Energía para el cambio en Rwanda

El biogás hace las vidas de las mujeres más seguras y llevaderas

26 de Septiembre de 2023
woman pouring organic waste

Marie Jose vierte residuos orgánicos para generar energía en la cocina, hervir agua o para poner en marcha pequeños generadores eléctricos.

Foto: PNUD Rwanda

A Marie Jose le costaba muchísimo tener que ir a recoger diariamente leña para cocinar. Todos los días tenía que dedicar al menos cuatro horas a esta ardua labor que no solo le exigía un enorme esfuerzo físico sino que, además, la obligaba a estar siempre alerta ante posibles agresiones sexuales, además de tener que competir con otras personas por el mismo recurso. Exhausta por esta carga, Marie Jose tenía dificultades incluso para alimentar a sus hijos.

Al igual que ella, muchas mujeres y niños se ven obligados a renunciar a otras actividades esenciales para ir en busca de leña, muchas veces dedicando a esta labor hasta seis hora al día. En Rwanda, tres millones de hogares carecen de electricidad para cocinar, una situación que los deja atrapados en un círculo vicioso de pobreza y desesperación.

En 2022, el 93,4 % de la energía utilizada para cocinar provenía de la leña y el carbón vegetal (disponible en inglés). Alrededor del 76,1 % de los hogares dependían de la leña, y el 17,3 % utilizaban el carbón vegetal. La situación es mucho más alarmante en las zonas rurales, donde la cifra se dispara hasta el 93,3 %. Este abuso de la leña constituye una amenaza para el medio ambiente, ya que contribuye a la deforestación, a la dependencia de los combustibles fósiles, y a la degradación del entorno. También supone un peligro para la salud, ya que la contaminación en los espacios cerrados causa anualmente millones de muertes en todo el mundo. Afortunadamente, existen otras alternativas.  

El PNUD y la empresa israelí HomeBiogas colaboran con familias de Rwanda para llevar una nueva tecnología a sus hogares. Por medio de un sistema basado en la digestión anaerobia, HomeBiogas transforma los residuos orgánicos en biofertilizante y en gas de cocina que puede ser utilizado para cocinar, calentar el agua, o poner en marcha pequeños generadores eléctricos. Las unidades son sencillas de mantener y requieren solo una atención mínima. Los ingenieros de HomeBiogas entrenan a cada familia durante dos meses para que aprendan a instalar y mantener el sistema. Esto ha permitido que se cree una comunidad capaz de mantener independientemente las unidades y, además, de ofrecer esa formación a otras familias.

Quinientos hogares en los distritos de Rwamagana y Ngoma han empezado a disfrutar de los beneficios de esta iniciativa. Se está estudiando la posibilidad de fabricar localmente los digestores anaerobios móviles y las cocinas. Esto traería consigo una reducción de los costos y, a la vez, crearía puestos de trabajo. El PNUD explora también posibles soluciones financieras, ya que la instalación de HomeBiogas cuesta 1.000 dólares de los Estados Unidos (USD) y queda lejos del alcance de los hogares.

woman walking along side Biogas container

Marie Jose mantiene una unidad de HomeBiogas que requiere cuidados mínimos.

Foto: PNUD Rwanda

El proyecto forma parte de la estrategia de resiliencia climática y crecimiento verde de Rwanda, una iniciativa dirigida a extender el uso de las energías renovables en los hogares de las zonas rurales con la colaboración del sector privado y los socios de desarrollo internacionales. Como fuente energética renovable, se espera que el biogás desempeñe un rol clave en la reducción de emisiones y ayude a Rwanda a cumplir con sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés) en el marco del Acuerdo de París.  

El biogás no solo constituye una herramienta esencial para luchar contra el cambio climático y la deforestación; juega, además, un papel importante en el empoderamiento de las comunidades rurales, en la protección de las mujeres, y en la seguridad económica. El producto derivado es un fertilizante orgánico que puede emplearse para producir forraje para el ganado, creándose así un sistema económicamente independiente y autosuficiente. El dinero que antes se dedicaba a la recogida de leña, ahora puede utilizarse para la enseñanza y otras necesidades básicas. Por otro lado, el biogás fomenta la igualdad entre hombres y mujeres, y reduce la violencia basada en género, ya que facilita la educación de las mujeres y reduce el tiempo que se ven obligadas a buscar y recoger leña, lo que disminuye el riesgo de agresión sexual que muchas veces enfrentan cuando realizan esta tarea.

Cientos de familias han mejorado sustancialmente sus vidas con este programa, y la de Marie Jose es una de ellas. Esta madre ahora tiene más tiempo para generar ingresos con los que apoyar a su familia. Con el uso del fertilizante la productividad de sus cultivos ha mejorado mucho y ahora sus hijos pueden ir a la escuela, uno de los primeros pasos para romper el círculo vicioso de la pobreza. 

Ahora tengo más independencia y no sufro para conseguir combustible con el que cocinar. Gracias al Gobierno de Rwanda y al PNUD mi familia come a tiempo y yo puedo contribuir a la protección del medio ambiente porque ya no necesito quemar leña.
- Marie Jose