3 razones por las que la educación en materia climática es esencial para la adaptación y la resiliencia

16 de Noviembre de 2023
A student writing on a chalkboard in Kenya.

Desde la escuela primaria hasta la universidad, incluyendo la formación técnica y la educación continua para adultos, el conocimiento sobre el cambio climático puede adquirirse a lo largo de la vida.

Foto: UN CC:Learn / Lorenzo Franchi

La adaptación no se da en un vacío: necesita ir de la mano de muchos conocimientos y habilidades específicas. Solo podemos aprovechar la energía y las ideas de la sociedad a través de la enseñanza, y la adaptación funciona mejor si las soluciones están diseñadas lo más cerca posible de donde se harán sentir los impactos.

Nos referimos a la educación a través de las diferentes etapas de la vida: desde la escuela a las universidades y la formación técnica, a la educación y capacitación para adultos en todas sus formas. Si adoptamos este punto de vista amplio, las universidades, los laboratorios nacionales de ideas, las entidades de investigación y las instituciones educativas locales forman parte todos de la amplia gama de participantes institucionales necesaria para transformar los sistemas educativos.  

He aquí 3 razones por las que pensamos que la educación en materia de cambio climático merece ser analizada con atención:

Los países necesitan conocimientos y capacidades específicos para adaptarse con éxito al cambio climático.

Foto: PNUD El Salvador / Oscar Leiva

1. Los países están pidiendo ayuda

Muchos países tienen gran interés en redirigir sus sistemas educativos hacia un plan de acción sobre el cambio climático. La razón es que se dan cuenta que tanto la generación actual como las futuras deben comprender mejor las cuestiones que están en juego cuando se trata del cambio climático. No hay más que analizar los NDC Partnership’s national frameworks (marcos nacionales de la alianza para las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional; enlace disponible en inglés) para comprender que esa necesidad se da casi en todo el mundo.

Los socios del desarrollo, quizá liderados por el Sistema de las Naciones Unidas, necesitan hacer más en este sentido. Las evaluaciones sistemáticas (más que fragmentarias) de las necesidades pueden aportar mayor visibilidad y compromiso. La plataforma UN CC:Learn (Asociación para el Aprendizaje sobre el Cambio Climático, una iniciativa de la ONU) ha estado creando, en la última década, estrategias nacionales de aprendizaje que ofrecen mucha experiencia sobre las medidas educativas formales, informales y no formales. Los planes de acción en materia de aprendizaje sobre todos los sectores de las NDC y que apoyan la educación en general van un paso más allá. 

Los planes de inversión para respaldar estas propuestas nos llevarían más lejos, como ya se ve en países como Namibia, Bhután y Zambia. Namibia (en inglés) ha asignado el aporte de 18 mil millones de dólares de los Estados Unidos (USD) para la financiación del clima a sus NDC de modo de garantizar “la retención de los ciudadanos con las capacidades y conocimientos necesarios”. Bhután (en inglés) ha convertido sus instituciones educativas nacionales en el pilar central de su Plan Nacional de Adaptación, con el fin de capacitar a los oficiales del sector público en materia de adaptación y resiliencia sobre una base recurrente. Zambia (en inglés) está iniciando un gran proyecto educativo en materia de cambio climático que busca convertir su sistema educativo en un motor del crecimiento verde. Estos son pasos importantes que están siendo adoptados por los países para consolidar lo ya obtenido en materia de adaptación en el camino hacia una transición económica verde y equitativa. 

Zambia Organic Farm7

En Zambia, Organic Farm7 utiliza técnicas innovadoras de irrigación para regar los cultivos y la energía solar como principal fuente de energía. Su fundador, Abel Hangoma, ingeniero de profesión, se ha comprometido a enseñar sus métodos a otros agricultores.

Fotos: UN CC:Learn / Lorenzo Franchi

2. La educación climática rinde frutos

El Global Center on Adaptation (centro global de adaptación; enlace disponible en inglés) documenta varios estudios de caso sobre la relación entre el cambio climático, la vulnerabilidad y la educación. En su Informe de 2022 (en inglés) sobre el estado y las tendencias en materia de adaptación dice: “África tiene una enorme población de jóvenes que va en aumento, ya que cerca de un 60 % tiene menos de 25 años de edad. Si bien el solo tamaño de esta población joven es un desafío en lo referente a la educación y al empleo, también ofrece grandes oportunidades en modos que pueden acelerar el crecimiento económico, crear resiliencia e impulsar una adaptación transformacional”.

La experiencia de la UN CC:Learn sobre la financiación de la educación climática también deja mucho en evidencia. Las pequeñas inversiones en la planificación para la educación climática pueden generar una financiación mucho mayor. Por ejemplo, la República Dominicana fue uno de los primeros países que recibió una subvención de UN CC:Learn en 2012, que usó encauzando millones de USD de las arcas públicas para capacitar a las maestras de la educación primaria de todo el país. Recientemente, Zambia ha podido destinar una importante subvención de IKI (17 millones de euros) a la educación climática sobre la base de una subvención de UN CC:Learn de 100.000 de USD otorgada en 2018. 

Las mujeres rurales aprenden soluciones innovadoras de cuidado del ganado para adaptarse a los efectos del cambio climático. La educación en materia de clima sigue siendo pertinente en diversos sectores y etapas de la vida.

Foto: PNUD Uzbekistán

3. Las soluciones a largo plazo para la emergencia climática deben involucrar a las personas que están en primera línea

Aquí hablamos de las intervenciones que van más allá de una “consulta” y que involucran a las comunidades locales en tanto que principales promotores de las acciones de adaptación. A pesar de sus buenas intenciones de hacer consultas más eficaces en lo referente al diseño del proyecto, muchos expertos del desarrollo quizá estén de acuerdo en que esos principales promotores a menudo se encuentran a muchos cientos o incluso miles de kilómetros de donde se sienten los impactos. Hay varias razones para ello, algunas que tienen que ver con las estructuras mundiales de financiación. 

Para invertir esta tendencia será necesario un enfoque que se centre en la educación, la investigación y el aprendizaje a través de colaboraciones con universidades y otras instituciones de capacitación e investigación. Ese enfoque ayudaría a captar el potencial nacional, a fortalecer la investigación nacional, a participar de las soluciones autóctonas y a documentar mejor qué cosas funcionan y por qué.  

En el PNUD somos miembros de la Adaptation Research Alliance (alianza de investigación relativa a la adaptación; enlace disponible en inglés), que es una coalición mundial sobre investigación orientada a la acción en beneficio de las soluciones de adaptación. El trabajo de esta alianza pone énfasis en el aprendizaje como motor de las soluciones, especialmente a nivel local y se apoya en el respaldo de larga data que en el PNUD ofrecemos a los países para fortalecer los conocimientos y las capacidades, tanto a nivel comunitario como en diferentes niveles del gobierno.   

El aprendizaje y la educación se hacen a lo largo de la vida, dentro y fuera de la escuela. Se puede dar en la comunidad, en lugares más lejanos, y cada vez más en línea. A nivel mundial, los cursos masivos en línea que creamos junto con el Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigaciones (UNITAR por sus siglas en inglés) han llegado a decenas de miles de expertos.  

Te ofrecemos a continuación algunos recursos de la plataforma UN CC:Learn, que contiene casi 100 cursos en varios idiomas y capacita a más de 100.000 personas por año:

¿Es momento de echar una nueva mirada a la educación en materia de cambio climático? Creemos que sí lo es.