Por una vida saludable y sin discriminación: reducir las barreras de género y derechos humanos para una mejor respuesta al VIH

30 de Noviembre de 2023

“Hoy soy una mujer empoderada”, cuenta orgullosa Lili, miembro de Transcuba, la Red de personas trans, parejas y familias. Confiesa que su vida no siempre ha sido fácil, que ha tenido que lidiar con el estigma y la discriminación por reconocerse como mujer.

En los últimos años, Cuba ha actualizado su marco normativo, de modo que favorece aún más la reducción de las desigualdades de género, el respeto de los derechos humanos y el enfrentamiento al estigma y la discriminación por VIH u otras condiciones humanas, por las cuales las personas pueden ser privilegiadas o sufren exclusiones socioeconómicas, culturales y simbólicas en la sociedad patriarcal.

La Constitución de la República de Cuba (2019), el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres (PAM) (2021), la Estrategia integral de prevención y atención a la violencia de género y en el escenario familiar (2021) y el Código de las Familias (2022) están entre las normas de mayor impacto en este sentido; pues permiten un abordaje más profundo de la discriminación con la incorporación de las razones de género, la orientación sexual y la identidad de género, aspectos fundamentales en la atención a obstáculos estructurales que frenan la igualdad, la inclusión y el desarrollo sostenible.

En este escenario, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) trabaja para la reducción de barreras relacionadas con género y derechos que limitan aspectos clave de la Respuesta Nacional al VIH.

Dichos esfuerzos se han impulsado de manera articulada con el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) y organizaciones de la sociedad civil como la Red Cubana de Personas que Viven con VIH (RedCub+), la Red de Hombres que tienen Sexo con Hombres (Red HSH-Cuba) y Transcuba. Además, han contado con la contribución del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria.

Lili Álvarez trabaja como administradora en una empresa de logística agrícola.

ONUSIDA ha estimado que en 2022 había poco más de 30 mil personas viviendo con VIH en Cuba que conocían su estado serológico; mientras que alrededor de 10 mil podían estar viviendo con el virus sin saberlo. La epidemia se concentra en las denominadas poblaciones clave: en 2022 la prevalencia estimada era del 38,8% en personas transgénero y del 17,2% en hombres que tienen sexo con hombres.

El PNUD trabaja con el MINSAP y las organizaciones de la sociedad civil para abordar estos desafíos y asegurar el acceso de estas personas a servicios relacionados con el VIH.

Se ha reconocido que el estigma y la discriminación sufridas por las personas que viven con VIH o aquellas más expuestas al contagio  limitan el acceso a los servicios de salud y reducen la eficacia de la respuesta a la epidemia.

Para contribuir a reducir estas vulnerabilidades, el PNUD ha apoyado la realización de encuestas que permiten identificar manifestaciones de estigmatización y discriminación basadas en VIH, género, identidad de género y orientación sexual, así como sus consecuencias en la vulneración de los derechos de las poblaciones clave en espacios comunitarios y de salud. 

Por ejemplo, con el liderazgo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), se han aplicado en Cuba: la Encuesta de Indicadores de Prevención de Infección por el VIH/sida, la Encuesta Nacional a Personas que Viven con VIH, la Encuesta Nacional a Personas Trans y la Encuesta Bioconductual de Seroprevalencia de VIH, Sífilis, Hepatitis B y C.

También se ha potenciado el apoyo a servicios de orientación jurídica para las poblaciones clave de la Respuesta al VIH. 

Los servicios de orientación jurídica para poblaciones clave en la Respuesta al VIH contribuyen a la eliminación de las barreras de género y derechos.

La especialista jurídica Zulendrys Kindelán, de la Unidad de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades (Prosalud), señala que estos servicios buscan eliminar todas las formas de discriminación que sufren las personas que viven con VIH o son vulnerables a contraerlo, de modo que se reduzcan las barreras en el acceso a la prevención y atención al VIH y se consiga avanzar hacia la meta de erradicar este virus como un problema de salud para el 2030.

El PNUD ha contribuido al fortalecimiento de las capacidades logísticas y técnicas de los 20 servicios de este tipo que están en funcionamiento en todo el país. Entre 2021 y 2023, vieron solucionadas sus demandas 7 de cada 10 personas  que hicieron uso de los servicios de orientación.

