Elecciones generales, participación ciudadana y desarrollo

14 de Abril de 2023
Simulacro de votación de la Justicia Electoral.

La introducción de la máquina electrónica de votación es una de las reformas en las últimas elecciones en Paraguay. En la imagen vemos a una ciudadana haciendo una simulación en una de las máquinas instaladas por la Justicia Electoral para el efecto.

Justicia Electoral

El pueblo paraguayo afrontará próximamente, el 30 de abril, un nuevo evento electoral en un momento clave de la historia democrática del país. En la actualidad, es indiscutible que la legitimidad que otorgan unas elecciones transparentes y justas al mandato de las autoridades representativas se constituye, en una república, en el basamento fundamental de la gobernabilidad y del desarrollo.

Las elecciones generales representan la instancia formal más importante en el ejercicio de la participación política de los ciudadanos. El voto es la herramienta a través de la cual éstos influyen de manera directa en la determinación del futuro de una nación. 

Con este marco, y ampliando el enfoque, es importante notar que un evento electoral trasciende a un solo día específico: es el resultado de un proceso previo que, en las democracias maduras, está usualmente caracterizado por un vigoroso debate de programas e ideas, con una ciudadanía informada que interactúa a la vez como auditorio y protagonista.

Este proceso previo atraviesa en la actualidad, en todo el mundo, desafíos y amenazas emergentes como, por ejemplo: la circulación en redes sociales de noticias falsas o trucadas (fake news), la proliferación de discursos o expresiones de odio, la polarización extrema de opiniones, o una partidización de medios de comunicación que afecta a la rigurosidad periodística.

La oportuna prevención y abordaje de los desafíos mencionados es un componente fundamental en la solidificación de la democracia desde su arista electoral, a la par del necesario fortalecimiento y credibilidad de las instituciones competentes en la materia, que intervienen y desempeñan un rol trascendental tanto en la mencionada etapa previa, como en la propia jornada electoral y sus instancias posteriores. En efecto, no debe soslayarse que la legitimidad y credibilidad de las elecciones, desde el punto de vista institucional, son producto de una compleja interacción de marcos normativos, organizacionales y de sistemas de gestión administrativa, control y juzgamiento. 

Si bien la democracia paraguaya ha visto cómo, con el paso de los años, la solidez y confiabilidad del sistema electoral han ido en aumento, desde otra perspectiva, subsisten varios desafíos, entre ellos: 

  • Fortalecer la participación de las mujeres a nivel nacional y departamental. Los números de las anteriores elecciones generales de 2018 mostraron que, la proporción de mujeres legisladoras electas en cada cámara no superó un quinto del total (20% en la Cámara de Senadores y 15% en la Cámara de Diputados); y en las Juntas Departamentales la presencia tampoco superó el 20%. Por su parte, los ejecutivos departamentales están actualmente todos encabezados por varones (17 Gobernadores varones y ninguna gobernadora mujer).
  • Lograr un aumento en los porcentajes totales de participación en la jornada electoral, con especial mención de la numerosa franja de las juventudes -que representa más del 30% del padrón nacional entre los 18 y 29 años-, respecto de la cual el ausentismo ha sido notoriamente marcado en las elecciones recientes. Asimismo, aumentar el  número actual de legisladores y legisladoras jóvenes, y de representación de los pueblos indígenas.
  • Fortalecer la participación de las mujeres a nivel nacional y departamental. En las elecciones generales de 2018, la proporción de mujeres legisladoras electas en cada cámara no superó un quinto del total (20% en la Cámara de Senadores y 15% en la Cámara de Diputados); y en las Juntas Departamentales la presencia tampoco superó el 20%. Por su parte, los ejecutivos departamentales están actualmente todos encabezados por varones (17 Gobernadores varones y ninguna gobernadora mujer).

Por lo tanto, lograr una mayor participación en las elecciones y presencia de colectivos hoy subrepresentados en los cargos de decisión en el país representa una oportunidad para la democracia.

Las presentes elecciones generales de 2023 tienen la particularidad de que suponen una instancia pionera -con el antecedente de las municipales de 2021 y las internas partidarias de 2022- en la implementación de dos reformas de gran magnitud del sistema electoral paraguayo: el uso universal de las máquinas electrónicas de votación y el desbloqueo de las listas plurinominales.

Las autoridades que resulten elegidas el 30 de abril -tanto en el Poder Ejecutivo nacional como en el Congreso y en los gobiernos departamentales- tendrán ante sí la tarea histórica de impulsar acciones y políticas concretas que contribuyan a fortalecer y profundizar la participación democrática plural en el país.

Tomando como base la legitimidad que otorgan las urnas, el desafío de los próximos años para los gobernantes será superar, a través del testimonio y los hechos de una buena gestión, la barrera del “desencanto” ciudadano, demostrando que la democracia es, además de un conjunto de reglas formales para la convivencia pacífica, también el marco óptimo para el mejoramiento de la calidad de vida de todas las personas, con énfasis en las más vulnerables.

Finalmente, mencionar que en materia electoral desde el  PNUD a nivel global, contribuimos con los Estados Miembros, gestionando entre 40 y 50 proyectos en diversos países y sumando acciones técnicas puntules en muchos otros procesos. Nuestro rol, como la agencia especializada en desarrollo de las Naciones Unidas, busca apoyar las prioridades nacionales para desarrollar capacidades a largo plazo, somos un actor neutral en los procesos propios de los países y hemos cooperado con el sistema electoral paraguayo en los últimos años con un enfoque basado en varios objetivos establecidos por el Estado: la modernización del sistema y el uso de la tecnología; el fortalecimiento de la confianza ciudadana a través de la comunicación; y la promoción de la participación política de las mujeres y las juventudes.