¿Qué hace que una persona testigo de violencia contra las mujeres actúe en consecuencia?

8 de Noviembre de 2022
Imagen de Mike Ramírez Mx en Pixabay

Por: Luis Fernando Cervantes, Jefe de Experimentación del Laboratorio de Aceleración; Viridiana Morales Lazarini, Asistente para generación de contenidos; y Treicy Aguilar, Pasante del Laboratorio de Aceleración.

¿Has sido testigo de un acto de violencia contra una mujer? En la entrada anterior narramos las generalidades de un modelo conceptual que el Laboratorio de Aceleración desarrolló en la fase de exploración para reflexionar sobre el complejo conjunto de barreras e incentivos a los que una persona debe enfrentarse para convertirse en agente de cambio. Un agente de cambio es una persona interesada en modificar actitudes y valores dentro de su entorno social para generar un cambio positivo. En este blog profundizamos sobre lo que debe ocurrir en cada fase desde que ocurre el acto de violencia hasta el impacto en la erradicación de la violencia.

Este Blog forma parte del ciclo de aprendizaje que realiza el Laboratorio de Aceleración y la Unidad de Género del PNUD en México, en colaboración con ONU Mujeres y la Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México para disminuir el riesgo de violencia que sufren las mujeres.

A partir de nuestra investigación logramos identificar cinco condiciones que se deben cumplir para que una persona testigo de violencia se convierta en agente de cambio, y las condiciones bajo las cuales, efectivamente, lo hará. Cada condición presenta diferentes oportunidades de diseño para pensar en soluciones, dependiendo de las barreras específicas que enfrentan las personas y que constituyen retos a superar, para transitar a la siguiente condición. Todas las condiciones se dan casi de forma simultánea, en un proceso que es influenciado tanto por creencias culturales como por percepciones sociales. Sin embargo, descomponerlo así nos ayuda a reflexionar sobre las barreras particulares y herramientas que debemos acercar para ayudar a las personas en cada paso, ya que existen múltiples factores personales, situacionales y sociales que determinan si las personas que son testigos cumplen cada condición.

Modelo de acción

La primera condición es que la persona se dé cuenta de que está ante un acto de violencia. La violencia puede suceder frente a los ojos de cualquiera y no ser igual de evidente. Sin la conciencia de ser testigos de violencia la persona no avanza a la siguiente condición. La segunda condición es que la persona valore la situación como algo que requiere algún tipo de intervención. Para percatarse de la violencia las personas utilizan sus sentidos, su intuición y conocimientos previos. Sin embargo, para decidir si requiere intervención, las personas deben realizar un juicio de valor del que resulte una condenación del acto. Es esencial saber qué es violencia y tener convicciones firmes que la posicionen como algo inaceptable.

La tercera condición es que la persona asuma la responsabilidad de intervenir. Condenar el acto no hace a las personas actuar automáticamente. El factor que aquí opera para transitar a la acción es asumir corresponsabilidad de la tarea de eliminar la violencia contra las mujeres. La cuarta condición es que la persona sepa qué hacer. Si no cuenta con conocimientos prácticos, es probable que la persona solo experimente frustración de haber llegado hasta este nivel, pero no logre avanzar más, ya que no sabe qué hacer. Hay dos alternativas de acción que explicaremos más adelante, las cuales son intervenir o prevenir, y aunque el catálogo de acciones posibles en cada categoría es muy extenso, depende de cada situación particular.

La última condición por cumplir es que la persona confíe en su capacidad de actuar sin que haya represalias. Solo las personas que confían en sus capacidades se pueden convertir en agentes de cambio. Es importante saber que, aun sabiendo qué hacer, las personas podrían no actuar por presión social o por miedo a sufrir represalias.

¿Cuáles son las barreras e incentivos que determinan si las personas avanzan a la siguiente condición?

Para convertirse en agente de cambio la persona debe superar los retos que implica cada una de las condiciones descritas previamente. Ahora hablemos de estas barreras e incentivos. Les llamamos barreras a los factores que juegan en contra e incentivos a los que juegan a favor de que las personas puedan transitar a la siguiente condición en el modelo. Las podemos clasificar en tres tipos: de capacidades, oportunidades y motivaciones, siguiendo el ejemplo de la Herramienta de Identificación de Barreras del BI Team.

