El trabajo doméstico en primera persona

Voces y vivencias desde las trabajadoras domésticas.

25 de Agosto de 2022

Trabajadora doméstica con el cuadernillo de la casa en uno de los talleres.

PNUD Paraguay / Sady Sarquis

En la última entrega de esta serie sobre el trabajo doméstico, relatamos los principales hallazgos de la fase de exploración de las barreras enfrentadas por los empleadores para la formalización del trabajo doméstico. En este blog te queremos compartir nuestros hallazgos desde la perspectiva de las trabajadoras domésticas.

La exploración realizada con las trabajadoras domésticas estuvo orientada a resolver la siguiente pregunta de aprendizaje, planteada a partir de las barreras detectadas: ¿cómo incidir para transformar prácticas sociales y culturales que afectan a la baja valoración del trabajo doméstico?

De ésta se desprende otra pregunta: ¿cuáles son los elementos culturales asociados con la baja valoración del trabajo doméstico más persistentes y cuáles son las claves para transformarlos? Asimismo, nos preguntamos, de forma más directamente vinculada a la formalización: ¿qué factores subjetivos y objetivos de conocimiento y de valoración inciden en la inscripción en el seguro social? Abordamos estas preguntas a través de una exploración de las trayectorias laborales de las trabajadoras domésticas y el mapeo de las redes de apoyo que auxilian su inserción al mercado laboral. Esto se realizó por medio de talleres presenciales y sondas culturales.

Participante del taller de exploración con trabajadoras domésticas completando su trayectoria laboral. Agosto 2021

PNUD Paraguay / Sady Sarquis
¿Qué es y por qué una sonda cultural?

Para profundizar el conocimiento desde la vivencia de las trabajadoras domésticas utilizamos una sonda cultural. Éste es un método experimental de investigación usado con el propósito de reunir información sobre un segmento de personas de una manera creativa y dinámica. Se trata de una metodología donde cobra relevancia la interacción con las personas.

Elegimos esta metodología porque permite captar las percepciones y experiencias cotidianas de las personas a través de un acompañamiento continuo a fin de generar un vínculo. Además, la herramienta se vuelve pertinente a este grupo que se caracteriza por realizar su trabajo de manera aislada y con nulos espacios de sociabilidad entre pares.

La comunicación se realizó través de mensajes de texto, audio y fotografías que fueron remitidas por WhatsApp durante dos semanas. El uso de este recurso facilitó la comunicación con una herramienta de uso cotidiano. El guion de la sonda cultural toma, de manera simbólica, los elementos de una casa para propiciar la interacción. La puerta representa entrada al mundo laboral, los pasillos los diversos trabajos realizados como trabajadora doméstica, los cuales exploramos vía un ejercicio reflexivo, los pilares representan a personas e instituciones que son los referentes de apoyo de las trabajadoras, el techo que indica la valoración a los servicios de salud y jubilación, y finalmente, la ventana funge como un espacio de prospección a sus años de retiro laboral.

Participaron en la sonda 22 trabajadoras domésticas sindicalizadas y no sindicalizadas. Contaban con entre 20 a 60 años de edad y el grupo presentaba una edad promedio de 28 años. En su mayoría las participantes son madres solteras con un promedio de tres hijos y se encuentran en situación de informalidad.

Las partes de la casa fueron utilizadas como elementos simbólicos para reflexionar sobre el trabajo doméstico remunerado.

PNUD Paraguay / Sady Sarquis

Hallazgos principales de la sonda cultural. “La casa de puertas abiertas: experiencias laborales de trabajadoras domésticas”

  • La Puerta: la mayoría de las trabajadoras tienen una iniciación temprana en el mundo laboral, incluso antes de la adolescencia. Esto está relacionado a la práctica cultural del criadazgo.
“Yo comencé a los 12 años, me iba a la escuela y a través de una compañera conseguí el trabajo”. La entrada al mundo laboral esta mediada por personas cercanas a la familia, en la totalidad de los casos registrados fue bajo condiciones laborales precarias.
  • El Pasillo: Revela que la mayoría de las trabajadoras han tenido una relación de trabajo de entre 3 a 20 años con una sola familia. Participaron en ese tiempo de la crianza de los hijos e hijas de la familia, labor en la que es forja una dinámica delicada entre los lazos afectivos y laborales.

