Desde 2015, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha impulsado la necesidad de centrar la acción pública en los problemas que afectan a las personas y no solo en lo que las instituciones están habituadas a ofrecer. En Chile, este principio se ha traducido en una colaboración sostenida con el Ministerio de Desarrollo Social y Familia (MDSF), orientada a fortalecer las capacidades del Estado para diseñar políticas más articuladas y pertinentes. Un hito relevante en este proceso fue el desarrollo del Mapeo de la Oferta Pública en 2018 (MDSF, 2020), una metodología que permitió construir una red de interconexiones entre problemas sociales y programas públicos, revelando solapamientos, brechas y oportunidades de articulación. 

Este documento se enmarca en ese esfuerzo, pero va más allá. Por una parte, reconoce el valor de los Sistemas de Programas, entendidos como una arquitectura programática deliberada que articula objetivos, actores y recursos para abordar problemas complejos. Por otra, propone un camino concreto para fortalecer su diseño e implementación. Para ello, se recogen aprendizajes obtenidos por el PNUD en evaluaciones de sistemas de programas públicos, como el Subsistema de Seguridades y Oportunidades y el Sistema de Desarrollo Profesional Docente, para proponer una reflexión crítica sobre las barreras que enfrenta la coordinación intersectorial y las condiciones habilitantes que requiere una política pública organizada desde un enfoque sistémico. Avanzar en esta dirección no es solo deseable, sino necesario ante una estrechez fiscal que obliga a una mayor eficiencia y la creciente complejidad de los problemas sociales, que exigen respuestas integradas, adaptativas y sostenidas en el tiempo. En última instancia, se trata de promover un cambio en la forma de hacer gestión pública para recuperar el sentido profundo de la política pública: contribuir al bienestar real de las personas y las comunidades.