El impacto del COVID-19 en la igualdad de género

4 de Mayo de 2020

La pandemia tendrá un efecto negativo desproporcionado sobre las oportunidades de empleo de las mujeres en comparación con los hombres.

Nota: Este blog forma parte de Lustig, N. & Tommasi, M. (2020). El COVID-19 y la protección social de los grupos pobres y vulnerables. UNDP. (Próximo a ser publicado)

En un artículo reciente, Alon, Doepke, Olmstead-Rumsey y Tertilt (2020)* analizan cómo la actual recesión económica causada por el COVID-19 afectará la desigualdad de género en el mercado laboral tanto en el corto como en el largo plazo.  Para ello, los autores exploran datos sobre la distribución de mujeres, hombres y parejas entre las diferentes ocupaciones en los Estados Unidos, así como datos sobre el uso del tiempo y la división del trabajo dentro del hogar.

En el corto plazo, los autores predicen que la pandemia tendrá un efecto negativo desproporcionado sobre las oportunidades de empleo de las mujeres en comparación con los hombres.[1] Al menos dos factores dan lugar a pensar que, muy probablemente, los efectos de esta crisis en las mujeres comparado a los hombres sean distintos de los de otras recesiones económicas. En primer lugar, recesiones anteriores, como la reciente crisis de 2008-2009, han afectado el empleo de los hombres mucho más severamente que el empleo de las mujeres. Una razón es que relativamente más hombres trabajan en sectores fuertemente perjudicados por una recesión "estándar" (por ejemplo, industria y construcción), mientras que el empleo de las mujeres se concentra en sectores menos cíclicos (como salud y educación).[2] Sin embargo, el COVID-19 es diferente a otras crisis. Por un lado, tiene un gran impacto negativo en las ocupaciones de servicios con altas tasas de empleo femenino, como restaurantes y hotelería. Por otro lado, tiene un gran impacto en ocupaciones donde es más difícil adoptar el teletrabajo (o trabajo a distancia).

En segundo lugar, un factor aún más importante para los impactos diferenciales en mujeres y hombres es que en el curso de la pandemia, la mayoría de los países han decidido suspender la asistencia a escuelas y guarderías, lo cual incrementó drásticamente la necesidad de cuidado infantil. Además, en este contexto, el cuidado de niños por parte de los abuelos se desaconseja debido a la mayor tasa de mortalidad en adultos mayores, y dadas las medidas de distanciamiento social, compartir el cuidado de niños con vecinos y amigos es una opción muy limitada. Por lo tanto, la mayoría de las familias no tienen más remedio que encargarse ellos mismos del cuidado de sus hijos. De acuerdo a la distribución existente de las tareas de cuidado infantil en la mayoría de las familias, es probable que las madres se ocupen más de estas tareas que los padres. Y es esperable que, en particular, las madres solteras, quienes frecuentemente se encuentran en una posición económica desfavorecida, sean las más afectadas.

¿Qué efectos diferenciales entre hombres y mujeres en el mercado laboral se pueden esperar en América Latina? Para explorarlos, una posibilidad sería estudiar la distribución de las ocupaciones por género y las características de los trabajadores a partir de datos provenientes de encuestas o fuentes administrativas. También es esperable que existan efectos diferenciales según las características socio-económicas de las mujeres. Por un lado, probablemente las ocupaciones más fácilmente adaptables al trabajo desde el hogar o al teletrabajo sean aquellas que requieren mayores habilidades (o mayor educación), resultado más perjudicadas las mujeres con pocas habilidades, que a su vez, suelen pertenecer a grupos económicos más vulnerables. Por otro lado, probablemente, la ayuda de los abuelos (o familiares) en el cuidado infantil sea más necesaria en los estratos sociales bajos, donde la mujer cuenta con opciones limitadas para delegar el cuidado de sus hijos. Adicionalmente, las medidas de aislamiento, seguramente afecten más a las familias con niños pequeños, ya que su cuidado requiere mayor dedicación que en el caso de adolescentes. Por último, probablemente, los trabajadores en el sector informal resulten más afectado por la crisis, y a su vez son los más desprotegidos por el Estado. Justamente, ese sector suele componerse por una mayor proporción de mujeres que de hombres. Estos factores podrían indicar no sólo que las mujeres resultarán más afectadas que los hombres en sus oportunidades laborales, sino que dentro de ese grupo, las mujeres pertenecientes a estratos más bajos, que cuentan con menores habilidades, que pertenecen al mercado de trabajo informal y/o que son más jóvenes, serán las más expuestas a ser afectadas por esta crisis.

Por otro lado, con el fin de dimensionar el efecto de la crisis en las madres solteras en la región, se podrían recurrir también a datos de encuestas o a pruebas estandarizadas de aprendizaje que contienen cuestionarios sobre el entorno socio-económico de los alumnos (por ejemplo, en el caso de Argentina las pruebas Aprender). A partir de esos datos, se podría analizar la composición del hogar y aproximar el porcentaje de familias monoparentales.

