"¡Nosotras existimos!”

Hacer frente a los retrocesos en los derechos de las mujeres bajo el régimen de los talibanes

21 de Diciembre de 2022
Afghan women

El sistema democrático por el que las mujeres afganas han luchado durante dos décadas se ha venido abajo de la noche a la mañana, así como los derechos fundamentales que han ganado con tanto esfuerzo.

Foto: PNUD Afganistán

Desde que los talibanes se apoderaron a mediados de agosto de 2021 del Afganistán, nuestro amado país, las mujeres y las niñas han estado experimentando uno de los retrocesos de derechos más graves en la historia de nuestra nación. El sistema democrático por el que hemos luchado durante dos décadas se ha derrumbado de la noche a la mañana, al igual que nuestros derechos fundamentales por los que tanto nos hemos esforzado y ganamos como mujeres y ciudadanas. La terrible pesadilla de ese primer día de los talibanes en el poder trajo consigo miedo y confusión, sentimientos que perduran.

Unos 20 millones de mujeres y niñas en el Afganistán, que representan la mitad de la población, han sido sentenciadas a largas penas de prisión e incluso cosas peores. Los talibanes nos han aislado de nuestra sociedad, prohibiéndonos trabajar y participar en la vida política, económica y social. Restringieron nuestros derechos a la libertad de reunión y de expresión, y nos privaron del derecho básico a la educación desde los 12 años. Han institucionalizado la discriminación contra las mujeres y las niñas, han impuesto normas degradantes, han cerrado los tribunales que se ocupan de las violaciones de nuestros derechos, han despedido abogadas y básicamente nos han negado el acceso a la justicia. La violencia de género crece cada día. Estamos siendo sistemáticamente oprimidas y borradas por el sistema que gobierna nuestro país, como si no existiéramos. Pero, no, ¡nosotras existimos!

Es cierto que los reveses a los que estamos sobreviviendo son devastadores, pero los talibanes no pueden condenarnos a la extinción. La época oscura a la que nos están arrastrando es nuestra mayor motivación para actuar con perseverancia y resiliencia, y es también nuestro trampolín hacia la victoria. Las mujeres afganas son muy poderosas y lucharán para recuperar la existencia y la igualdad de derechos. Somos la única fuerza y poder en pie en el país, alzando nuestras voces y haciendo todo lo que está en nuestras manos. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer.

La comunidad internacional debería vernos como los agentes de cambio que somos y tendría que ayudarnos en consecuencia. ¿Cómo? En noviembre de 2022, el PNUD lanzó la Agenda de 10 acciones para promover la igualdad de género en situaciones de crisis (10PAA por sus siglas en inglés). Allí dije a los líderes de la organización que dado que el PNUD está implementando docenas de proyectos de desarrollo en el Afganistán, las autoridades pueden facilitar un papel cada vez mayor para las mujeres, por ejemplo. El mundo debe ser consciente de que los talibanes no gobiernan todo el país de la misma manera. Incluso en la ciudad de Kabul, sus acciones pueden ser terroríficas o mucho más leves dependiendo de la zona. Esto se puede capitalizar.

Se debe priorizar el apoyo a las organizaciones de la sociedad civil dirigidas por mujeres que se centren en la creación de resiliencia, los derechos, el empoderamiento, la educación y la protección. Facilitar el diálogo también debe estar sobre la mesa. Ya nos estamos preparando para esto, aunque no creo que los talibanes estén listos para tal conversación. Sin embargo, con el enfoque correcto, pueden estarlo, especialmente teniendo en cuenta que el país está sumergido en una espiral de pobreza. El Afganistán antes de los talibanes dependía en gran medida de la ayuda exterior, que financiaba el 75 % del gasto público. Este ya no es el caso, y está lejos de ser sostenible.

Sé que no será un camino fácil de tomar, pero trabajar en esta dirección nos ayudará a recuperar gradualmente lo que hemos perdido y permitirá la transformación futura cuando sea el momento adecuado. Todo lo que necesitamos en este momento es que el mundo nos apoye. No solo mejorará significativamente la vida de las mujeres y las niñas afganas, sino también el bienestar de toda una generación, una sociedad que está harta de décadas de guerra y opresión, y que está muy preparada para abrazar la libertad.