Liderazgo en el siglo 21

 

 

Nos enfrentamos a una crisis global de confianza.

La COVID-19 ha causado el mayor revés en la historia del desarrollo humano. Esto no ha hecho más que agravar las crisis que ya estábamos transitando: el cambio climático que amenaza al planeta, la degradación ambiental, la pobreza y la profundización de las desigualdades.

La pandemia también ha puesto de manifiesto la importancia de un liderazgo político eficaz en todos los aspectos de nuestra vida. Nunca antes ha sido tan importante contar con procesos e instituciones políticas en las que podamos confiar para que actúen por nuestro mejor interés. Las pruebas de esto son evidentes, los países dotados de un liderazgo basado en la confianza simplemente tuvieron una mejor respuesta a la pandemia. Lo mismo ocurre con la recuperación, las más eficaces tienden a ser más inclusivas.

Pese a que los gobiernos lograron un breve aumento de la confianza debido a sus respuestas iniciales a la COVID-19, esta burbuja pronto estalló. El Barómetro de Confianza de Edelman de 2021 reveló la existencia de “una epidemia de desinformación y desconfianza generalizada en las instituciones sociales y en los líderes de todo el mundo”.

Justo después de la pandemia se produjo la agresión rusa en Ucrania, que puso de manifiesto el costo humano del conflicto, esta vez provocado por el incumplimiento deliberado del derecho internacional, lo que socavó todavía más la confianza en los sistemas de gobernanza basados en normas.

El ascenso del autoritarismo, que restringe el debate y la discusión inclusivos y los sustituye por una dictadura divisiva, es una demostración más de esta crisis global de confianza.

Todos estos acontecimientos son un llamado de atención para reformular por completo nuestros procesos e instituciones de gobernanza, con el objetivo de prepararlos ante los desafíos contemporáneos a los que nos enfrentamos, así como para fortalecer la voz de los ciudadanos en asuntos importantes y hacer que los responsables de la toma de decisiones rindan mejor sus cuentas.

 

 

70

parlamentos

contribuyeron al Informe Parlamentario Mundial del PNUD

El futuro del liderazgo

Las sociedades pacíficas, justas e inclusivas previstas por el Objetivo de Desarrollo Sostenible 16 (ODS 16) no podrán ser construidas si no reimaginamos la gobernanza. Esto es un aspecto central del nuevo Plan Estratégico del PNUD, que destaca que el contrato social tradicional ya no funciona para millones de personas, al mismo tiempo que la polarización política, la emergencia climática, los conflictos y los desplazamientos forzosos que siguen su camino hacen que las vidas y los medios de subsistencia sean todavía más frágiles.

El recientemente publicado tercer Informe Parlamentario Mundial del PNUD es el resultado de dos años de investigación y de las contribuciones de más de 70 parlamentos. Redactado en colaboración con la Unión Interparlamentaria (UIP), el informe hace un llamamiento a mejorar sustancialmente la participación pública en la labor de los parlamentos y parlamentarios, a la vez que brinda docenas de ejemplos de buenas prácticas.

El informe reconoce las crisis simultáneas a las que se enfrentan las instituciones representativas de gobierno y destaca que incluso los parlamentos dotados de buenos recursos en las democracias más consolidadas tienen dificultades para participar de forma eficaz. El documento afirma que la solución es un diálogo inclusivo, sistemático y continuo que involucre a todas las esferas de la sociedad.

“Este nuevo informe ofrece ejemplos y análisis de una serie de contextos nacionales. Los parlamentos son los cimientos para sociedades pacíficas y prósperas, por lo que el PNUD y la Unión Interparlamentaria seguirán prestándoles asistencia adecuada.”
—Achim Steiner, Administrador del PNUD
El informe hace hincapié en la flexibilidad, la visión de futuro y la inclusión, así como también menciona el potencial del compromiso digital, especialmente con los más jóvenes, como herramienta para prepararse para el futuro.

 

 

¿Qué es la “preparación
para el futuro”?

Aunque no podemos predecir el futuro, podemos planificar para afrontar sus contingencias. La preparación para el futuro es el proceso de anticipar el futuro y desarrollar métodos para minimizar las crisis y tensiones. Los gobiernos necesitan esta habilidad ahora más que nunca. Para eso, es esencial tomar con seriedad a los jóvenes y tratarlos como iguales.

Esta generación de jóvenes es la más grande de la historia de la humanidad. Actualmente hay 1.800 millones de personas de entre 10 y 24 años. Para continuar teniendo relevancia, los parlamentos deben conectar e interactuar con ellos de manera significativa.

Además, el potencial de la participación digital como herramienta de preparación para el futuro se extiende a otros electorados clave. Los parlamentos tienen la responsabilidad especial de garantizar que las comunidades y los grupos poco representados, que se enfrentan a dificultades o que estén desvinculados de la toma de decisiones, puedan hacer oír sus voces.

El informe aconseja anticiparse a los cambios tecnológicos y a la innovación que pueda favorecer la transformación, especialmente en la participación pública. Predice que un liderazgo eficaz en el futuro requerirá de enfoques audaces y creativos, así como de nuevas alianzas para hacer frente a los desafíos que surgen más allá de las fronteras nacionales tradicionales que anteriormente limitaban nuestro pensamiento.

 

 

Mujeres y
(la falta de) poder

Las mujeres siguen estando significativamente poco representadas en los pasillos del poder. Por consiguiente, la sociedad en su conjunto no alcanza su pleno potencial, ya que las sociedades inclusivas tienden a ser más pacíficas, justas y prósperas.

Las últimas estadísticas de la UIP muestran que, de los 187 parlamentos nacionales, solo 13 se acercan a la igualdad de género en la representación. 

Esta desigualdad de oportunidades continúa distorsionada por una cultura política dominada por los hombres y por estereotipos sociales anticuados. Cuando las mujeres se presentan a las elecciones, suelen estar expuestas al sexismo, el acoso y la violencia. Normalmente, la financiación de las campañas resulta más difícil para ellas. Las expectativas de que encuentren tiempo para otros deberes, como los de la vida familiar, no suelen recaer en los hombres.

A esto se suma el incremento de la violencia de género en línea, que ha aumentado considerablemente desde que esta y otras formas de discurso se trasladaron al mundo digital durante la pandemia.

Todos debemos comprender y afrontar las dificultades que impiden a las mujeres acceder a los cargos públicos, que dificultan su progreso en igualdad de condiciones incluso después de haber sido elegidas. Las sociedades más inclusivas resultantes solo pueden beneficiarnos a todos.

 

 

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