Discurso del Administrador del PNUD en ocasión de la segunda sesión anual de la Junta Ejecutiva 2023

30 de Agosto de 2023

El siguiente discurso se presenta tal y como se preparó para su entrega.

Señor presidente, miembros de la Junta Ejecutiva, colegas y amigos. Es para mí un honor reunirme hoy aquí con ustedes para celebrar el segundo período ordinario de sesiones de 2023 de la Junta Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS).

Antes de comenzar, quiero dar la bienvenida a Haoliang Xu que asiste por primera vez a un período de sesiones de la Junta Ejecutiva en su calidad de Administrador Asociado, así como a Chris Taylor, nuevo Director de la Oficina de Auditoría e Investigaciones, y a Isabelle Mercier, nueva Directora de la Oficina de Evaluación Independiente. También aprovecho esta oportunidad para agradecer a Jordi Llopart sus siete años de servicio ejemplar y su compromiso y apoyo inquebrantables como Secretario de la Junta Ejecutiva.

Hoy nos centramos en la financiación para el desarrollo. Nuestro gran retraso en materia de pobreza, educación, trabajo decente y acción climática, que se detalla en el último informe sobre los progresos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y se examinará en la Cumbre sobre los ODS, se debe en parte a que estamos sistemáticamente retrasados en materia de financiación.

La financiación para el desarrollo no es adecuada. No llega a los lugares en que se necesita. ¿Por qué? Porque, aunque los riesgos se aceleran y el cambio es constante, seguimos intentando alcanzar una agenda transformadora con políticas, normativas, instituciones e incentivos para la inversión obsoletos.

Los sistemas financieros mundiales otorgan más prioridad a los riesgos para los prestamistas que a los riesgos para las personas. Las políticas se centran en la producción económica sin tener en cuenta los problemas que no pueden resolverse con "más crecimiento". La seguridad de las naciones es objeto de más atención que la fragilidad y las desigualdades de la economía mundial.

Ningún aspecto de la situación actual funciona bien, en un momento en que todo lo que esperamos para nuestro futuro común depende de obtener hoy el dinero para pagarlo. Irónicamente, no nos faltan fondos. El mundo tiene más de 450 billones de dólares de los Estados Unidos (USD) en activos. Menos del 1 % de esta cantidad -3 billones de USD al año- bastaría para alcanzar los ODS y los objetivos relacionados con el clima en todos los países en desarrollo excepto China.

Si nos limitamos a las cifras, se trata de un problema de fácil solución. En primer lugar, requiere más dinero alineado con el desarrollo sostenible, procedente de todas las fuentes. En segundo lugar, la calidad de la financiación tiene que mejorar para alcanzar los mejores resultados para el desarrollo de las inversiones. Y en tercer lugar, los países en desarrollo necesitan más apoyo para la creación de capacidad que les permita atraer más inversiones de mayor calidad para alcanzar los ODS y los objetivos relacionados con el clima.

El PNUD actúa en los tres niveles. Aportamos conocimientos especializados y asesoramiento adaptado a las distintas necesidades que ayuda a cada país a desbloquear y reorientar los flujos financieros, en consonancia con sus necesidades inmediatas, así como con la transformación más amplia que encarnan los ODS y los objetivos relacionados con el clima. Nuestra experiencia revela varias prioridades transversales, a saber:

 

  1. Alinear las estrategias nacionales de financiación con los ODS, en todas partes. 
  2. Definir nuevos medios para movilizar la financiación. 
  3. Elaborar hojas de ruta y normas, también para el sector privado.
  4. Reducir los riesgos del desarrollo para mejorar la vida y reducir los costos.

 

He de referirme hoy a cada uno de estos elementos. Comenzaré compartiendo algunos análisis recientes del PNUD sobre el estado actual de la financiación para el desarrollo. También quiero destacar algunos países que han logrado avances en la financiación de la acción por el clima y los ODS para que recordemos todo lo que es posible con la capacidad y el compromiso adecuados.

 

LA FINANCIACIÓN ACTUAL ESTÁ SOCAVANDO EL DESARROLLO SOSTENIBLE

Las últimas investigaciones del PNUD describen la forma en que los sistemas financieros nos están retrasando mucho en la consecución de los ODS. En cuanto al servicio de la deuda, hemos comprobado que un país promedio de ingreso bajo gasta 2,3 veces más en el pago de intereses que en asistencia social y 1,4 veces más que en atención sanitaria. En los 48 países que se enfrentan a esta situación, donde viven 3.300 millones de personas, los más rezagados pagarán un precio devastador en pérdida de asistencia sanitaria, protección social y resiliencia ante las crisis. A menos que se rectifique de inmediato el rumbo, las consecuencias empeorarán con el tiempo.

