Surfeando la ola digital: ¿Aprovechará América Latina y el Caribe la oportunidad de transformar su productividad?

11 de Abril de 2024

La Inteligencia artificial (IA), definida como la capacidad de las máquinas y los sistemas para adquirir y aplicar conocimientos, y llevar a cabo comportamientos que se asemejan a la inteligencia humana, parece estar en todas partes en estos días: en el discurso político, exhibida en museos de arte, en huelgas laborales, o como una de las palabras de búsqueda que más crecieron en Google entre 2022 y 2023. 

Una de las preocupaciones principales en torno a la IA se relaciona con su potencial para transformar el panorama laboral con el surgimiento de nuevas herramientas y capacidades. En este #GraphforThought examinamos el impacto esperado de la IA en los mercados laborales y la productividad en América Latina y el Caribe (ALC). 

Utilizando datos del FMI (2024), el siguiente gráfico muestra los puntajes de exposición (el potencial de la IA para reemplazar o transformar tareas y trabajos, posiblemente eliminándolas o alterándolas radicalmente) y complementariedad (el rol de la IA como una tecnología de apoyo que puede aumentar la productividad laboral) para ALC.1  

ALC tiene una baja exposición a la IA, con seis de cada diez empleos aparentemente "aislados" de las disrupciones. Del 40% restante de empleos, en promedio, sólo uno de cada diez (12.6%) muestra una alta complementariedad con IA, donde esta tecnología podría incrementar la productividad de los trabajadores si estos fortalecen sus habilidades digitales. Este aislamiento es una mala señal, ya que indica que existe una falta de preparación de la región para unirse y capitalizar esta nueva revolución tecnológica. En economías avanzadas, la inteligencia artificial mejorará uno de cada cuatro empleos, mientras que sólo uno de cada ocho será mejorado en ALC. ALC está perdiendo la oportunidad de aprovechar la revolución tecnológica asociada a la inteligencia artificial. 

 

 

Lamentablemente, esta no sería la primera ocasión en la que ALC desaprovecha la oportunidad de beneficiarse de una revolución tecnológica. Al observar las tendencias de productividad durante las últimas seis décadas, vemos que antes del inicio de la tercera revolución industrial, la cual marcó la era de la digitalización, la automatización e internet, la productividad en ALC superaba la de países como Singapur y Corea del Sur. Sin embargo, mientras que estos países aprovecharon las oportunidades que ofrecía la digitalización para fortalecer sus economías, los niveles de productividad de nuestra región permanecieron estancados, aumentando solo marginalmente del 25% al 27.8% durante los últimos 50 años (de 1970 a 2017).

 

 

Los países que aprovecharon la tercera revolución industrial, como Corea del Sur y Singapur, lo hicieron en parte mediante una inversión educativa sustancial, políticas que promueven el crecimiento liderado por las exportaciones y un entorno macroeconómico estable. En cambio, en América Latina y el Caribe, una serie de factores superpuestos, que incluyen un contexto económico - social altamente volátil, un tejido productivo caracterizado por altos niveles de informalidad, la predominancia de pequeñas empresas de baja productividad, una débil diversificación económica, así como algunas tendencias proteccionistas, impidieron que la región se beneficiara de los avances tecnológicos. Desafortunadamente, muchas de estas características persisten hoy en día, de las cuales resalta un mercado laboral altamente informal (como se muestra en el Capítulo 5 del Informe Regional de Desarrollo Humano 2021 del PNUD), obstaculizando las perspectivas de ALC para aprovechar esta nueva ola de revolución tecnológica. 

Para que ALC capitalice plenamente los posibles beneficios de la digitalización y la inteligencia artificial, la región debe centrarse en crear empleos y negocios intensivos en conocimiento, especialmente en campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Sin embargo, la región enfrenta desafíos, debido a sistemas educativos que históricamente han tenido dificultades para dominar habilidades complejas, como lo resalta el examen PISA de 2022, donde los países de ALC tuvieron un bajo rendimiento en Matemáticas y Comprensión Lectora en comparación con economías desarrolladas. 

Además, es esencial fortalecer la equidad de género en los campos STEM y abordar las barreras que enfrentan las mujeres en estas áreas. A pesar de representar el 41% de la fuerza laboral en ALC, solo el 14% de las mujeres trabajan en campos relacionados con STEM, en comparación con el 32% de los hombres. Aunque las mujeres aún enfrentan desafíos considerables en romper barreras en la fuerza laboral, la región cuenta con un número significativo de investigadoras, con una participación del 45%, muy por encima del promedio mundial del 28%. Esto indica una oportunidad sin explotar que podría servir a los países para aprovechar el poder de la IA y la digitalización, mejorando la inclusión y la productividad. 

¿Cómo podemos asegurar que ALC no desaproveche las oportunidades de una nueva revolución tecnológica? Es imperativo crear ecosistemas robustos a través de políticas públicas sistémicas, reformas educativas transformadoras y el compromiso del sector privado. Sin embargo, este enfoque debe implicar una estrategia regional integral más allá de iniciativas específicas de cada país. Como establece nuestro nuevo Informe de Desarrollo Humano 2023/2024, debemos perseguir un cambio hacia una mejor cooperación regional y global, junto con el multilateralismo. Algunas acciones concretas, como centrarse en mejorar la educación, especialmente en STEM, modernizar las infraestructuras digitales y diseñar mercados laborales compatibles con las demandas de una economía global tecnológicamente avanzada, contribuirán a aprovechar todo el potencial de la digitalización y la IA y garantizar un desarrollo inclusivo y sostenible para América Latina y el Caribe.