para lograr esta meta es bastante largo y costoso ya que las reglamentaciones no están hechas para la agricultura familiar, sino para las grandes industrias.

También quieren involucrar a más jóvenes, para dar sostenibilidad a las acciones llevadas adelante. Así, se va convirtiendo en una fuerte apuesta por validar los conocimientos empíricos en la producción, rescate y conservación de semillas de cultivos anuales y rubros hortícolas, dando valor al conocimiento de varias generaciones anteriores, apostando al futuro.

Mujeres del Comité Virgen María con sus productos

Mujeres del Comité Virgen María con sus productos

Foto: Sady Sarquis

Moirũ es un desafío comunitario que promueve la innovación social, enfocándose en idear, desarrollar e implementar de manera colaborativa posibles soluciones a problemáticas vinculadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Actualmente, la edición 2022-2023 está en marcha en el Departamento de Itapúa y está enfocado en soluciones innovadoras para problemáticas relacionadas con el ODS 5 (igualdad de género) y el ODS 8 (trabajo decente).