A horas del terremoto en Myanmar, este equipo del PNUD ya elaboraba un mapa de la crisis

10 de Abril de 2025
Buildings damaged by an earthquake, with debris and a tilted roof in the foreground.

Con una magnitud de 7.7, el terremoto del 28 de marzo fue el más fuerte que ha sacudido a Myanmar en casi 80 años.

Foto: PNUD Myanmar

El 28 de marzo de 2025, un terremoto de una catastrófica magnitud de 7.7 sacudió a Myanmar, el más fuerte desde 1946, causando una destrucción generalizada y una grave crisis humanitaria en varias regiones. Inmediatamente después, la Unidad de Gestión de Información de Myanmar (MIMU por sus siglas en inglés), un servicio vital de las Naciones Unidas al que alojamos en el PNUD, desempeñó un papel crucial en la prestación de apoyo para la toma de decisiones basadas en la evidencia. En horas, MIMU ya había dispuesto una página de emergencia con datos esenciales y apoyo para la labor de coordinación. Conversamos con Ole Schack Hansen, Director de MIMU, y con Naing “Lin” Kyaw, Oficial de Comunicaciones e Informes, para consultarles sobre las iniciativas de respuesta rápida.

¿Cómo hizo MIMU para responder a pocas horas del terremoto?

Lin: el terremoto se produjo en torno a las 12:50 p.m., y esa misma tarde, nuestra página de emergencia ya se encontraba operativa (disponible en inglés). De inmediato, compilamos y compartimos información crítica. En tres horas, ya contábamos con mapas básicos de impacto gracias a los datos demográficos disponibles, los mapas históricos de sismos anteriores, y una serie de informes iniciales que comenzaban a llegarnos. Nuestro polifacético colega dedicado a las tecnologías de las comunicaciones y la información produjo un mapa web interactivo (disponible en inglés) con las imágenes y la geolocalización de los daños, mientras que los colegas abocados a los sistemas de información geográfica prepararon un mapa de intensidades. Todo ello nos dio un primer panorama de la situación. Nuestro equipo recopiló una serie de datos de referencia sobre las limitaciones administrativas, la ubicación de la infraestructura (carreteras, hospitales o escuelas), entre otros, y gráficos sobre la densidad de población sobre la base del censo de 2024, que se mantiene como el conjunto de datos demográficos nacionales más exhaustivo.

Map showing various marked locations in a green and blue geographical area.

Pocas horas después del terremoto en Sagaing, la Unidad de Gestión de Información de Myanmar (MIMU) elaboró un mapa web interactivo con los daños reportados para apoyar las labores de respuesta.

Foto: themimu.info

¿Qué función desempeña MIMU en la ayuda que se presta a las organizaciones para que estas pudieran comunicarse durante el desastre?

Ole: MIMU nació en 2007 de la necesidad de contar con datos fidedignos y de calidad. Con los años, creció hasta convertirse en un nodo vital para la gestión de datos e información, lo cual es absolutamente fundamental para la respuesta a un desastre. Brindábamos una plataforma neutral y accesible: nuestra página web para emergencias. En ella, los organismos de las Naciones Unidas, las ONG internacionales y las organizaciones locales de la sociedad civil obtenían información actualizada. No solo las evaluaciones y los mapas de impacto iniciales, incluidos los que MIMU produce, sino también información sobre infraestructura y las evaluaciones de la evolución de las necesidades a medida que los socios las ponían a disposición. En MIMU tenemos un gran alcance mediante nuestra lista de correos electrónicos, el canal Viber y el sitio web; de modo que, conforme reunimos los datos, creamos un repositorio único y crucial, en el que todos pueden compartir sus recursos y encontrar y utilizar los recursos de otros.

¿Cómo garantiza MIMU que la información que se comparte sea veraz y oportuna?

Lin: empleamos un enfoque polivalente. Verificamos los informes de los medios de comunicación, las comunicaciones de nuestra amplia red de socios y las imágenes satelitales preliminares. Nuestro esmerado equipo trabajó largas horas en esos días. Validó los datos antes de difundirlos en nuestras redes muy bien establecidas, con las que llegamos a más de 4.000 miembros del personal humanitario y de desarrollo, así como a las plataformas específicas de coordinación en línea. Atendemos a todos los organismos de las Naciones Unidas, y el 75 % de nuestros usuarios directos son organizaciones de la sociedad civil. Inmediatamente después del terremoto, produjimos mapas relacionados con el epicentro, con superposición de datos de la población en las unidades administrativas más básicas gracias a los datos censales, lo que permitió a las organizaciones hacer rápidamente estimaciones aproximadas del número de personas que podrían verse afectadas.

¿Qué herramientas y métodos utilizó MIMU para recopilar y analizar los datos?