La ineficiencia de este sistema queda demostrada por nuestro cálculo de que costaría unos 14.000 millones de USD mitigar la pobreza entre los 165 millones de personas adicionales que viven con menos de 3,65 USD al día debido a las recientes crisis económicas. Esto supone tan solo un 4 % del total de los pagos del servicio de la deuda externa de los países de ingreso bajo y mediano en 2022, que ascendió a 370.000 millones de USD. Esto es solo un ejemplo de la cantidad de dinero que se está destinando a fines distintos del desarrollo sostenible, y no a este.

Otro ejemplo procede de nuestra labor para los informes SDG Insights, que ofrece una visión única de la toma de decisiones en tiempo real sobre los ODS en casi 100 países. La conclusión es que los países están principalmente centrados en el crecimiento, el empleo y la reducción de la pobreza, incluso si eso aumenta rápidamente la huella de carbono. De hecho, el 64 % de los países incluidos en el análisis del PNUD han tomado una senda que aumentará la intensidad de carbono de su economía.

La importancia asignada al empleo, el crecimiento y la reducción de la pobreza refleja una preocupación bien fundada por la lenta recuperación de la pandemia y la persistente vulnerabilidad a los riesgos, incluida la polarización social debida a la lucha de las personas por sobrevivir. También es una señal del margen fiscal cada vez más reducido y decisiones difíciles. Los países están dispuestos a invertir en transiciones energéticas y muchos ven el potencial de las economías verdes, siempre que se disponga de tecnología y financiación, a las que, por diversas razones, demasiados países en desarrollo aún carecen de acceso.

Al representar al Secretario General en las reuniones del Grupo de los 20 (G20) sobre aspectos financieros, he seguido muy de cerca los debates internacionales sobre los recursos para el desarrollo y he observado la clara brecha entre lo que se necesita y lo que se ofrece. El impulso por reformar los bancos multilaterales de desarrollo y reorientar los derechos especiales de giro es positivo, pero este no ha adquirido la velocidad ni la escala necesarias. Es sumamente preocupante la falta de avances en la reestructuración de la deuda y la financiación climática.

Junto con el Secretario General, el PNUD aboga por el Plan de Estímulo para los ODS que permitiría más liquidez, más préstamos en condiciones favorables y la reestructuración de la deuda de las economías en desarrollo. Paralelamente, el sistema internacional debería acelerar la elaboración de argumentos científicos a favor de la sostenibilidad y de una justificación económica coherente y convincente. Debería seguir elaborando nuevos parámetros para ir más allá del producto interno bruto (PIB) y ampliar las perspectivas de los países en desarrollo respecto de una economía global inclusiva, equitativa, justa y sostenible.

 

PODEMOS TOMAR MEJORES DECISIONES

En un momento de tensas discusiones y numerosas preocupaciones sobre el futuro, algunas experiencias sobre el trabajo del PNUD con los países nos recuerdan que el progreso es posible. Estas muestran formas innovadoras de obtener financiación para satisfacer necesidades de larga data y reorientar el rumbo de las instituciones y, en algunos casos, de las economías en general.

  • Un impulso sin precedentes para la reducción de la pobreza. Tal vez recuerden haber oído en la Junta celebrada en junio que el Gobierno de la República Democrática del Congo está colaborando con el PNUD y el Fondo Monetario Internacional (FMI) mediante un programa de desarrollo comunitario de gran envergadura por valor de 1.700 millones de USD para mejorar la infraestructura, los servicios y los vínculos con el mercado a nivel local en las comunidades marginadas. El PNUD ayudó a mediar en el proceso de reunir una suma sin precedentes de financiación para el desarrollo local en un país acosado por el conflicto y la fragilidad, donde las necesidades humanas son acuciantes. Los fondos han procedido de fuentes nacionales e internacionales, incluidos los derechos especiales de giro del FMI. Para las comunidades locales de 145 territorios, algunas de las cuales dispondrán por primera vez de electricidad, agua, escuelas y carreteras, se trata de un cambio radical.
  • Configurar la economía azul. En colaboración con los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID), el PNUD está trabajando con diversos socios públicos y privados para vincular diferentes mecanismos y fuentes de financiación destinados a trazar la senda hacia la economía azul. Gracias a la financiación mediante subvenciones, países de tres regiones de PEID colaboran en relación con la planificación y coordinación de estrategias para desarrollar la economía azul.

