El reinicio de Sevilla: Qué significa FFD4 para América Latina y el Caribe
23 de Julio de 2025
A principios de julio, la ciudad de Sevilla, España, se convirtió en el escenario de una ambiciosa iniciativa global, al reunir a diversos países para repensar cómo se financia el desarrollo en un mundo marcado por la incertidumbre económica, el aumento de la deuda, la aceleración de la crisis climática y la creciente presión sobre los ecosistemas.
La Cuarta Conferencia de Financiación para el Desarrollo (FFD4 por sus siglas en inglés) concluyó con la adopción del Compromiso de Sevilla, un conjunto de soluciones concretas acordadas por los Estados Miembros e informadas por aportes de otros actores, con el objetivo de poner el desarrollo en el centro de las finanzas globales, tras alcanzarse un consenso entre 192 países. El texto reafirmó el compromiso global con las Naciones Unidas y la cooperación multilateral como pilares del financiamiento para el desarrollo sostenible.
La Plataforma de Acción de Sevilla (SPA, por sus siglas en inglés), lanzada durante la conferencia, ahora actúa como brazo operativo de este compromiso e incluye más de 130 iniciativas. La SPA busca cerrar la brecha global de financiamiento para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), estimada en 4 billones de dólares, con énfasis en el alivio de la deuda, la ampliación del espacio fiscal y el uso de mecanismos financieros innovadores, como los bonos temáticos y el financiamiento combinado.
El liderazgo de América Latina y el Caribe
Los países de la región están demostrando un liderazgo audaz al impulsar soluciones arraigadas en sus propias prioridades nacionales. Un rasgo distintivo de este liderazgo es el reconocimiento del nexo entre clima y naturaleza como elemento central del desarrollo sostenible. Al alinear las políticas ambientales con los objetivos nacionales de desarrollo, los países están demostrando que invertir en la naturaleza no es un complemento del desarrollo, sino su base fundamental. Este enfoque integrado se refleja en marcos normativos y políticas emergentes que posicionan a la región como un referente global sobre cómo la acción ambiental puede impulsar la resiliencia a largo plazo.
Esta visión también se refleja en las propuestas financieras más amplias presentadas por la región. Los países abogaron por redirigir los Derechos Especiales de Giro —activos de reserva internacionales que los países pueden usar como moneda de emergencia— hacia inversiones climáticas y sociales; por mecanismos regionales de liquidez, incluyendo discusiones sobre un fondo latinoamericano de estabilización; y por reformas en la banca pública para alinear mejor los bancos nacionales de desarrollo con el financiamiento de los ODS a largo plazo.
Esto refuerza el impulso actual para que los países de la región lideren con sus propias prioridades y soluciones, especialmente ante la disminución de fuentes tradicionales de financiamiento externo como la Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD). El Documento Final destaca que los países en desarrollo son los principales financiadores de la Agenda 2030, haciendo indispensable su liderazgo en la movilización de recursos internos.
La Facility del PNUD: un motor regional para la resiliencia
Uno de los resultados más concretos para la región fue el lanzamiento de la Facility de Financiamiento para el Desarrollo Humano. Formalmente incorporada en el Documento Final del FF4D, esta Facility ofrece una plataforma para la implementación practica en la región.
Liderada por el PNUD para América Latina y el Caribe, la Facility reúne a gobiernos, bancos de desarrollo, actores del sector privado y sociedad civil para acelerar la inversión en resiliencia y la respuesta a crisis interconectadas. Los gobiernos y autoridades locales son socios clave para materializar los ODS en el territorio, por lo que el Gobierno Vasco, como anfitrión de la Secretaría de Localización 2030, también es un aliado estratégico de la Facility.
La Facility apoya a los países en el diseño de carteras de inversión adaptadas, reduciendo la fragmentación y alineando incentivos. Con los gobiernos al centro, la Facility promueve el liderazgo nacional, el aprendizaje entre pares y la cooperación regional para co-invertir y co-implementar resultados de desarrollo sostenible. De manera crucial, cambia el enfoque hacia el aprovechamiento de recursos financieros internos disponibles, que tienen un gran potencial para avanzar en las prioridades de desarrollo.
Desmitificando la inversión en ALC
Una de las ideas más repetidas durante FFD4 fue la necesidad de superar percepciones obsoletas de América Latina y el Caribe como una región riesgosa para invertir. Por el contrario, se percibió una fuerte confianza en el potencial de la región, con muchos actores destacando los altos retornos y las oportunidades estratégicas que ofrece la región. La Facility está diseñada para fortalecer la confianza de los inversionistas y alinear el capital con las prioridades nacionales.
Los tres pilares de la Facility
El enfoque de la Facility se estructura en torno a tres pilares interconectados para asegurar que los esfuerzos de resiliencia sean liderados por los países, estén bien financiados y cuenten con un ecosistema sólido de conocimiento y colaboración:
- Empoderar el liderazgo local: Los gobiernos nacionales y subnacionales están al frente, diseñando sus propias estrategias de resiliencia, compartiendo logros y participando en el diálogo global mediante la cooperación Sur-Sur y Triangular.
- Desbloquear inversiones estratégicas: Alineando el financiamiento con las prioridades nacionales y facilitando alianzas entre actores públicos y privados, la Facility moviliza inversiones en sectores clave como infraestructura y financiamiento climático.
- Fomentar la experiencia regional: Una red regional de expertos vincula el conocimiento institucional, permitiendo una comprensión compartida y herramientas comunes para inversiones centradas en la resiliencia.
¿Qué sigue?
América Latina y el Caribe enfrenta una convergencia de desafíos: impactos climáticos, estrés por deuda, desigualdad persistente y una fuerte caída en la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Para la región, los compromisos asumidos en Sevilla y las herramientas disponibles a través de la Facility del PNUD ofrecen una hoja de ruta para traducir compromisos en acción concreta. La región debe actuar con audacia, colaboración y urgencia para hacer realidad esta visión.