Las barreras e incentivos de capacidades son aquellos factores intrínsecos a las personas, como habilidades y conocimientos adquiridos que actúan a favor de la acción cuando las personas los tienen y en contra cuando carecen de estos. Un ejemplo de barrera de capacidades es la ignorancia sobre el fenómeno de la violencia. Esta deja a muchas personas atrapadas en la primera condición, sin darse cuenta de haber sido testigos. En especial, sucede con las manifestaciones más sutiles de la violencia que muchas personas no se den cuenta. Un ejemplo de un incentivo de capacidades es la capacidad de crear empatía. Quienes logran desarrollar esta capacidad están en mejores condiciones para transitar a la siguiente condición ya que pueden ponerse en los zapatos de la víctima.

Las barreras e incentivos de oportunidades son aquellos factores externos (del medio ambiente, sociales y del entorno) que inhiben o promueven la acción. En este sentido, entre los factores que determinan la intervención se encuentran pautas culturales que normalizan o condenan la violencia; la presencia o ausencia de mecanismos institucionales que brindan apoyo, seguridad y protección, así como la confianza que la ciudadanía deposita en estos; la disponibilidad del tiempo y los recursos necesarios para intervenir; la posibilidad o no de poder aportar evidencia de manera anónima, entre otros. Un ejemplo de barrera de oportunidades es la normalización de la violencia. Es más difícil que las personas condenen un acto de violencia (y, por lo tanto, superen la segunda condición) cuando habitan en entornos donde la violencia está normalizada. Un ejemplo de incentivo de oportunidades es tener referentes cercanos que reprueben la violencia. Cuando una figura pública fija una postura abierta en contra de la violencia, eso puede incentivar a quienes le consideran como modelo a seguir a cuestionar su propia postura.  

Por último, están las barreras e incentivos de motivaciones que es como llamamos a las respuestas automáticas, inconscientes o instintivas de las personas que impiden o incitan a la acción. Estos factores incluyen, por un lado, el miedo a causar mayor daño, a posibles represalias y/o a hacer el ridículo, y, por el otro lado, la confianza de que no habrá consecuencias negativas ni para la persona testigo ni para la víctima, para evaluar la situación, para actuar y creerse capaz de ser un agente de cambio. Un ejemplo de barrera e incentivo de motivación es tener una mentalidad fija o una mentalidad de crecimiento, respectivamente.[1] Quienes tienen una mentalidad fija creen que sus habilidades básicas, su inteligencia y su talento, son rasgos de su personalidad que no es posible cambiar. Si realizan una acción, pero fracasan en ayudar a la víctima, es probable que, en la próxima ocasión que se les presente una oportunidad para ser agentes de cambio, decidan no actuar. Quienes tienen una mentalidad de crecimiento entienden que sus talentos y habilidades se pueden desarrollar mediante el esfuerzo, la enseñanza y la persistencia. Esta característica opera como un incentivo para no perder la motivación y desarrollar la aptitud de convertirse en agente de cambio de forma consistente.

¿Qué acciones pueden realizar las personas que son testigos de un acto de violencia de género?

Ya que hemos descrito las cinco condiciones que se deben cumplir para que una persona testigo actúe, ahora te presentaremos cuáles son los tipos de acciones a realizar para ser agentes de cambio. Experiencias previas han demostrado que las intervenciones enfocadas a testigos son una vía efectiva para la disminución de la violencia contra las mujeres.[2] Las acciones que una persona testigo puede llevar a cabo las clasificamos en dos grandes categorías: intervención y prevención. A continuación, te presentamos cada acción y su resultado.

Acciones y resultados

La intervención solo aplica cuando se está en presencia del acto de violencia, e implica cualquier acción que se realiza en respuesta a la situación que se observa con el objetivo de hacer que pare. Desde detener la agresión, llamar la atención sobre lo que está sucediendo o acudir a una figura de autoridad competente como la policía u otro cuerpo de seguridad, son ejemplos de acciones de intervención.