    Por conducto del Fondo Mundial para los Arrecifes de Coral, un instrumento de fondos fiduciarios de socios múltiples de las Naciones Unidas del que el PNUD es miembro fundador, la financiación combinada está desbloqueando la inversión privada en empresas comercialmente viables y positivas para los corales y que generan empleo, benefician a las comunidades y protegen el océano. El primer bono azul soberano de Fiji está en vías de transformar varias industrias, entre ellas la acuicultura y la gestión de residuos. El bono azul de Cabo Verde, emitido recientemente, inyecta capital en pequeñas empresas de comunidades costeras y supone un paso hacia la descentralización y la diversificación de una economía que depende fundamentalmente del turismo.

  • Reestructurar la financiación de la energía. La labor del PNUD en materia de energía sostenible avanza rápidamente. Ya me he referido anteriormente a nuestro Programa de Minirredes para África, destinado a colmar las lagunas energéticas de 265 millones de personas en 21 países. Se trata de una alianza entre el PNUD, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), el Rocky Mountain Institute y el Banco Africano de Desarrollo, que demostrará cómo las minirredes solares pueden suministrar electricidad a comunidades remotas y atraer inversiones de escala del sector privado. Estamos a punto de poner en marcha un mecanismo de financiación específico para agregar y estructurar la financiación con el fin de reducir los riesgos y mejorar el rendimiento financiero y de desarrollo.

    Paralelamente, la Plataforma de Agregación Climática del PNUD está aportando soluciones financieras innovadoras colectivas para la energía limpia en África Oriental, por ejemplo, mediante la agrupación de créditos de carbono para que las pequeñas empresas de energía limpia puedan acceder a los mercados de carbono. En América Latina, estamos colaborando con la Corporación Andina de Fomento (CAF), el banco regional de desarrollo, a fin de ampliar la financiación privada para una transición energética justa a través de una red de bancos nacionales de desarrollo e instituciones financieras locales. Se espera que los nuevos instrumentos de financiación combinada catalicen inversiones de hasta 5.000 millones de USD para 2028, que se destinarán a nuevas empresas, instrumentos financieros innovadores y reglamentaciones eficaces.

  • Impulsar el desarrollo digital con múltiples beneficios. Las inversiones bien elegidas en tecnología digital pueden generar tanto beneficios para el desarrollo como nuevos fondos. Esto sucede en Malawi, donde el PNUD ayudó a establecer un sistema nacional de identificación digital que ha mejorado una serie de servicios, ha reducido las pérdidas en los planes de prestaciones sociales en 20 millones de USD y ha liberado fondos para mejorar los medios de subsistencia de 4 millones de pequeños agricultores.

 

Este puñado de ejemplos no pretende sugerir que el PNUD tenga respuestas sencillas a cuestiones de financiación. En cambio nos recuerda el potencial de tomar decisiones diferentes y mejores que conduzcan a mejores resultados. Se pueden tomar decisiones similares y otras más en relación con cada una de las cuatro prioridades que he mencionado: alinear las estrategias nacionales de financiación, definir nuevos medios para movilizar la financiación, elaborar hojas de ruta y normas, y reducir los riesgos del desarrollo.

Estos cuatro puntos de inflexión apuntan a una gestión más eficaz, una financiación de mayor calidad, una ejecución más sólida y un menor riesgo. Podrían guiar el desarrollo y la financiación en direcciones radicalmente nuevas.

 

1. Alinear las estrategias nacionales de financiación con los ODS, en todas partes

En general, sabemos que debemos trascender un enfoque estrecho sobre el movimiento de reservas específicas de dinero, de una cuestión a otra, o de un país a otro. Está claro que eso forma parte del proceso. Sin embargo, el desarrollo sostenible exige la armonización de todas las formas de financiación, desde lo que se gasta en productos alimenticios hasta las decisiones que se toman en los ministerios de finanzas y los consejos de administración de las empresas.

Gran parte de lo que hacemos en el PNUD comienza con la perspectiva de que el sector público debe ser el administrador de los bienes públicos mundiales. Ningún otro agente o sector puede cumplir ese propósito. Para alcanzar los ODS, los Gobiernos deben contar con instituciones y herramientas sólidas a fin de lograr las prioridades nacionales de desarrollo, satisfacer las necesidades de todas las comunidades y mantener los ecosistemas naturales. Deben ser capaces de establecer incentivos y gestionar riesgos para que la financiación privada funcione como motor de la economía al tiempo que produce dividendos ambientales y sociales. En otras palabras, todos los caminos conducen a los ODS.