Lin: las herramientas geoespaciales, incluidos los programas informáticos de sistemas de información geográfica, el análisis de imágenes satelitales, que obtenemos gracias a diversas alianzas, son centrales para nuestra labor. El sistema de codificación P de MIMU es fundamental en el análisis geoespacial. Este funciona como un identificador geográfico muy específico que asigna un código único a cada zona de una aldea, municipio o población a lo largo de Myanmar. Este es de vital importancia en un país en el que coexisten varios idiomas y en el que muchas aldeas comparten nombres similares. Inicialmente, presentamos los datos mediante mapas estáticos, a los que rápidamente sumamos paneles interactivos en línea mediante el uso de bibliotecas de Javascript que permitieron a los usuarios acercar la lupa en áreas específicas. Con ayuda del sistema de codificación P, no resultó difícil ni lento agregar de forma correcta otras capas de información geoespacial, como la relativa a caminos, puentes, centros sanitarios y tendido eléctrico de alta tensión, y hacer una estimación aproximada de la magnitud del daño que sufrió la infraestructura.

¿Cómo utiliza MIMU los datos geoespaciales en su estrategia de respuesta a los desastres?

Ole: superponemos gráficos de población sobre los mapas de centros de salud, carreteras, escuelas, mapas de riesgo, y las estimaciones de la intensidad del sismo para comprender todo mucho mejor. Esto nos ayudó a determinar las áreas densamente pobladas que experimentaban los efectos más graves y los potenciales problemas de acceso debido al daño en la infraestructura, así como a determinar las zonas remotas muy afectadas y alejadas de los centros médicos. Utilizamos las redes sociales, las noticias y los sitios web de los medios de comunicación para generar los primeros “mapas calientes” de los daños potenciales, lo que nos brindó una capa de información inicial antes de hacer las estimaciones formales.

¿A qué desafíos se enfrenta MIMU a la hora de acceder a los datos sobre el terreno y de verificarlos?

Lin: el terremoto causó daños considerables en las redes viales y de comunicación, por lo que es difícil acceder a algunos sitios de forma física, y la comunicación en tiempo real es poco confiable en muchas áreas. Nos valemos de las imágenes satelitales para tener una perspectiva inicial general. Las imágenes satelitales de alta resolución son muy caras, de modo que agradecemos muchísimo la colaboración con la Agencia Espacial del Japón a través de Sentinel Asia y otros socios internacionales que a menudo nos suministran imágenes y datos satelitales cruciales durante los desastres. Sin embargo, es necesario complementar este tipo de imágenes con información proveniente del terreno. Para superar esta dificultad, confiamos en los informes locales, de fuentes personales y de particulares. Utilizamos el seguimiento en las redes sociales, pues somos conscientes de la necesidad de verificar la información proveniente de estas fuentes. La falta de datos de referencia actualizados, periódicos y completos en los niveles más localizados también supuso todo un desafío. Los datos de referencia adecuados con detalles de las condiciones previas son fundamentales para evaluar efectivamente los daños y las necesidades después de un desastre, pues nos permiten medir con precisión el cambio y dirigir los limitados recursos a donde más se los necesita.

Map detailing the earthquake response in Myanmar, with geographical markers and data.

Las herramientas geoespaciales, como los sistemas de información geográfica y las imágenes satelitales, son clave en el trabajo de MIMU.

Foto: themimu.info

¿Cuáles fueron los mayores desafíos logísticos y operativos?

Ole: estos tuvieron que ver sobre todo con la interrupción generalizada de las redes de comunicación y los daños en las rutas de transporte. Los colegas de la ONU lograron hacer adaptaciones en algunos lugares gracias al uso de teléfonos satelitales cuando los había disponible. La dificultad inherente en la verificación de los datos sobre el terreno, en particular en las regiones que ya tenían limitaciones de acceso por el conflicto en curso y otros factores, sigue siendo todo un obstáculo.

¿Cuál es la mejor parte de su trabajo?

Ole: el personal de MIMU está compuesto por 11 técnicos muy esmerados y altamente cualificados. Están profundamente comprometidos con su trabajo. Pese a que operan en un contexto muy desafiante, innovan constantemente, reúnen información con diligencia y la ponen a disposición de quienes la necesitan. El papel central de MIMU es ser un repositorio y una biblioteca confiables para el desarrollo y la información de carácter humanitario de Myanmar. Los colegas nacionales están altamente cualificados y poseen una comprensión invaluable del contexto local, algo absolutamente crucial tanto para el desarrollo efectivo como para los esfuerzos humanitarios. Su dedicación y conocimiento experto son el motor detrás la capacidad de MIMU para responder con eficacia a las crisis.