Una nueva forma de trabajar en el Afganistán

30 de Agosto de 2022
UNDP's ABADEI programme reaches underserved Afghanis with business support,

El programa ABADEI del PNUD brinda apoyo empresarial al pueblo afgano.

Foto: PNUD Afganistán / Haroon Hamdard

Cuando se cumple el primer año del cambio de liderazgo en el Afganistán, Abdallah Al Dardari, el Representante Residente del PNUD en el país, se reunió con Stanislav Saling, el Asesor de Comunicaciones de la oficina, para conversar sobre cómo el pueblo afgano se ha visto afectado por los acontecimientos políticos y qué está haciendo el PNUD para ayudar a crecer a las pequeñas empresas.

¿Cómo era la economía antes del 15 de agosto, día en que los talibanes tomaron el control?

La economía afgana dependía en gran medida de la ayuda externa. De hecho, el 75 % del presupuesto era ayuda financiera externa y el 40 % del PIB era ayuda en forma de subvenciones. Por eso, el principal impacto el 15 de agosto fue el cese inmediato de todas las asignaciones económicas, lo que representó un golpe drástico. Esta no es una situación cotidiana, sino una situación única y, por lo tanto, vimos una caída anual del 40 % del PIB y empezamos a ver el impacto en el desempleo, pues ya hay más de entre 700,000 a 900,000 desempleados.

¿Cuál ha sido el impacto en las mujeres?

La participación femenina en el mercado laboral se redujo un 16 %. Estimamos que el costo económico de esta reducción varía entre los USD 600 millones y 1.000 millones cada año. También sacudió económicamente a los ingresos domésticos durante los primeros 6 meses, con un valor de alrededor de USD 500 millones, por lo que el retiro total o parcial de las mujeres del mercado laboral ya ha tenido un impacto considerable en la economía afgana. Además, creemos que tendrá una repercusión aún más dramático en el futuro, porque la participación femenina en el mercado laboral se ha caracterizado por una tasa de productividad promedio más alta que la masculina.

¿Qué ha cambiado en los últimos 12 meses?

El desarrollo tal y como lo concebimos ya no sirve, pues requiere una planificación muy robusta o indicadores macroeconómicos sólidos, lo cual no hay en este momento. Nosotros, como sistema de las Naciones Unidas, tenemos que trabajar directamente con las personas, ofrecer dinero en efectivo, brindar acceso a financiamiento y proporcionar capacitación para que el pueblo afgano genere sus propios ingresos a través de pequeñas empresas y microempresas, por medio de infraestructura comunitaria. Se trata de un gran desafío, pero también de una forma muy innovadora de abordar el desarrollo. No hacemos cooperación para el desarrollo con el Estado; lo que hacemos es ayuda al desarrollo para el pueblo del Afganistán.

¿Hacia dónde vamos ahora?

El Afganistán se enfrenta a un desafío enorme. Como PNUD, estimamos que si la situación actual continua hasta 2030 solo podremos lograr el 30 % de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Incluso en el mejor de los casos, es decir, que haya paz y tranquilidad y que el país logre recibir o generar USD 67 mil millones de gasto en desarrollo, solo logrará el 46 % de los ODS. Todo ello significa que lo que el país necesita es un cambio drástico en su modelo económico.

Afghanistan community business leaders

Miembros de la comunidad del distrito de Behsud, en la ciudad de Jalalabad, reciben una subvención para pequeñas empresas, especialmente aquellas dirigidas por mujeres.

Foto: PNUD Afganistán / Haroon Hamdard

¿Qué estamos haciendo ahora para garantizar que el crecimiento y el desarrollo sean inclusivos?

Lanzamos un gran programa llamado ABADEI (en inglés) para ofrecer ayuda financiera a las comunidades del Afganistán. El programa se dirige a 50.000 empresas lideradas por mujeres para que reciban subvenciones, préstamos blandos y asistencia técnica, o conectarlas con grupos para garantizar que tengan acceso a mercados nacionales e internacionales para vender sus productos. Nuestro objetivo es crear dos millones de puestos de trabajo en los próximos tres años. Nos gustaría también crear empleo a nivel microeconómico y ver cuánto crecimiento generará a nivel macroeconómico. Este es un enfoque completamente nuevo, que lo llamamos economía de “trickle up” en lugar de economía de “trickle down”. También estamos apoyando proyectos innovadores impulsados por jóvenes. Queremos que la juventud del Afganistán pueda ser libre e innovar y proponer proyectos interesantes. Los jóvenes son brillantes emprendedores, por lo que los cambios que ocurrieron el 15 de agosto, irónicamente, pueden brindar una oportunidad para que la ONU cambie la manera en la que trabaja en el Afganistán, empezando a pensar y actuar sobre cómo tener un crecimiento inclusivo que beneficie a los pobres, las mujeres y los jóvenes, en lugar de un crecimiento limitado y que beneficie a un pequeño grupo de la comunidad empresarial. También estamos trabajando en un gran programa para la recuperación del sector privado, centrándonos en las empresas pequeñas. Las personas poderosas, los grandes compinches, si se me permite usar ese término, pueden arreglárselas. Es en esta pequeña escala en donde queremos apoyar.

¿Cómo ha respondido la comunidad internacional?

Hay un concepto muy importante que me gustaría enfatizar: no deberíamos repetir la experiencia de una economía que depende de la ayuda externa. Lo que tenemos que hacer es invertir ese dinero para generar motores de crecimiento en el país, como ahora ingresos para la gente común y también ingresos para que el Estado pueda construir los bienes públicos que se necesitan en infraestructura, educación y salud, etc. La pregunta no es solo cuánto recibimos, sino cómo gastamos este dinero. ¿O simplemente regresamos al pasado y repetimos los mismos errores? ¿Y si nos aseguramos de que cada dólar que gastemos crea crecimiento doméstico? El dinero llega. De hecho, el país ha recibido una buena suma de dinero de la ONU hasta el momento a través del PNUD, pero necesitamos mucho más. También necesitamos llegar a un entendimiento con nuestros donantes para que no estemos tratando de repetir lo que hicimos en el pasado; no pediremos la misma ayuda durante 20 años más.

Es muy importante resaltar que lo que estamos tratando de hacer a través de esta economía de “trickle up” es empoderar a la gente común. Así que, si queremos hablar de un proceso económico democrático, estaremos hablando de un proceso que afecta a la mayoría del pueblo afgano. La mayoría de los afganos son pobres, así que esta es la propuesta que presentamos: el empoderamiento de las personas pobres y marginadas.

Para ver la entrevista completa en inglés, haz clic aquí.