En el PNUD estamos asistiendo al inicio de un cambio transformador en el reconocimiento de que la financiación para el desarrollo sostenible no es un complemento de la financiación tradicional para el desarrollo. Es posible alinear sistemas presupuestarios y marcos normativos enteros con el desarrollo sostenible, en todos los países.

Precisamente por ello el PNUD, junto con diversas organizaciones de las Naciones Unidas, incluso a través del Fondo Conjunto para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ha sido uno de los principales socios en relación con los marcos nacionales de financiación integrados (INFF por sus siglas en inglés) que se están aplicando en 86 países. Para gestionar las complejas opciones de financiación, los marcos vinculan las políticas públicas financieras y profundizan la colaboración de agentes internacionales y nacionales, así como públicos y privados.

Los INFF apoyan un proceso de planificación y reforma de políticas, con más de 250 reformas ya en marcha para mejorar la tributación, los sistemas presupuestarios y la preparación para la inversión, entre otras cuestiones fundamentales. Los INFF también institucionalizan nuevas prácticas, como el etiquetado presupuestario, que realiza un seguimiento del gasto público en los ODS y los objetivos relacionados con el clima.

Dado que los presupuestos nacionales son la segunda fuente de financiación del mundo después de los mercados de capitales mundiales, las repercusiones son profundas. Ya hay nuevos fondos importantes, por ejemplo: 

 

  • En 2022, mediante el etiquetado presupuestario, Colombia se aseguró de que el gasto alineado con los ODS ascendiera a un total de 65.000 millones de USD, 4.000millones de USD más que en 2021. Además, el aumento del gasto alineado fue cuatro veces superior al aumento del gasto público total; 
  • En Uzbekistán, el gasto alineado con los ODS ascendió a 14.000 millones de USD en 2022, un aumento de 3.000 millones de USD con respecto al año anterior;
  • Mongolia ha alineado más de 900 millones de USD de gasto público anual con los ODS. Además, su bolsa de valores ha adoptado normas de presentación de informes sobre sostenibilidad que se aplican a más de 200 empresas con una capitalización de mercado combinada de 2.000 millones de USD.

 

La iniciativa Impuestos para los ODS del PNUD es una nueva oferta vinculada a los INFF. Centrada en países que se encuentran en contextos de desarrollo especialmente difíciles, la iniciativa ayuda a los Gobiernos a evaluar los sistemas fiscales para garantizar la coherencia con los ODS y mejorar la administración tributaria. Timor-Leste ha aumentado recientemente los impuestos sobre el tabaco, lo que ha generado nuevos ingresos y ha reducido las tasas de tabaquismo. El PNUD ha apoyado las reformas legislativas de Kirguistán que exigen que los gastos fiscales, a menudo una costosa sangría para los ingresos públicos, se alineen con los objetivos nacionales de desarrollo. 

 

2. Definir nuevos medios para movilizar la financiación 

La crisis de la deuda a la que me referí anteriormente plantea un dilema, aunque no inesperado. Nadie debería sorprenderse de que el aumento de los tipos de interés en una parte del mundo provoque la degradación de los servicios sanitarios en otra. Este tipo de resultados se producirán mientras sigamos intentando alcanzar un desarrollo sostenible mediante sistemas de financiación insostenibles.

Frente a la rapidez e insidia con que se ha desencadenado la crisis de la deuda, el PNUD ha instado recientemente a hacer una pausa de la deuda en favor de la pobreza hasta que el sistema multilateral pueda ponerse al día en la reestructuración de la deuda en la escala necesaria. No se puede esperar que los países con un margen fiscal negativo y las personas que se están quedando al margen simplemente aguarden a que se reanude el crecimiento económico.

Esta crisis de insostenibilidad también representa una oportunidad para cambiar hacia una financiación alineada con la sostenibilidad y una gobernanza más eficaz, combinadas. Por ejemplo, una gran proporción de la deuda actual está llegando a su fecha de vencimiento y requerirá refinanciación. En 2024 el 45 % de la deuda pendiente de los países de ingreso bajo habrá llegado a su plazo de vencimiento. Esto coincide con la aparición de una nueva generación de bonos temáticos soberanos que está abriendo el acceso a un importante capital privado alineado con el desarrollo sostenible y los objetivos relacionados con el clima; las emisiones acumuladas del mercado de bonos temáticos, soberanos y corporativos ascendieron a casi 4 billones de USD durante el último decenio.

