Reserva de la Biosfera Selva El Ocote: comunidades impulsan soluciones locales para crear resiliencia ante el cambio climático

3 de Noviembre de 2022

Reserva de la Biosfera Selva El Ocote

PNUD México

Por su ubicación geográfica, México se encuentra en condiciones de alta exposición a fenómenos naturales y climáticos, que puede provocar la ocurrencia de desastres.

Los impactos de los desastres son muy significativos para el desarrollo en el país. México se encuentra en el noveno lugar a nivel mundial en cuanto a pérdidas imputables a desastres, con un total de 46.5 mil millones de dólares en las últimas dos décadas, en las cuales se ha observado un aumento del 151% en aquellos daños y pérdidas económicas relacionadas con el clima.

Ante el escenario de cambio climático actual y el consecuente aumento de la frecuencia y la magnitud de los desastres, las soluciones basadas en la naturaleza (SbN) juegan un rol clave. Los ecosistemas contribuyen a reducir el riesgo de desastres de múltiples formas: La infraestructura natural como humedales, bosques y sistemas costeros puede reducir la exposición física ante eventos climáticos extremos —como las inundaciones, la erosión costera, las marejadas, los ciclones, los incendios forestales y las sequías— al servir como barreras naturales o amortiguadores que mitigan los impactos de estas amenazas.

Los servicios que proveen los ecosistemas contribuyen, a la vez, a aumentar la resiliencia de las comunidades, ya que les ayudan recuperarse después de un desastre, e incluyen la provisión de alimentos, combustible y agua limpia durante las emergencias. Por tanto, ante amenazas globales como el cambio climático, es importante reconocer la importancia de la protección y regulación de los ecosistemas que aseguran los medios de vida al proveer servicios y bienes.

 

 

Oportunidades ante los retos ambientales

La Reserva de la Biosfera Selva El Ocote es un área importante para la recarga hídrica de la región norte de Chiapas, ya que alberga ecosistemas bien conservados de selvas húmedas. Sin embargo, los efectos adversos del cambio climático ya se manifiestan en las actividades diarias de las personas que habitan en las comunidades de General Cárdenas y en los ejidos Las Merceditas y Constitución ubicados en esta reserva. Estas comunidades experimentan sequías severas, dificultad de acceso al agua y temperaturas más altas, que afectan sus actividades productivas como la ganadería de subsistencia, la milpa o el cultivo de café.

Sin embargo, las mujeres y hombres de estas comunidades han visto en los retos ambientales una oportunidad para mejorar sus ecosistemas y los recursos que de ahí derivan. Junto con el proyecto Impulso a modelos de adaptación y reducción de riesgos asociados a la deforestación y degradación en contextos de cambio climático implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en México han incrementado sus capacidades locales de adaptación. Lo anterior, al poner en práctica acciones de protección, conservación, restauración y manejo sostenible de ecosistemas.

 

 

 

Corredores ribereños

Las personas que habitan en los márgenes de la reserva, en el ejido de Las Merceditas en el municipio de Cintalapa, realizan acciones de conservación, manejo y restauración de corredores de vegetación ribereña, es decir, la vegetación que se encuentra en las orillas de los ríos y arroyos.

Esta vegetación es muy importante al ofrecer diversos servicios ambientales. Las raíces de los árboles y arbustos en las orillas de los ríos aumentan la infiltración del agua en el suelo, lo que disminuye la erosión y las escorrentías (agua de lluvia que circula libremente sobre la superficie de un terreno), permitiendo que se recargue el manto freático. Además, ayudan a disminuir las inundaciones y funcionan como un filtro natural, aumentando la calidad del agua de los ríos.

Sin embargo, la expansión de la agricultura y la ganadería han reducido la vegetación ribereña, afectando los servicios ambientales que aporta.

 

Las acciones que lleva a cabo la comunidad buscan mantener el servicio de recarga hídrica que provee el ecosistema para asegurar que haya agua en cantidad y de calidad suficiente para sus actividades y las de las comunidades en la parte baja de la cuenca.

 

 

 

“Tenemos un acuerdo para la conservación de 400 hectáreas de montaña, de donde tomamos el agua para la comunidad”

Francisco Márquez. Productor del ejido Las Merceditas

 

 

Una de las acciones que el proyecto desarrolló fueron los monitoreos participativos de la calidad del agua. Estos monitoreos en los que participan miembros de la comunidad  permiten obtener información útil y actualizada para tomar decisiones sobre el manejo del territorio con perspectiva de cuenca; es decir, visibilizando cómo los diferentes usos que se le da al agua en cada comunidad, repercuten en su calidad y en su disponibilidad.