A pesar de este panorama sombrío, Alon et al. (2020) consideran el COVID-19 puede provocar algunos cambios que tiendan a reducir la desigualdad de género en el mercado laboral a largo plazo. En este sentido, identifican dos canales a través de los cuales esta pandemia podría  acelerar el cambio en las normas y expectativas sociales.  

El primero, a través de arreglos laborales más flexibles. Muchas empresas están adoptando opciones de trabajo desde casa y teletrabajo a gran escala por primera vez. Es probable que, mediante “learning by doing”, algunos de estos cambios persistan en el tiempo. Como resultado, los trabajadores ganarán flexibilidad. Dado que las madres actualmente llevan sobre sus espaldas una carga mayor al combinar el trabajo con el cuidado infantil, seguramente, se beneficiarán relativamente más que los hombres de estos cambios.[3]

El segundo, a través de cambios en la división del trabajo en el hogar y en los modelos de familia. Si bien en muchos casos las madres se encargarán de la mayor parte del cuidado infantil adicional (y la educación en el hogar) durante la crisis, también habrá una fracción considerable de familias en donde se revertirán los modelos a seguir. Muchos padres trabajarán desde su casa durante la crisis y al mismo tiempo asumirán responsabilidades de cuidado infantil. Por lo tanto, también experimentarán un incremento de sus horas destinadas al cuidado infantil. Es probable que esta mayor exposición tenga algún efecto persistente en futuras contribuciones al cuidado infantil. En particular, se espera que el mayor impacto en la división del trabajo se presente en las parejas donde los padres se convirtieron temporalmente en el principal proveedor de cuidado infantil. Este podría ser el caso de parejas donde ambos padres se encuentran en el mercado laboral, y donde el padre puede o se ve obligado a trabajar desde casa durante la crisis, mientras que la madre continúa con su trabajo fuera del hogar  (por ejemplo, en el sector de salud). La literatura que estudia el efecto de las políticas que generan un cambio similar (como por ejemplo distintas formas de licencia de paternidad) sugieren que tal reasignación de tareas dentro del hogar suele tener efectos persistentes en los roles de género y en la división del trabajo (ver por ejemplo, Farré y González 2019, y Tamm 2019). Por lo tanto, es esperable que estos cambios empujen las normas sociales hacia una mayor igualdad de género en la provisión de cuidado infantil y trabajo doméstico.

 

Referencias

Alon, Titan, Doepke, Matthias, Olmstead-Rumsey, Jane, y Michelle Tertilt. 2020. “The Impact of COVID-19 on Gender Equality”. National Bureau of Economic Research, No. w26947.

Coskun, Sena, y Husnu Dalgic. 2020. “The Emergence of Procyclical Fertility: The Role of Gender Differences in Employment Risk.” CRC TR 224, Discussion Paper Series No. 142.

Davis, Steven J., y Till von Wachter. 2011. “Recessions and the costs of job loss.” Brookings Papers on Economic Activity, No. 2:1–72.

Farré, Lídia, y Libertad González. 2019. “Does Paternity Leave Reduce Fertility?” Journal of Public Economics 172:52–66.

Goldin, Claudia. 2010. “How to achieve gender equality.” The Milken Institute Review, pp. 24–33.

Stevens, Ann Huff. 1997. “Persistent effects of job displacement: The importance of multiple job losses.” Journal of Labor Economics 15 (1): 165–188.

Tamm, Marcus. 2019. “Fathers’ parental leave-taking, childcare involvement and labor market participation.” Labour Economics 59:184–197.

* Este blog esta basado en Alon, Doepke, Olmstead-Rumsey and Tertilt, 2020.

 

[1] Es importante mencionar que los efectos de este shock posiblemente duren más que la epidemia real. Gran parte de la literatura documenta que las pérdidas de ingresos ocasionadas por pérdidas de empleos son muy persistentes (por ejemplo, ver Stevens 1997) y mucho más graves cuando ocurren en contextos recesivos (Davis y von Wachter 2011).

[2] Estos hechos están documentados en un artículo reciente de Coskun y Dalgic (2020). Por ejemplo, los autores encuentran que en los sectores “empleo público” y “servicios de educación y salud", el empleo es anti-cíclico. En Estados Unidos, estos dos sectores representan el 40 por ciento del empleo femenino, pero solo el 20 por ciento del empleo masculino. Por el contrario, sectores altamente cíclicos como "Industria", "Construcción" y "Comercio, Transporte” representan el 46 por ciento del empleo masculino, pero solo el 24 por ciento del empleo femenino.

[3] Goldin (2010) señala la falta de flexibilidad en los arreglos laborales y en los horarios de trabajo, particularmente en el área financiera y de servicios empresariales, como una de las principales causantes de la brecha salarial por género.