De la colmena a la comunidad: Seis grupos de mujeres fortalecen la producción de miel en Yucatán
17 de Agosto de 2025
En México, y en todo el mundo, las abejas son más que polinizadoras, son clave para la conservación de la biodiversidad y la producción sostenible de alimentos. Por ello, cada 17 de agosto se conmemora, en el país, el Día nacional de las abejas, una fecha para reconocer su papel esencial en el medio ambiente y como una actividad de producción y aprovechamiento sostenible para muchas comunidades.
En la Península de Yucatán, una de las principales regiones de producción de miel en México, seis grupos de mujeres mayas fortalecen su economía y cuidan su entorno a través de la apicultura y la meliponicultura.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en México, con el apoyo de la Fundación W.K. Kellogg, da acompañamiento para mejorar sus medios de vida, fortalecer su organización y promover prácticas productivas sostenibles que integren el conocimiento local y protejan la biodiversidad, con un enfoque intercultural y de género.
En la región, la apicultura y la meliponicultura enfrenta amenazas crecientes debido al avance de modelos agroindustriales, el uso intensivo de plaguicidas, la pérdida de selvas y los efectos del cambio climático. Estos factores ponen en riesgo tanto a las abejas como a quienes las cuidan.
Frente a este contexto, el PNUD en México impulsa una estrategia para fortalecer la resiliencia comunitaria en el sureste del país, promoviendo la gobernanza climática y ambiental y la creación de medios de vida sostenibles. En particular, la estrategia brinda a estas mujeres acceso a instrumentos de ahorro y crédito, a innovaciones técnicas inclusivas, basadas en el conocimiento local para conservar la agrobiodiversidad y proteger sus recursos.
Las iniciativas de apicultura y meliponicultura que desarrollan los seis grupos de mujeres mayas buscan fortalecer la resiliencia comunitaria mediante el uso sostenible de los recursos naturales y los servicios ambientales que ofrecen las colmenas. Para lograrlo, el fortalecimiento de capacidades es integral, abarcando desde la organización del grupo hasta los aspectos técnicos de la producción. En el primer semestre de 2025, se realizó una gira de talleres sobre buenas prácticas de transformación de miel, cera, propóleo y polen, con el objetivo de que las participantes conocieran las propiedades de cada ingrediente y cómo utilizarlos para obtener productos de calidad, seguros para el consumo y respetuosos con las abejas y su entorno.
Durante las sesiones, las participantes también analizaron la demanda local y, de forma participativa, definieron qué productos elaborar. Entre las opciones están jabones, shampoos, desodorantes, pomadas, dulces y otros derivados que aprovechan de manera sostenible lo que producen sus colmenas.
Los grupos con más experiencia trabajan en perfeccionar fórmulas e incorporar técnicas de producción ecológicas, mientras que quienes inician trazan su camino según sus necesidades y conocimientos. Estos productos ofrecen una alternativa natural y rentable que fortalece la cadena de valor apícola y la participación de las mujeres en ella.
La segunda etapa del proceso se enfoca en fortalecer la organización mediante dinámicas participativas que incluyen la distribución de responsabilidades, la toma de decisiones colectivas y la planeación conjunta. Se han establecido acuerdos para realizar reuniones periódicas y coordinar el trabajo a través de mensajería instantánea.
También han identificado áreas de oportunidad como llevar un registro más preciso de ingresos y egresos, diversificar la producción y aprovechar las redes sociales como canal de comercialización, con la meta de consolidar sus productos en la región.
Actualmente, cada uno de los seis grupos ha definido en qué productos de la colmena enfocará su trabajo. Todas han acordado seguir prácticas sostenibles, cuidar la salud de las abejas, compartir lo aprendido y revalorizar el papel biocultural de las abejas en sus comunidades
En los próximos meses, continuarán la producción, experimentarán con nuevas fórmulas y mejorarán las que ya comercializaban. También desarrollarán la imagen y etiquetas que acompañarán sus productos, con el objetivo de concretar sus primeras ventas a finales de este año y posicionarse en el mercado regional.
Estas acciones se desarrollan en el marco del proyecto Empresas Verdes, implementado por el PNUD en México con el apoyo de la Fundación W.K. Kellogg.