Vista aérea de grupo de mujeres indígenas de Chiapas

Mujeres seguras y resilientes

 

 

Contexto:

Los impactos de la contingencia derivada de la pandemia de la COVID-19 han demostrado ser diferenciados entre hombres y mujeres, siendo este último grupo poblacional el más afectado de manera negativa durante esta pandemia.

El trabajo y los medios de vida de las mujeres suelen ser más vulnerables considerando que la tasa de informalidad laboral de las mujeres es mucho mayor en comparación con la de los hombres. Además, las mujeres sufren un aumento en la inseguridad alimentaria en contextos de crisis, lo que constituye una amenaza para ellas y su familia, teniendo en cuenta que, se les atribuye la responsabilidad de todas las tareas de cuidado de su círculo familiar y de terceras personas.

Otro impacto negativo de la pandemia fue el aumento de la violencia doméstica y otras formas de violencia de género. Sin embargo, la vulnerabilidad no es la misma para todas las mujeres, ya que la situación de las mujeres y niñas indígenas es preocupante, pues, a las repercusiones propias de la COVID-19, se suman otras vulneraciones de derechos, como la falta de acceso a servicios de salud integral, incluida la salud sexual y reproductiva, la discriminación y la violencia estructurales, tanto por motivos de género como de pertenencia étnica, así como otras barreras en el acceso a los servicios de protección, incluidos los servicios de protección social y cuidados, acceso a la justicia, educación y fuentes de empleo dignas (CEPAL, 2020).

En México, el 83.5 por ciento de las mujeres hablantes de lengua indígena que viven en zonas rurales se encuentran en situación de pobreza y de ese universo, 4 de cada 10 viven en pobreza extrema, esto de acuerdo con las estimaciones de pobreza multidimensional (Coneval, 2020). Al respecto, es importante destacar que la contingencia por la COVID-19 también ha agravado esta situación. Así mismo, las mujeres indígenas, rurales, y que viven en asentamientos informales se enfrentan con obstáculos adicionales para acceder a servicios esenciales, o para huir de situaciones de violencia, particularmente dentro del hogar durante el confinamiento.

En 2015, 7.1 % de las personas usuarias de refugios para mujeres en situación de violencia eran hablantes de lengua indígena. (INEGI. Censo de Alojamiento de Asistencia Social 2015.) Así mismo, se estima que un aumento de casos de violencia sexual también puede generar más embarazos adolescentes (ONU Mujeres, 2020), que representa un peligro físico y mental para la madre y su hijo.

Sin seguridad social ni acceso a servicios financieros, las mujeres que trabajan en el sector informal y dependen de sus ingresos diarios para su sostén, enfrentan consecuencias negativas inmediatas como la dificultad para cubrir sus necesidades básicas, tener un fondo de emergencias y/o comprar alimentos suficientes. Particularmente en las áreas rurales, la contingencia por la COVID-19 está desafiando la capacidad de las mujeres para cultivar alimentos y obtener suficiencia financiera al aumentar la carga de la atención familiar, reducir el acceso a la información y cerrar el acceso a los mercados para colocar sus productos y/o servicios. Por lo tanto, los factores relacionados con sus ingresos e inseguridad alimentaria también aumentan su vulnerabilidad ante sufrir situaciones de violencia 

Objetivo:

El objetivo del proyecto es consolidar redes físicas de sororidad entre mujeres indígenas y rurales de Chiapas, aumentando su participación económica y contribuyendo a una mejor recuperación de sus comunidades, procurando al mismo tiempo que tengan una vida libre de violencia con seguridad alimentaria y una buena salud financiera. La iniciativa es financiada por el Mecanismo de Respuesta Rápida ante el COVID19 del PNUD, y el principal asociado en la implementación es la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en México. 

Actividades:

  1. Establecer una red que permita la detección de mujeres y niñas en situaciones de violencia, con un modelo de referencia para casos de violencia y guías sobre la atención interdisciplinaria que ofrece el gobierno. 
  2. Ciclo de formación-sensibilización en lenguaje maya tsotsil, a 100 mujeres para identificar vías de atención y acceso a la justicia; se les darán estrategias de consejería del estrés y autocuidado, así como para desarrollar habilidades socioemocionales y de liderazgo transformador. 
  3. Sensibilización en lenguaje maya tsotsil a hombres de la comunidad en la construcción de nuevas masculinidades no violentas y corresponsables.
  4. Capacitación en línea a 500 servidoras y servidores públicos para garantizar una atención con perspectiva de género, derechos humanos e interculturalidad, apegándose a los estándares de los instrumentos internacionales y de legislación nacional en materia de derechos humanos de las mujeres y de derechos de los pueblos indígenas. 
  5. Implementación de una campaña de comunicación a nivel comunitario sobre el acceso a la justicia en lenguaje maya tsotsil 
  6. Formación de un grupo de ahorro solidario gestionado por 100 mujeres de la comunidad. 
  7. Transferencia de un subsidio directo no condicionado a cada mujer para que puedan iniciar la gestión de su grupo de ahorro solidario. 
  8. Capacitación en materia de educación financiera y para generar actividades productivas para que las mujeres aumenten sus ingresos de manera sostenida en el tiempo, logrando su autonomía económica en un mediano plazo. 
  9.  Acompañamiento técnico para potenciar sus capacidades en la producción de hortalizas y cría de aves de corral y emitir recomendaciones para llevar sus mercancías al mercado 10. Formación sobre sobre salud y nutrición. 

Resultados esperados:

1. Las mujeres indígenas y rurales tienen mejor información sobre el acceso a la justicia y los servicios prestados por el gobierno enfocados en abordar la Violencia contra Mujeres y Niñas.

  • 1 red de sororidad creadas y funcionando con mujeres indígenas
  • 100 mujeres indígenas conocen los servicios de asistencia jurídica
  • 500 servidores públicos capacitados en prevención y atención de VGM en contextos de crisis
  • Dos campañas de acceso a la justicia en lengua maya tsotsil implementados

2. Las mujeres indígenas y rurales aumentan su resiliencia financiera.

  • Desarrollo y financiamiento del grupo de ahorro solidario
  • 1 grupo de sororidad capacitado en educación financiera y resiliencia a través de contenido.
  • 1 grupo de sororidad capacitado para poder empezar sus proyectos productivos, ya sean individuales o grupales.

3. Las mujeres indígenas y rurales tienen acceso a herramientas, información y redes que las ayudan a mejorar su seguridad alimentaria y nutricional.

  • Se ha establecido al menos una red de organizaciones de pequeños productores liderada por mujeres.
  • Se impartió al menos una capacitación comunitaria en salud y nutrición.

Principales contrapartes:

  • Secretaría de Igualdad de género (SEIGEN) del Gobierno de Chiapas
  • Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID)

Principal fuente de financiamiento:

  • La iniciativa es financiada por el Mecanismo de Respuesta Rápida ante el COVID19 del PNUD. 

Cobertura geográfica:

  • Comunidad de Chuchiltón en el municipio de Larráinzar, Chiapas.

Contacto en el PNUD México: 

  • Sol Sánchez, Oficial nacional de Género.
  • Arianne Hidalgo, Asociada de Programa. 
  • Fernando Atristain, Coordinador del proyecto.