Crisis en la República Democrática del Congo

Coordinando una respuesta de emergencia que fomente la resiliencia

26 de Febrero de 2025
Three women carrying wooden planks walk along a roadside beside a littered area.

Cientos de miles de personas se han visto afectadas por el conflicto en el este de la República Democrática del Congo.

Foto: UNICEF / Jospin Benekire
La República Democrática del Congo (RDC) se enfrenta a una de sus peores crisis en años. Damien Mama, Representante Residente del PNUD en el país, habla del impacto de la crisis y de cómo desde la organización estamos respondiendo a las necesidades urgentes y brindando apoyo a largo plazo.

1. ¿Cómo está afectando a los congoleses esta crisis? ¿Y al trabajo del PNUD? 

Millones de personas se han visto empujadas hacia la pobreza, los servicios públicos están colapsando y comunidades enteras se han visto obligadas a desplazarse. El impacto de esta crisis también se siente con intensidad en Kinshasa. Cada día escuchamos historias de familias que lo han perdido todo, madres que buscan comida, niños que ya no pueden ir a la escuela y comunidades enteras obligadas a huir.   

Se han destruido infraestructuras fundamentales, como escuelas, centros de salud y oficinas judiciales. Empresas que antes prosperaban han cerrado. El futuro de las personas se está esfumando ante nuestros ojos. El reto es enorme, pero también lo es nuestro compromiso de garantizar que las personas afectadas por esta crisis no queden en el olvido. 

Estamos coordinando una respuesta de emergencia que fomente una mayor resiliencia. El objetivo es vincular la ayuda inmediata a la recuperación temprana y al desarrollo a largo plazo, garantizando que, una vez que la crisis disminuya, las comunidades puedan reconstruirse de forma sostenible.   

2. ¿Cómo puede el país romper el ciclo de los desplazamientos que van en aumento? 

Imagina abandonar tu casa solo con la ropa que tienes puesta. Esa es la realidad para cientos de miles de personas en estos momentos. Algunas de las que regresan, como las 40.000 de Masisi y las 30.000 de Nyiragongo, se encuentran que sus casas han sido destruidas, sus escuelas y centros de salud han desaparecido o sus terrenos han sido ocupados. Es urgente reconstruir casas, escuelas y sistemas de abastecimiento de agua.   

En el PNUD estamos centrados en restablecer los servicios básicos y reconstruir las infraestructuras. Al ocuparnos de las necesidades inmediatas y a largo plazo, garantizamos que las comunidades desplazadas puedan reconstruir sus vidas sin temor a tener que huir nuevamente.   

A man in a suit speaks at a podium in front of a crowd, some in uniform, outdoors.

Damien Mama, Representante Residente del PNUD en el país, encabeza los esfuerzos de la oranización para vincular la ayuda inmediata a la recuperación a largo plazo.

Foto: PNUD RDC
A group of children in school uniforms clapping, with adults smiling in the background.

Mantener el apoyo y la continua participación en el desarrollo es fundamental para prevenir la escalada de las necesidades.

Foto: PNUD RDC

3. ¿Qué impacto tiene el continuo conflicto en la economía de la RDC? 

El precio de los productos de primera necesidad se ha duplicado en menos de un mes en las zonas donde se han interrumpido las cadenas de suministro. Los mercados que antes rebosaban de comercio están vacíos. Los comerciantes que construyeron sus negocios durante décadas los han visto desaparecer de la noche a la mañana debido al saqueo generalizado. 

Si la violencia continúa, la economía de la RDC podría contraerse hasta un 7 %. Más de 4,4 millones de personas ya están sufriendo las consecuencias, sobre todo por la interrupción de los negocios y de las cadenas de suministro.   

Los países vecinos están experimentando las repercusiones: las interrupciones del comercio, la recesión económica, o la llegada de personas refugiadas, lo que supone una presión añadida a la ya frágil economía regional. Fortalecer la resiliencia económica es más importante que nunca. En el PNUD estamos apoyando los esfuerzos para estabilizar los mercados locales, proteger los medios de subsistencia y construir redes de seguridad social para evitar un colapso económico a largo plazo. 

4. ¿Cómo lo está afrontando el sistema sanitario?  

La crisis está cobrando un alto precio al sistema sanitario y está poniendo en peligro miles de vidas. Con las cadenas de suministro médico interrumpidas, clínicas y farmacias saqueadas y los trabajadores sanitarios huyendo, los servicios básicos están colapsando. Más de 8.100 personas seropositivas y 1.680 enfermas de tuberculosis tienen dificultades para recibir tratamiento. Una persona seropositiva o con tuberculosis no puede permitirse esperar semanas o meses para recibir asistencia médica. Cada retraso cuesta vidas. 

Junto con el Fondo Mundial, en el PNUD nos centramos en restablecer estos servicios esenciales y garantizar que los tratamientos lleguen a quienes los necesitan. Debemos actuar con rapidez para evitar que la emergencia sanitaria se agrave aún más. 

A doctor converses with a young girl sitting on a treatment table in a clinic.