Estos servicios también realizan acciones de capacitación en temas de género, derechos y VIH con el personal sanitario, apunta Zulendrys, con la aspiración de que la atención de salud a las poblaciones clave sea cada vez más amigable, accesible, de calidad y libre de discriminaciones. 

Apoyo a la respuesta al VIH en Cuba con el liderazgo de las comunidades

Otra estrategia de trabajo ha sido el fortalecimiento de la capacidad técnica y el liderazgo de las organizaciones de la sociedad civil, las cuales realizan una contribución importante al trabajo de prevención, diagnóstico y atención del VIH a nivel comunitario; de manera articulada con el sistema de salud pública. Un total de 115 activistas de las poblaciones clave, consejeras y consejeros del sistema de salud han sido formados como gestoras y gestores de género y derechos. 

Las organizaciones de la sociedad civil apoyan los servicios de prevención y diganóstico del VIH a nivel comunitario, con enfoques de género y derechos

“Trabajamos para que las mujeres trans conozcan sus derechos y acompañamos los servicios diferenciados de salud y los servicios de orientación jurídica. Nos enfocamos en que ellas tengan diferentes formas de capacitación, como promotoras, como consejeras y que aprendan a realizar pruebas de VIH, porque siempre desempeñamos nuestra labor en los sitios donde suelen reunirse”, explica Yoilán Balón Caballero, vicecoordinadora de Transcuba, al referirse al trabajo que realiza la red en esa dirección.

Desde 2022, más de 400 personas de estas redes de la sociedad civil han sido preparadas para ofrecer servicios de prevención y diagnóstico del VIH en espacios comunitarios, en coordinación con los profesionales de salud. Además, se les facilita acceso a insumos de probada eficacia para la prevención: condones, lubricantes, terapia preexposición (PrEP), terapia post- exposición (PEP), pruebas rápidas y autopruebas de VIH, entre otros.

“Llegamos a los sitios donde otros no llegan”, enfatiza Gilberto Pérez Pérez, promotor de la Red HSH-Cuba; quien siente la satisfacción de haber ayudado a muchas personas mediante el trabajo de pares en la comunidad. 

La implementación de campañas comunicativas para cambiar actitudes y comportamientos del personal de salud y combatir estereotipos de género en la población general, es otra de las intervenciones que promueve la alianza entre el MINSAP, el PNUD y el Fondo Mundial para avanzar en la eliminación de las barreras que pueden afectar el acceso a los servicios relacionados con el VIH.

Las más reciente de ellas: Iguales, sin estigma ni discriminación; se orientó a los servicios del primer nivel de atención de salud , clave en la respuesta al VIH.  

Por otro lado, se está estimulando el desarrollo de servicios de salud libres de estigma, discriminación y violencia de género, a partir de procesos de certificación de género y derechos en instituciones de este nivel de atención. Esta iniciativa está dando sus primeros pasos y se ha concebido con la participación activa de profesionales de salud y las poblaciones clave.

Esas experiencias están alineadas con la Estrategia de género de la respuesta nacional a las ITS, el VIH y las hepatitis en Cuba para el período 2020-2025, que da continuidad a la estrategia diseñada e implementada desde 2013, con el apoyo del PNUD. Como política pública sectorial, la estrategia impulsa el acceso a los servicios de prevención y atención, además de la erradicación de barreras de género y derechos limitantes de ese acceso.

Asimismo, incentiva la educación y nuevas formas de socialización con relación a las identidades de género y la comunicación inclusiva y para la prevención de enfermedades; como acciones estratégicas en la erradicación de actitudes y prácticas discriminatorias, estereotipos sexistas y la violencia de género.

A pesar de haber sufrido discriminación por identificarse como mujer transgénero, Lili es un ejemplo de resiliencia. Licenciada en Educación Económica y Máster en Pedagogía, es una de las directivas de una empresa en la que sus colegas la respetan.

Desde la Red Transcuba, a la que pertenece Lili, se trabaja para empoderar a otras personas como ella, para el reconocimiento de sus derechos y para que cada día sean menos vulnerables al VIH.