 

 

 

Recuperando la montaña

La deforestación por expansión de la frontera agropecuaria es una de las principales causas de la degradación y pérdida de los ecosistemas en el país. Por eso, en el ejido Constitución se ha impulsado un proceso de restauración productiva con sistemas agroforestales, los cuales consisten en cultivar de manera intercalada árboles de especies frutales y maderables. Al poner en marcha estos sistemas, se han recuperado 15 hectáreas de áreas degradadas al mismo tiempo que se genera una alternativa económica para personas ejidatarias y productoras de la Selva El Ocote, quienes se dedican principalmente a la ganadería de subsistencia y la milpa.

 

 

Diez productores y productoras estamos estableciendo árboles frutales en sistemas agroforestales y en milpa intercalada con árboles frutales. Estas estrategias permiten recuperar espacios degradados por el sobrepastoreo y generar un valor agregado a las áreas productivas.

Ariana Zabala Molina. Promotora comunitaria

 

 

En el largo plazo, la implementación de los sistemas agroforestales permitirá mantener servicios ecosistémicos indispensables para sus comunidades, como la capacidad del suelo para la infiltración del agua, flujo de las escorrentías, mejor capacidad de recarga hídrica, captura de carbono y regulación del clima.

 

“Le estamos echando muchas ganas a esto de la siembra de los arbolitos, queremos que nos funcione bien y aprovechar que nos están apoyando con las plantas, la asesoría y los jornales”

Alfonso Gómez Mendoza. Representante de productores silvopastoriles del ejido Constitución

 

 

 

Mujeres de “La Peñita”: germinar la vida

Las actividades de restauración productiva no serían posibles sin el acceso a plantas forrajeras, forestales y frutales de calidad. Es por eso por lo que el grupo de mujeres viveristas “La Peñita” del ejido Constitución se encarga de la producción de estas plantas para ser usadas en la implementación de acciones de restauración productiva, y ahora también para su comercialización.

 

 

Desde 2019, un grupo de cinco mujeres se han capacitado en técnicas de manejo y reproducción de plantas, en estrategias para el trabajo colaborativo y para el emprendimiento social. Pero el camino no ha sido fácil, en marzo del 2020, a solo un año de la formación del grupo, las medidas de distanciamiento físico  en el marco de la pandemia de la COVID-19 dificultaron brindar asistencia técnica para el manejo del vivero.

 

 

A pesar de esto,  las mujeres lograron mantenerse unidas y continuar con la producción de plantas con mucha mayor autonomía. Actualmente, están logrando  ingresos extras por la venta de plantas en comunidades vecinas.

“Yo disfruto mucho de venir al vivero, me relajo cuidando los arbolitos. Los arbolitos se siembran para que jalen aire, llueva más y entonces ahí sí, el río vuelva a ser como era antes”

Mercedes Santos Santiago, representante del grupo La Peñita

 

 

 

Ganadería de conservación: coexistencia armónica entre ganado y árboles

 

Las personas de la comunidad de General Cárdenas han sido pioneras en la implementación de sistemas de ganadería silvopastoril, un modelo de ganadería en el cual se integran diferentes variedades de árboles con los pastos de forraje. Desde hace más de 20 años, con el apoyo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y otras organizaciones locales, las y los integrantes de la comunidad han recibido capacitación en prácticas productivas sustentables, como la ganadería silvopastoril, producción de café bajo sombra y silvicultura, que hoy implementan en sus parcelas.

 

 

 

“Aquí nosotros hemos aprendido que, para hacer ganadería, no se necesita de tirar árboles, al contrario, los conservamos, porque el ganado también necesita sombra y protección contra los fríos”

José Gálvez. Representante de productores silvopastoriles de General Cárdenas

 

 

Actualmente, la comunidad cuenta con un grupo de 23 personas productoras que implementan prácticas de ganadería de conservación. Incluso, se han convertido en una experiencia modelo frente a otros productores de ganadería convencional de la región, al poner en práctica técnicas de ganadería sustentable. Por ejemplo, en los últimos cuatro años, han reforestado con especies forrajeras en 150 hectáreas bajo manejo silvopastoril, como una estrategia doble propósito, recuperar áreas degradadas y proveer alimento para el ganado.

Desde la selva hasta la montaña, las personas de las comunidades locales, y en particular las mujeres, se han convertido en actores de desarrollo al apropiarse de las acciones de adaptación de sus ecosistemas, con el fin de prevenir, prepararse, responder y recuperarse ante los riesgos por el bienestar de las personas y el planeta.

 

Video | Acciones clave para la implementación de Adaptación basada en Ecosistemas - Chiapas y Tabasco


Estas acciones forman parte del proyecto: Impulso a modelos de adaptación y reducción de riesgos asociados a la deforestación y degradación en contextos de cambio climático, ejecutado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en México en colaboración con Foro para el Desarrollo Sustentable y con el apoyo financiero de Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF por sus siglas en inglés), la Comisión de Cooperación Ambiental para América del Norte, Nacional Monte de Piedad y la Fundación Gonzalo Río Arronte, I.A.P.