Varios países en desarrollo pioneros han dado forma a este prometedor mercado mediante la colaboración con el PNUD. México emitió el primer bono soberano de los ODS del mundo por 750 millones de euros, seguido de otro por 1.250 millones de euros. Indonesia ha emitido bonos verdes islámicos soberanos por valor de más de 6.000 millones de USD y bonos de los ODS por más de 1.000 millones de USD.

No obstante, los instrumentos relativos a los bonos temáticos soberanos siguen siendo un reto para muchos países de ingreso bajo. La carga de la deuda es elevada, los mercados están menos desarrollados y los Estados aún no han adquirido los conocimientos necesarios. A este respecto, el PNUD ofrece cada vez más asistencia específica para evaluar los beneficios, los riesgos y la adecuación general a los objetivos nacionales.

Trazamos el potencial de transición de la deuda soberana existente a la deuda temática de los ODS, lo que puede reducir los costos de la deuda, fortalecer las posiciones fiscales y mejorar las calificaciones crediticias de los países mediante la reducción del riesgo. Los INFF orientan las decisiones de endeudamiento que se ajustan a las opciones de políticas nacionales en torno a la movilización de recursos internos, la eficiencia del gasto y el desarrollo sostenible.    

Mediante este tipo de apoyo ajustado a la situación del país:  

  • Honduras está desarrollando su primer bono de los ODS; 
  • El Banco de Desarrollo Productivo del Estado Plurinacional de Bolivia tiene previsto emitir este año un bono de los ODS en el mercado nacional; 
  • Bangladesh  prevé que un próximo marco de bonos temáticos de los ODS para la emisión de deuda y un marco de gestión del impacto y presentación de informes, respaldados por el PNUD, popularizarán los bonos temáticos y fortalecerán el mercado de bonos.

 

Otra iniciativa es la Plataforma de Deuda Verde y Resiliente, una alianza entre el PNUD, el Banco Europeo de Inversiones, la Unión Europea, el Fondo Verde para el Clima y el Fondo Nórdico de Desarrollo. Ayudará a los países africanos y a los países menos adelantados a mejorar la preparación para la inversión y la reducción de los riesgos financieros con el fin de incrementar la emisión de bonos verdes. Hasta ahora, ha incorporado a siete países: Angola, Camerún, Côte d’Ivoire, Kenya, Namibia, Senegal y Uganda. Una característica importante es que la plataforma ampliará la emisión de bonos verdes para financiar la adaptación al cambio climático. Anteriormente, la mayoría de las emisiones se había centrado en la mitigación de los gases de efecto invernadero.

El PNUD sigue llamando la atención sobre las desigualdades en los sistemas financieros internacionales que penalizan y excluyen a países y personas, como el sistema de calificación crediticia que hace que los países de África Subsahariana se enfrenten a algunos de los tipos de interés más altos del mundo. Ningún país de la región ha emitido bonos en los mercados internacionales desde principios de 2022. Al trazar las discrepancias entre los modelos que evalúan el riesgo y establecen los tipos de interés, constatamos que aquellos que reflejaban mejor la realidad de muchas economías africanas podían reducir los tipos y generar ahorros de hasta 75.000 millones de USD para 16 países sobre la base de los préstamos actuales.

 

3. Elaborar hojas de ruta y normas, también para el sector privado 

El énfasis en el crecimiento y el empleo que surgió en la labor del PNUD de los informes SDG Insights forma parte de lo que estamos viendo como un impulso mundial para una convergencia más rápida entre los países en desarrollo y los países desarrollados. Se trata de una gran oportunidad para integrar la sostenibilidad como principio operativo central de las economías y las empresas. Las opciones financieras, de políticas y normativas adecuadas pueden reducir el riesgo climático, alinear más la financiación del sector privado con el desarrollo inclusivo y verde, y evitar la inmovilización de fondos en inversiones insostenibles.

