Reconoce PNUD a brigadistas comunitarios por fortalecer la resiliencia hídrica en seis cuencas prioritarias de México

10 de Junio de 2025
Three people stand on a green hillside, smiling, surrounded by lush vegetation.

Ciudad de México.- En el marco del Proyecto Resiliencia Hídrica, impulsado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en México, 204 personas —104 hombres y 100 mujeres— que del 2021 al 2024 integraron brigadas comunitarias, recibieron un reconocimiento por desempeñar un papel clave en la restauración de ecosistemas y el fortalecimiento de la seguridad hídrica en seis complejos de cuencas del país.

Estas brigadas trabajaron en estrecha colaboración con organizaciones locales en la implementación de Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN). Su esfuerzo conjunto permitió recuperar servicios ecosistémicos, reducir la vulnerabilidad al cambio climático y fomentar la participación comunitaria desde una visión de cuenca.

Las acciones se llevaron a cabo en los complejos Río Sonora, Corrientes de Topolobampo, Río Culiacán, Río Santiago y Zula, Río Alto Atoyac y Río Amacuzac, con el acompañamiento de socios implementadores como Pronatura México, AIPROMADES, PROFAUNA, el Centro de Capacitación en Cuencas, el Centro Ecoturístico Comunitario Quetzalcóatl Temachtiani y REAC.

Las brigadas se conformaron por personas que habitan en las comunidades de las cuencas intervenidas. Además de fortalecer sus capacidades en la gestión del agua y del territorio, recibieron apoyo mediante jornales verdes, como una forma de contribuir a mejorar su calidad de vida y reconocer su labor en la conservación del entorno.

A través del trabajo comunitario, hombres y mujeres descubrieron el valor tangible de los servicios que brindan los ecosistemas, no solo para la naturaleza, sino también para sus medios de vida. Como lo relata Constantino Machorro, de la cuenca del Río Alto Atoyac:

“Ahorita tenemos un cultivo maravilloso, que si sacábamos una tonelada anteriormente por hectárea, ahora se ve que estamos sacando tres”.

Las acciones realizadas incluyeron reforestación con especies nativas, curvas de nivel para retención de suelo, presas de piedra acomodada y de geocostales, ganadería regenerativa, limpieza de pozas, aprovechamiento sustentable de recursos forestales, rehabilitación de brechas corta fuego, entre otras. En total, se impactaron 1,897.53 hectáreas de diversos ecosistemas que brindan servicios esenciales como la infiltración y almacenamiento de agua, el control de la erosión y la escorrentía, y la provisión de agua para las comunidades.

“En algún punto nos dimos cuenta de que era el momento, de nosotros tener que dar, ahora sí, nuestro granito de arena. El apropiarnos nosotros de nuestro propio entorno, es lo que ha traído consigo el cómo organizarnos... y mejorar cada vez más tanto a la sociedad como al ecosistema”, compartió María Rodríguez, integrante de la brigada en la cuenca del Río Santiago y Zula.

Desde la cuenca de Amatlán, Sebastián Escalante lo resume de forma contundente: 

“El agüita es vida. Y sí, si no tratamos de conservar esto, no va a haber nada hacia el futuro. Y la conservación, yo creo que es lo primero. Y eso lo tenemos en mente todos”.