Panorama de la pobreza en el sector rural

2 de Julio de 2021

 

Por Santiago Plata Diaz

Durante 2020 la incidencia de la pobreza monetaria y extrema disminuyó en las zonas rurales, esta situación, aunque parece alentadora reveló la sensibilidad que existe en este dominio ante la intervención estatal, pues lo ocurrido fue ocasionado principalmente por las transferencias diseñadas para ayudar a los más vulnerables.

 

El rol de las ayudas en la reducción de la pobreza

Con el fin de minimizar el impacto de la pandemia sobre los hogares colombianos el gobierno nacional reforzó las ayudas institucionales ya existentes [1], con unas extraordinarias [2] , las cuales buscaban por medio de transferencias proteger a los hogares que mayor afectación pudieran tener durante la crisis generada por la COVID-19. Estas produjeron que, durante 2020, en el sector rural la pobreza monetaria cayera del 50% a 42,9% y que la extrema, pasara de 27,9% a 18,2%, mientras que en las cabeceras, gracias a ayudas, la primera pasó de 45,0% a 42,4% y la segunda de 17,5% a 14,2%.

Sin embargo, al analizar los montos recibidos por programas como Ingreso Solidario, se observa que, solo recibiendo esta ayuda, equivalente a $160.000 COP, se pasa la línea de pobreza rural extrema, que se ubica en $112.394 COP y casi se supera la línea de pobreza rural monetaria ($199.828 COP).  De ahí que las ayudas hayan tenido tanto impacto sobre los resultados.  

 

Población según clases sociales

Al desagregar la población rural por clases sociales se encuentra que del 90,9% de la población de las áreas rurales de Colombia, en el año 2020, el 42,9% era pobre y el 48%  se encuentra en condición de vulnerabilidad; mientras que del 67,7% de la población en las ciudades, el 42,4% son pobres y el 25,3% vulnerables. Así mismo se observa que entre 2019 y 2020 hubo un ligero aumento de la clase media rural.  Comparando con las zonas urbanas se encuentra que allí, el 67,7% era pobre (42,4 %) o vulnerable (25,3%).  Cifras que, a pesar de ser altas, tienen un trasfondo diferente, pues la vulnerabilidad en las ciudades viene bajando, mientas que en las áreas rurales sube. Esto sugiere que los resultados de pobreza de 2021 podrían mostrar un aumento en la proporción de población pobre   y vulnerable en las áreas rurales.

Uno de los factores que más preocupa, a nivel de clases sociales, se encuentra en la baja proporción de personas dentro de la clase media, que para 2020 llegó 8,8%.  Esto contrasta con el 30,1% reportado en las ciudades.  Lo cual muestra que en el ámbito rural hay pocos incentivos a consolidar esta clase, la cual es un factor determinante para aumentar la movilidad social, la acumulación de capital y la dinámica económica. De ahí que los esfuerzos para reducir la pobreza y vulnerabilidad en este lugar dependerá de la capacidad de aumentar la cantidad de personas en este rango social.

 

 

Ayudas y la compensación del ingreso real per – cápita rural

Uno de los logros que más destaca de la focalización de las ayudas, radica en cómo esta logró que la variación del ingreso per-cápita fuera positiva para todos los quintiles, lo que significa que el efecto de compensación de estas fue superior a la caída del ingreso laboral. Esto se puede apreciar al ver como desde el quintil más pobre (Q1) al más rico (Q5) la contribución del ingreso derivado de las ayudas institucionales es superior a la caída de ingreso laboral, permitiendo que para cada quintil la variación neta fuera positiva.

Esta compensación se debe, en gran medida, a que las transferencias de las ayudas extraordinarias apuntaban más hacía la población rural, lo cual a futuro representará un reto de la política social, pues no se puede depender de los subsidios para reducir la pobreza monetaria rural, ya que esto no solo desincentivaría el desarrollo del el aparato productivo rural, sino que así mismo podría tener efectos magnificadores sobre los niveles de pobreza de largo plazo.

 

 

Caída del Ingreso laboral promedio

Uno de los ámbitos que más preocupa es la caída sostenida que ha venido presentando el ingreso laboral promedio rural, el cual sugiere que los problemas de productividad han venido aumentando, lo que implica que para lograr reducir de manera sostenida la pobreza se deberán hacer varios esfuerzos para aumentar esta primera. Esta disminución podría implicar que hay baja acumulación de capital humano y físico y a la vez vislumbra la precarización que hay  en algunos circuitos económicos.

 

 

El desempeño de las actividades agropecuarias

Durante el 2020 el sector agropecuario presentó el mayor crecimiento dentro de las actividades económicas, llegando a 2,8% en lo corrido del año. Pese a que se cree que el sector no fue afectado gravemente por las cuarentenas, se puede apreciar que, durante el segundo trimestre del año, momento en que se iniciaron las restricciones a nivel nacional, llegó a decrecer al -0,4%, comportamiento que se revirtió a media que se desmontaron las medidas en las ciudades, lo cual permitió que para el último semestre del año creciera casi al 3,5%.

 Es importante tener en cuenta que gran parte de este comportamiento fue impulsado por la demanda interna de alimentos, la cual se mantuvo estable a pesar de las afectaciones derivadas de la pandemia; así mismo se dio gracias a que el precio del café a nivel Internacional repuntó, esto jugó un papel importante en la dinámica de esta actividad.

 

 

Conclusiones

Se puede considerar como un éxito la estrategia de mitigación de la pandemia por medio de la creación de ayudas extraordinarias, puesto que no solo ayudó a los hogares más pobres, sino que también generó inercias positivas en cuanto a la necesidad de priorizar la reducción de la pobreza rural. Sin embargo, estos resultados, por ahora son meramente coyunturales puesto que en caso de que los subsidios cambien o se suspendan, las cifras de pobreza aumentaran dada la alta vulnerabilidad que existe en este dominio geográfico. Así mismo estas estarán sujetas a lo que suceda en las ciudades, pues pese a que durante 2020 el campo logró amortiguar la caída de la demanda en las ciudades, un año más de estancamiento en estas implicará la precarización de la incidencia en esta área.

Por esta razón la estrategia que se tome para enfrentar los problemas estructurales, no solo deberá tener en cuenta lo hecho durante la pandemia, sino que también tiene que promover el aumento de la productividad, la reducción de las brechas sociales y  dinamizar la reactivación de los mercador urbano-rurales.