Este argumento no es nuevo. Sin embargo, su urgencia es cada vez mayor y requiere hojas de ruta y normas sistemáticas que impulsen la rápida evolución de mercados enteros. Algunos INFF se han convertido en un eje de este tipo de transformación. Por ejemplo:

  • El INFF de Namibia respalda un importante cambio de políticas hacia el desarrollo de una industria nacional de hidrógeno verde, lo que convierte al país en precursor en África. En medio del interés de las principales economías, como China, los Estados Unidos de América y la Unión Europea, y con una serie de subvenciones e inversiones iniciales que ya han superado los 100 millones de USD, Namibia está elaborando un mecanismo de financiación combinada para reducir los costos de capital. Prevé que el sector podría llegar a ser un motor de la economía en general, de ingresos fiscales más sólidos y de cientos de miles de nuevos puestos de trabajo; 
  • En su INFF, Nepal prevé estimular el crecimiento de la financiación digital, entre otros sectores, haciendo hincapié en la financiación combinada pública y privada. Su enfoque se basa en las experiencias satisfactorias existentes en la reducción del riesgo de la deuda bancaria comercial y el uso de instrumentos de deuda combinada basados en el impacto de la energía renovable.  

 

Las nuevas herramientas creadas por el PNUD ayudan a determinar los puntos de entrada de los cambios en el mercado y a medir el cumplimiento de las nuevas normas. Por ejemplo: 

  • En 34 países, los Mapas de Inversión para los ODS han identificado más de 550 ámbitos de inversión o modelos de negocio con fuertes contribuciones a la sostenibilidad. Tanto en África como en América Latina, Baraka Impact Finance LLC, uno de los principales proveedores de datos sobre inversiones en atención sanitaria en mercados emergentes, ha aplicado los mapas a la elaboración de una cartera de operaciones de alto impacto en el sector de la salud en esos mercados; 
  • En Europa, los Estándares de Impacto de los ODS elaborados por el PNUD se han convertido en el marco de gestión de impacto más utilizado entre los gestores de capital privado alineados con los ODS, según la última encuesta de inversores de la European Venture Partners Association;  
  • El Nuevo Banco de Desarrollo fue el primer banco multilateral de desarrollo en emitir un bono de los ODS de casi 750 millones de USD para China utilizando la Taxonomía Financiera y los Estándares de Impacto de los ODS del PNUD;   
  • La Organización Internacional de Normalización (ISO), la principal fuente mundial de normas de gestión de la calidad, está elaborando una nueva norma ISO de sistemas de gestión para los ODS, en estrecha colaboración con el PNUD, sobre la base de los Estándares de Impacto de los ODS. 

     

El PNUD está explorando las posibilidades que se derivan de integrar la sostenibilidad en los criterios de acceso a la financiación de las empresas privadas. La colaboración con el Banco Asiático de Desarrollo en la medición del impacto hará que la financiación sea más accesible para las empresas orientadas a la reducción de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo. Una alianza con Kuwait Finance House, uno de los mayores bancos islámicos del mundo, respalda una mayor alineación de las operaciones empresariales con los ODS a través de inversiones en energía verde y medio ambiente conformes con el islam. 

El PNUD colabora con la Global Legal Entity Identifier Foundation y la Autoridad Monetaria de Singapur en el diseño de credenciales básicas de sostenibilidad para pequeñas y medianas empresas que podrían utilizarse como una nueva forma de garantía. Esto es particularmente interesante porque supone una oportunidad para promover simultáneamente la inclusión financiera y el crecimiento verde. 

 

4. Reducir los riesgos del desarrollo para mejorar la vida y reducir los costos 

Nuestro trabajo para los informes SDG Insights confirmó la existencia de graves preocupaciones sobre el riesgo y la resiliencia. Muchas de estas se derivan del retraso en el desarrollo y del empeoramiento de la fragmentación social, los conflictos y las crisis. Sin embargo, como se demuestra en algunos INFF, también debemos tener claros los riesgos que surgen cuando las actividades e inversiones públicas y privadas están desarticuladas e incluso se contraponen unas contra otras. Las operaciones privadas alineadas con el desarrollo sostenible son fundamentales para reducir los riesgos del desarrollo en su conjunto, desde la defensa de las normas ambientales y laborales hasta la mejora de la inclusión financiera.

Por ejemplo, el trabajo del PNUD con 124 países en materia de soluciones digitales, en particular a través de nuestra red de laboratorios de aceleración, hace cada vez más hincapié en la creación de infraestructura pública digital. En los países de ingreso bajo y mediano, esta infraestructura para el sector financiero por sí sola podría acelerar el crecimiento económico hasta en un 33 %, al tiempo que contribuiría a un desarrollo más inclusivo y resiliente. Los beneficios podrían ser enormes, especialmente para las mujeres. Los servicios financieros digitalizados pueden mejorar la autonomía financiera y reducir la vulnerabilidad a la pobreza, las consecuencias del cambio climático y los efectos negativos sobre la salud, entre otras cosas.