Sobre las trayectorias observamos un dato revelador. A raíz de la pandemia, se manifiesta un cambio de régimen contractual. Algunas trabajadoras que antes trabajaban a tiempo completo y con acceso a IPS, fueron re-contratadas a tiempo parcial. Esto activó la búsqueda de empleos complementarios que configuran una nueva relación: el pluriempleo.

  • Los Pilares: Revelan la red de apoyo que tienen las trabajadoras domésticas para su incorporación al mercado laboral. La mayoría de las trabajadoras lega el cuidado de sus hijos a familiares, principalmente madres y hermanas. Se refleja una red familiar de cuidados que permite que unas mujeres salgan a trabajar mientras otras se queden en casa haciendo las labores de cuidado de su propia familia.
  • El Techo: Se identifica una valoración positiva a los servicios de IPS por parte de aquellas trabajadoras que tienen acceso. Las participantes en la sonda que no cuentan con IPS sin embargo mencionaron el uso recurrente de los servicios públicos de salud. Existe una marcada valoración positiva del acceso al IPS durante el embarazo: las participantes mencionaron el buen trato y la calidad del servicio de atención a mujeres embarazadas. Sobre todo, valoraron los días de licencia postparto.
  • La Ventana: La sonda evidenció el deseo de las trabajadoras participantes por un retiro con vida digna. Reconocen que, debido al limitado acceso al IPS y los términos de la recién aprobada de Ley de trabajo doméstico (2015), la mayoría no obtendrá, a corto plazo, este beneficio. Sin embargo, una líder sindical reconoce el significado de este logro: “estamos trabajando para las que vengan detrás tengan esos derechos”. Las participantes identificaron los cambios en la dinámica contractual de régimen de tiempo completo a tiempo parcial como una prolongada carrera de obstáculos en la obtención del derecho a jubilación.
“Uno va viviendo el día a día, se gana poco y sólo es para sostenerse y sostener a tus hijos. La verdad es que veo muy difícil eso de tener una jubilación”, sintetiza una participante.
  • Palabras en imágenes: Durante la segunda semana, a través de fotografías, las participantes compartieron su forma de entender la confianza, al buen empleador, y aquello que les hace sentirse valoradas o discriminadas. La principal barrera identificada es la poca valoración al trabajo doméstico que se refleja en pequeñas cosas el requerir de permisos para faltar al trabajo cuando un hijo o hija se enferma. Las participantes destacaron que ganar la “confianza” con la persona que les emplea es un valor agregado en las relaciones laborales.

Las participantes identifican un avance sustantivo en términos de normativas, al contar con legislación específica sobre el trabajo doméstico y la equiparación salarial como forma de resolver la discriminación normativa. Pero persisten barreras que limitan el cumplimiento de sus derechos. Muchas de ellas son legado de normas sociales y culturales sobre el trabajo doméstico.

La sonda cultural nos permitió entender mejor las barreras a la formalización en el sector desde la vivencia de las trabajadoras domésticas. Además, pusimos estas perspectivas en diálogo con las observaciones generadas desde la perspectiva de empleadores/ras.

Los hallazgos globales de esta sonda cultural nos permiten evidenciar los puntos que limitan la entrada de las trabajadoras domésticas al mercado laboral. Es necesario contar con una política de cuidados y apoyar la profesionalización del sector, incluyendo las habilidades blandas, para fortalecer las capacidades de negociación de las trabajadoras. No menos importante es la atención que se debe poner a la práctica cultural de criadazgo como entrada normalizada al mundo laboral.

La limitada valoración de los servicios del IPS evidencia la necesidad de impulsar una campaña de sensibilización que informe sobre las coberturas de la seguridad social y previsional, a fin de fortalecer su identidad como trabajadoras con derechos a servicios de salud y un retiro digno en la edad de jubilación. La fiscalización del cumplimiento de la legislación vigente continúa siendo el gran reto para una labor ejercida a puertas cerradas.

Finalmente, avanzamos a la fase de experimentación con el diseño y aplicación de un prototipo de servicio para enfrentar las barreras detectadas con empleadores y empleadoras que presentaremos en nuestro siguiente blog. Sin embargo, los aprendizajes de la sonda cultural aportan a la comprensión de una serie de barreras culturales y contextuales que esperamos nos puedan servir para futuros experimentos.

 

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