Intervención

Además de la posibilidad de intervenir directamente, la persona que es testigo también puede realizar acciones de prevención. Aunque la palabra prevención nos remite a pensar en lo que pudimos haber hecho antes para “prevenir” que suceda un acto de violencia, aquí le damos un significado más amplio para reconocer lo que se puede hacer antes, durante o después. Por eso distinguimos tres tipos de acciones de prevención.

La acción de prevención terciaria consiste en ayudar directamente a la persona que fue víctima o confrontar al agresor con el fin de disminuir el daño causado. Es escuchar y apoyar a la víctima, ayudarla a identificar las instancias donde puede levantar una queja o presentar una denuncia, declarar como testigo ante una autoridad competente, aportar pruebas para una investigación y todo aquello que ayude a mitigar el daño que sufrió o evitar que sufra daños mayores. Las acciones de prevención terciaria se relacionan directamente con un acto de violencia del que la persona ha sido testigo y suceden posterior al acto.

Prevención terciaria

La acción de prevención secundaria está enfocada en reconocer situaciones en las que existe una elevada posibilidad de que ocurra un acto de violencia, anticiparse a ellas y actuar para cambiar las condiciones del ambiente que permiten que sucedan. Una persona que es agente de cambio puede incidir en que se instalen luminarias o cámaras de seguridad en un lugar donde han ocurrido actos de violencia para evitar que vuelva a ocurrir, u ofrecerse a llevar a una mujer a casa para evitar que transite por sitios donde esté expuesta al peligro. Las acciones de prevención secundaria están motivadas por haber sido testigos de actos de violencia en el pasado o por reconocer escenarios con el potencial de que sucedan. Más que dirigirse a auxiliar a la víctima de un suceso en particular, estas acciones están enfocadas en evitar que otras mujeres se conviertan en víctimas de violencia.

Prevención secundaria

Por último, la acción de prevención primaria tiene como finalidad retar las normas sociales que permiten la reproducción de la violencia, fijando una postura abierta y firme en contra de cualquier conducta machista, misógina y discriminatoria y, en general, contra todo tipo de actitudes, estereotipos y conductas sobre las cuales se fundamenta la violencia contra las mujeres. Esto es, promover la igualdad de género, retar las actitudes sexistas, los estereotipos machistas y demás conductas nocivas que permiten la reproducción de patrones de comportamiento violento en contra de las mujeres. Un ejemplo de prevención primaria es instalar un protocolo de contratación en una organización que sea más incluyente o retar a un colega por hacer un chiste machista. Más que estar motivadas por una situación de riesgo en particular sobre la que se desea incidir, parten de reconocer la violencia que ocasionan las estructuras y normas sociales sobre las que se sostiene la sociedad actual. Esto implica que, al reconocer esta violencia estructural, todas las personas nos convertimos en testigos.

Prevención primaria

Próximos pasos

En el siguiente blog hablaremos sobre la solución tecnológica que decidimos diseñar, dónde se inserta en términos de este modelo conceptual, y por qué creemos que ahí es donde se encuentra el mayor potencial para generar un cambio. También, te contaremos dónde nos gustaría posicionarnos dentro del ecosistema de instituciones y programas para erradicar y atender el fenómeno de la violencia de género en la Ciudad de México y los resultados del mapeo de actores que realizamos para identificar oportunidades para vincular la herramienta con más actores y alcanzar un mayor impacto. 

¿Trabajas en alguna iniciativa para convertir en agentes de cambio a las personas que atestiguan actos de violencia de género? ¿Te interesa participar en el proceso del desarrollo de la herramienta y probar el chatbot? ¡Contáctanos en acclabmx@undp.org!

Gracias a Gabriela Ríos Landa, Jefa de Exploración del Laboratorio de Aceleración; a Jorge Munguía, Jefe de Mapeo de Soluciones del Laboratorio de Aceleración; y a Ksenia Alexandrova, especialista de la Unidad de Género del PNUD por sus valiosos comentarios a este blog.

 


[1] Dos mentalidades distintas que postula la psicóloga Carol Dweck y sus colegas, y sobre las que ha dedicado gran parte de su investigación para probar que existe y que se puede manipular.

[2]  Bystander approaches: Responding to and preventing men’s sexual violence against women. Australian Centre for the study of sexual assault. Commonwealth of Australia, 2014.

https://aifs.gov.au/sites/default/files/publication-documents/acssa-issues17.pdf