Los sistemas de pago digital funcionan cada vez más a gran escala. La Interfaz de Pagos Unificados de la India facilita los pagos digitales entre bancos, personas y comerciantes. Realiza 9 millones de transacciones al mes y tiene 260 millones de usuarios. InstaPay, un servicio de pagos minoristas de Filipinas, realiza más de 50 millones de transacciones al mes de pequeños pagos de comercio electrónico, peajes y tasas.

Un sector precursor en la reducción de los riesgos para el desarrollo es el de los seguros. En 2022, el Mecanismo de Financiación de Seguros y Riesgos del PNUD trabajó en 30 países con 20 asociados del sector para crear soluciones de financiación de seguros y riesgos que aumentan la resiliencia financiera y protegen el desarrollo sostenible de personas, empresas, comunidades y ecosistemas vulnerables. La alianza tripartita entre el PNUD, el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ) y el Insurance Development Forum, que representa a 17 de las principales empresas de seguro y reaseguro del mundo, cuenta con 22 proyectos activos, los 10 primeros de los cuales tienen el potencial de proteger a 64 millones de personas vulnerables frente a los riesgos climáticos y movilizar 2.200 millones de USD en capacidad de riesgo de las aseguradoras. Estamos explorando nuevas fronteras en el uso de la inteligencia artificial para mejorar la gestión de los riesgos financieros de los Gobiernos, la regulación de los seguros y el desarrollo de la capacidad nacional en materia de seguros.

Quiero dedicar un momento a reconocer que nuestra alianza con el sector de los seguros hizo posible el salvamento en curso de un millón de barriles de petróleo del buque petrolero FSO Safer frente a la costa del Yemen. Se trata, en cierto sentido, de un modelo de cómo podemos aunar diferentes flujos de financiación y capacidad para reducir riesgos y resolver retos complejos. El PNUD, una de las pocas organizaciones del mundo con las competencias necesarias para gestionar este tipo de operaciones, colaboró con Howden, un grupo mundial independiente de correduría de seguros, que supervisó un conjunto de pólizas especializadas agrupadas y sindicadas a través de 13 aseguradoras.  

 

EL PNUD COMO SOCIO PREFERENTE

Por último, me referiré ahora al PNUD y la financiación para el desarrollo que este gestiona. Estos fondos apoyan todos los procesos que he descrito y muchos más. También tramitan flujos considerablemente mayores. Resumiendo, de nuestra cifra sin precedentes de 4.800 millones de USD distribuidos en 2022: 

 

  • El PNUD invirtió 91 centavos de cada dólar en programas y servicios para lograr resultados en materia de desarrollo, desde puestos de trabajo hasta servicios sanitarios de mayor calidad;
  • Más del 80 % de los recursos ordinarios de los programas se destinaron a países de ingreso bajo;
  • Nuestra cartera relacionada con el medio ambiente, de 3.900 millones de USD, movilizó 15.100 millones de USD en fondos públicos y privados adicionales, una proporción de más de 3 a 1;
  • El aumento de las necesidades humanitarias y de desarrollo se tradujo en el mayor volumen de adquisiciones de la historia: 2.800 millones de USD;
  • Administramos una cifra sin precedentes de 1.740 millones de USD en financiación mancomunada para la ejecución conjunta en materia de desarrollo sostenible con las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas a través de la Oficina de los Fondos Fiduciarios de Asociados Múltiples;
  • Los fondos fiduciarios de cooperación Sur-Sur gestionados por la Oficina de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur han permitido a más de 70 países impulsar iniciativas de desarrollo sostenible en asociación con más de 20 organizaciones de las Naciones Unidas; 
  • El Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Capitalización y sus socios catalizaron 600 millones de USD en financiación pública y privada adicional para el desarrollo sostenible, entre otras, la destinada a 37 países menos adelantados; 
  • Los Voluntarios de las Naciones Unidas han experimentado un crecimiento constante de su programa “Plenamente Financiado”, entre otras cosas mediante una financiación diversificada de 18,2 millones de USD procedentes de Estados Miembros, instituciones académicas y el sector privado.  

 

Como socio preferente, el PNUD sigue apoyando más proyectos y los miles de millones de USD conexos en financiación para el desarrollo de los principales fondos verticales que cualquier otra organización internacional. Estos fondos incluyen el Fondo Verde para el Clima, el FMAM, el Fondo Multilateral para la Aplicación del Protocolo de Montreal y el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria.