Atender las necesidades de las mujeres y las niñas es una de nuestras principales prioridades en el PNUD. Esto incluye el apoyo psicosocial, la protección frente a la violencia de género y la creación de espacios seguros para que las mujeres y las niñas reconstruyan sus vidas.

Foto: UNICEF / Jospin Benekire

5. ¿Cómo se puede restaurar la justicia y la gobernanza? 

El sistema judicial de las regiones afectadas está totalmente desarticulado. En Kivu del Norte, seis infraestructuras judiciales, incluida la prisión de Musenze, han sido destruidas u ocupadas y el personal judicial ha huido.   

Hay más de 4.400 personas detenidas en paradero desconocido, y se han borrado de los registros los casos críticos, entre ellos 36 casos prioritarios de delitos graves, como 11 de violencia sexual relacionada con el conflicto. En estas zonas se ha destruido casi el 100 % de los expedientes judiciales, lo que ha dejado a las personas supervivientes sin recurso legal. 

Esto supone un grave retroceso tras años de avances. En el PNUD mantenemos nuestro compromiso de reconstruir estas instituciones, restaurar los sistemas de gestión de casos y garantizar que la justicia sea accesible para todas las personas, especialmente para las más vulnerables. Sin una acción urgente, el ciclo de impunidad seguirá contribuyendo a la inestabilidad. 

6. ¿Cómo está afectando esta crisis a las mujeres y las niñas? 

Nos han llegado reportes sobre innumerables casos de violencia y explotación sexuales, que perjudican profundamente, tanto a las víctimas como a la comunidad en general.   

Para el PNUD, atender las necesidades específicas y la protección de mujeres y niñas es una prioridad absoluta. Esto incluye el apoyo psicosocial, la protección contra la violencia de género y la creación de espacios seguros para que las mujeres y las niñas puedan reconstruir sus vidas. También estamos trabajando para restablecer la educación, la atención médica y las oportunidades de acceder a medios de subsistencia. Es fundamental que las mujeres participen en los procesos de toma de decisiones en aras de la justicia y la recuperación, así como de la resiliencia del país a largo plazo.   

Para las mujeres y las niñas, la crisis a menudo significa algo más que el desplazamiento. Supone temor a la violencia, a la explotación y a no poder recuperar nunca su futuro. Algunas no solo han perdido su hogar, sino también su sensación de seguridad. Debemos garantizar que la protección y el empoderamiento vayan de la mano, ofreciendo a las mujeres y las niñas no solo seguridad, sino la oportunidad de liderar la reconstrucción de sus comunidades. El liderazgo de las mujeres es clave para la recuperación, e invertir en su protección y empoderamiento será fundamental para garantizar un futuro pacífico y sostenible para todas las personas. 

7. ¿Qué acciones son necesarias para evitar que la crisis se agrave? 

La RDC es enorme y, aunque el conflicto se concentra en el este, sus efectos se sienten en todo el país. Momentos como este nos recuerdan que proteger el progreso requiere un esfuerzo colectivo, desde los responsables políticos en Kinshasa hasta los líderes locales. 

En las próximas semanas, será primordial priorizar las conversaciones de paz para abordar las causas profundas del conflicto. Las disputas por la tierra, ya exacerbadas por la crisis, están avivando las tensiones y desplazando a más personas. Estas disputas deben ser resueltas pacíficamente para garantizar la estabilidad a largo plazo y facilitar el regreso seguro de las personas desplazadas a sus hogares. El restablecimiento de la atención sanitaria, la educación y el agua potable debe ser una prioridad absoluta. En el PNUD nos centramos en conciliar la ayuda humanitaria a corto plazo con los objetivos a largo plazo, incluyendo la reconstrucción de las infraestructuras y el restablecimiento de los medios de subsistencia. Sin embargo, esto solo puede lograrse si todas las partes se comprometen a dialogar y a proteger a civiles y trabajadores humanitarios. Si no se actúa ahora, se corre el riesgo de desestabilizar aún más la región. 

La RDC no puede permitirse repetir la dolorosa historia de conflictos prolongados e inestabilidad. En estos momentos, cada decisión es importante: cada esfuerzo por restablecer la paz, reconstruir las infraestructuras y apoyar a las personas desplazadas marcará el futuro del país. En el PNUD tenemos un amplio alcance y podemos adoptar medidas decisivas.   

Es fundamental mantener el apoyo y la participación permanente en el desarrollo para evitar una mayor escalada de las necesidades. Con una financiación constante y un acceso inmediato, podemos restablecer los servicios básicos, reconstruir las infraestructuras y fortalecer la resiliencia de quienes más lo necesitan. 

Aerial view of a new building complex with a blue roof, surrounded by greenery and people.

En el PNUD, a través de nuestro trabajo, ayudamos a garantizar que la protección y el empoderamiento vayan de la mano, ofreciendo a las mujeres y las niñas no solo seguridad, sino la oportunidad de liderar la reconstrucción de sus comunidades.

Foto: UNICEF / John James