Un informe del PNUD describe un panorama sombrío en el Afganistán un año después de la transición

El apoyo a los medios de subsistencia y a los puestos de trabajo es esencial para hacer frente a las crisis económicas en cascada

5 de Octubre de 2022

El Afganistán había llegado a depender de la ayuda internacional para sostener su economía, que representaba el 75 % del gasto público total y casi el 40 % del PIB en el momento de la transición. Pero los donantes extranjeros suspendieron en gran medida la ayuda tras la transición.

Foto: PNUD Afganistán

Kabul/Nueva York – Un año después de la toma del poder por los talibanes en el Afganistán, el país se enfrenta a una "crisis en cascada" y a una economía paralizada que la ayuda humanitaria no puede resolver por sí sola, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El informe estima que la economía lícita del país, ya en declive, perdió casi 5.000 millones de dólares de los Estados Unidos (USD) desde agosto de 2021 y está revirtiendo "en 12 meses lo que había tardado 10 años en acumularse".

Al mismo tiempo, el costo de la canasta de productos básicos necesarios para evitar la pobreza alimentaria ha aumentado un 35 %, obligando a las familias más pobres a endeudarse más o a vender sus bienes tan solo para sobrevivir. Casi 700.000 puestos de trabajo han desaparecido, agravando aún más la situación de una población ya afectada por el impacto de la pandemia de COVID-19, el conflicto, la sequía y la guerra en Ucrania.

"El pueblo afgano se ha visto sometido implacablemente a circunstancias muy difíciles. Ha sobrevivido a numerosos desafíos en los últimos 40 años y ha demostrado una enorme resiliencia. Sin embargo, en los últimos 12 meses se han producido crisis en cascada: una emergencia humanitaria, una contracción económica masiva y la paralización de sus sistemas bancario y financiero, además de la denegación del acceso a la educación secundaria a las niñas y las restricciones a la circulación y la participación de las mujeres en la economía", señala el informe, titulado "One Year in Review: Afghanistan Since August 2021" (un año en revisión: el Afganistán desde agosto de 2021; disponible en inglés).

"El Afganistán ha experimentado una implosión económica en los últimos 12 meses y la respuesta enérgica y coordinada de las Naciones Unidas a la crisis ha resultado fundamental para evitar una catástrofe el pasado invierno. Sobre la base de lo que funcionó el año pasado, incluidos los esfuerzos adaptados a las necesidades en múltiples sectores para mejorar los medios de subsistencia de más de medio millón de personas, es imperioso apoyar nuevas medidas para evitar una crisis más profunda", dice Achim Steiner, Administrador del PNUD. "Tenemos que ayudar a los afganos a hacer frente al próximo invierno, entre otras cosas mediante nuestro programa ABADEI, cuyo objetivo es apoyar a dos millones de personas con medios de subsistencia y oportunidades de empleo durante los próximos dos años, centrándose en grupos especialmente vulnerables, como las mujeres empresarias y los jóvenes", explica Steiner.

ES NECESARIO AMPLIAR LA CONECTIVIDAD, LOS MEDIOS DE SUBSISTENCIA Y EL DISFRUTE DE LOS DERECHOS
El informe traza un panorama fiscal desolador del país, que se remonta a más de una década antes de la transición de agosto de 2021. Con un producto interno bruto (PIB) en constante descenso desde 2008, el Afganistán había llegado a depender de la ayuda internacional para sostener su economía, que representaba el 75 % del gasto público total y casi el 40 % del PIB en el momento de la transición. Pero los donantes extranjeros suspendieron en gran medida la ayuda tras la transición.

Debido a la reducción de la ayuda financiera externa, el Afganistán debe depender de los limitados ingresos internos procedentes de las exportaciones agrícolas y de carbón. Las autoridades han tratado de solucionar el déficit de ingresos reprimiendo la corrupción en las principales corrientes de ingresos, como en la aduana, y buscando la colaboración con el sector privado y los inversores extranjeros.

"Dos décadas de fuerte dependencia de la ayuda internacional y las importaciones, la falta de industrialización y competitividad, y la limitada movilidad y conectividad entre las regiones, entre otros factores, han obstaculizado el impulso del progreso del Afganistán", señala el informe.

El análisis del PNUD (en inglés) prevé que restringir el trabajo de las mujeres puede suponer una pérdida económica de hasta 1.000 millones de USD, es decir, hasta el 5 % del PIB del país.

"Los derechos de las mujeres y las niñas son fundamentales para el futuro del Afganistán", afirma Kanni Wignaraja, Directora de la Dirección Regional de Asia y el Pacífico del PNUD. "Comienza con la educación y continúa con la igualdad de oportunidades en el empleo y la remuneración. El PNUD situó el apoyo a las empresas de mujeres en el centro de sus actividades de ayuda: proporcionamos apoyo a 34.000 pequeñas empresas de mujeres. Nuestro objetivo es llegar a 50.000 de estas empresas para finales de este año", afirma Wignaraja.

Como parte de la respuesta global de las Naciones Unidas a la crisis del Afganistán, el PNUD ha puesto en marcha un enfoque por zonas para las iniciativas de desarrollo de emergencia, denominado ABADEI. Esto significa trabajar directamente con los afganos necesitados a nivel comunitario a través de proyectos de efectivo por trabajo, estímulo del mercado local y planes de medios de subsistencia para mejorar la seguridad alimentaria. El PNUD también apoyará un conjunto de programas que facilitarán la reactivación del sector privado y los servicios financieros, la formación técnica y profesional, la generación de energía solar, y la gestión de los sistemas sanitarios y la prestación de servicios.

"Estamos agradecidos por los 300 millones de USD de financiación aportados para nuestra labor relativa a los medios de subsistencia como parte de la respuesta global a la crisis en el Afganistán, pero se necesita mucho más para la recuperación económica", explica Abdallah Al Dardari, Representante Residente del PNUD en el país. "El tiempo y los recursos de los afganos se están acabando. El Afganistán necesita el apoyo de la comunidad internacional para revitalizar los mercados locales y las pequeñas empresas, que son la columna vertebral de la economía afgana", concluye Al Dardari.

PRINCIPALES CONCLUSIONES DEL INFORME

  • El precio de la canasta de alimentos, con las calorías mínimas para salir de la pobreza alimentaria, ha subido un 35 % desde agosto de 2021.
  • A mediados de 2022 se habían perdido casi 700.000 puestos de trabajo.
  • De los puestos de trabajo que han perdido las mujeres en los ministerios y entidades gubernamentales, más de 14.000, el 82 %, correspondieron al Ministerio de Educación, tras las restricciones impuestas a la educación de las niñas.
  • La reducción de la economía lícita ha aumentado la proporción de la economía ilícita a un valor entre el 12 % y el 18 % del PIB, frente al 9 % y el 14 % de hace un año. 
  • Una grave crisis de liquidez ha afectado a los servicios financieros; el sector de la microfinanciación prácticamente ha colapsado, afectando más a los prestatarios pobres y a las mujeres.
  • Desde agosto de 2021, casi 20 millones de personas se enfrentan a niveles altos y críticos de inseguridad alimentaria, casi el doble de la media de los tres años anteriores.
  • Los niños menores de cinco años corren un serio riesgo de malnutrición aguda grave, especialmente en el sur del país.

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Para más información, contacta a:

Won-Na Cha, Especialista en Comunicaciones en Kabul, wonna.cha@undp.org
Stanislav Saling, Especialista en Comunicaciones en Nueva York, stanislav.saling@undp.org