Hace apenas unas semanas, el FMAM prometió aportar unos 1.400 millones de USD, la mayor contribución de su historia. Así, 88 países eligieron al PNUD como socio en la ejecución preferente de más de 500 millones de USD de esa cifra. El PNUD, que ha estado asociado con el FMAM desde hace más de 30 años, espera que esta inversión desbloquee otros 9.000 millones de USD del sector público, el sector privado y los bancos de desarrollo, entre otras cosas para garantizar que las empresas más pequeñas puedan prosperar y hacer la transición a prácticas con bajas emisiones de carbono.

Tienen ante ustedes información actualizada de nuestro enfoque de cartera, un modelo que está cobrando impulso en la reconfiguración de cómo y dónde invertimos en el desarrollo, mostrando cómo se ajustan mejor entre sí las diferentes soluciones del desarrollo y la financiación.

En Bosnia y Herzegovina, hemos colaborado con los Gobiernos donantes y las instituciones financieras internacionales en un enfoque de cartera para desarrollar una economía circular. De este modo se han presentado opciones de inversión en gobernanza, transformación digital, residuos e infraestructura. Dado que las carteras se basan en la gestión dinámica y el aprendizaje constante, permiten la adaptación sin perder de vista los objetivos a largo plazo. Son muy adecuadas para corregir deficiencias habituales en la financiación para el desarrollo, como los horizontes temporales cortos y la coordinación limitada.   

 

CUENTA REGRESIVA PARA EL DESARROLLO QUE QUEREMOS

La financiación ya funciona para el desarrollo, solo que con excesiva frecuencia es del tipo equivocado. Acabamos por aceptar el crecimiento económico a toda costa porque está disponible. Es el “crecimiento que obtenemos”, impulsado por los combustibles fósiles, basado en las materias primas, alimentado por la deuda y a menudo injusto. El “desarrollo que queremos” amplía el bienestar humano y planetario, crea empleo y acelera las transiciones energéticas, todo al mismo tiempo.

Alinear todos los flujos financieros con el desarrollo sostenible es una tarea compleja, pero que ya está en marcha, tanto en el sector público como en el privado, a escala nacional e internacional. Nuestro reto es avanzar más y más rápido. En lugar de hacer concesiones, debemos trabajar juntos para mejorar, empezando por financiar y alcanzar los ODS y los objetivos relacionados con el clima.

Día tras día, el PNUD trabaja con países que buscan financiación para el desarrollo y con países que la proporcionan. Sabemos que, aunque las opciones son difíciles, las posibilidades son inmensas. Se están produciendo cambios. Estamos dispuestos a trabajar con todos ustedes para hacer mucho más.

Los servicios que el PNUD ofrece a los países en desarrollo contribuyen de manera vital a preparar mejor al mundo en general para invertir en el desarrollo sostenible. Las numerosas iniciativas que he compartido hoy con ustedes contribuyen a ese fin, ayudando a los países a resolver los aspectos conflictivos, a orientar las prioridades a corto y mediano plazo y a crear capacidades nacionales para: 

 

  • Organizar y ampliar los medios para financiar los ODS y los objetivos relacionados con el clima, por ejemplo mediante mejores enfoques de la tributación, el gasto y la deuda; 
  • Capitalizar los cambios en los flujos financieros mundiales por medio de nuevas normativas y políticas, así como carteras de inversión que atraigan fondos y promuevan los ODS y los objetivos relacionados con el clima.  

 

A medida que hacemos la cuenta regresiva hacia el logro de los ODS, hagamos lo propio con respecto a las cifras de financiación: 3, 2, 1. Como señalé anteriormente, necesitamos 3 billones de USD anuales para los ODS y los objetivos relacionados con el clima en los países en desarrollo fuera de China, según las estimaciones de un grupo de expertos independientes encomendadas por la presidencia del G20. De esta cantidad, 2 billones podrían proceder de la movilización de recursos nacionales, y 1 billón de financiación externa adicional a través de la asistencia oficial para el desarrollo y los mercados de capitales privados.

Se trata de números manejables. Algunos países ya están acercándose a ellos. Obviamente, la transformación a escala no se va a producir ahora mismo. Sin embargo, empieza ahora mismo. El período previsto para el logro de los ODS nos ofrece la oportunidad de exigir el desarrollo que queremos.