Los desplazamientos forzados baten récords debido a conflictos como los del Sudán y Ucrania

19 de Junio de 2023

A través de la plataforma digital Diia, que cuenta con el apoyo del PNUD, las personas desplazadas de Ucrania pueden acceder fácilmente a los servicios sociales básicos.

Foto: PNUD Ucrania / Oleksandr Ratushniak

Estamos viviendo niveles récord de guerras y violencia que están desencadenando devastación, pobreza y hambruna, y expulsando a decenas de millones de personas de sus hogares. A menudo, las personas desplazadas internamente necesitan ayuda esencial, como alimentos, agua, protección y refugio. Asegurar su futuro requiere una mayor inversión en medios de subsistencia, servicios básicos y participación inclusiva en la vida comunitaria.

El año pasado, el Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC; disponible en inglés) informó de que, debido a los conflictos, el número de personas desplazadas internamente había aumentado un 17 %. A finales de 2022, el número total superó los 71,1 millones. Desde abril, con el estallido del conflicto en el Sudán, muchas más personas se enfrentan a un futuro incierto.

EL SUDÁN CORRE EL RIESGO DE SUFRIR MÁS INESTABILIDAD
El inicio de los combates en el Sudán ha obligado a más de 509.000 personas a huir a través de las fronteras más próximas. En paralelo, más de 1,6 millones de personas se encuentran desplazadas dentro del país, casi la mitad de las cuales son niños. Esto se suma a los casi 3,8 millones de personas que ya estaban desplazadas, concentradas principalmente en Darfur. Antes de la ola de violencia actual, el Sudán también albergaba a más de un millón de personas refugiadas, en su mayoría de países vecinos.

Más de la mitad de la población ahora necesita ayuda y protección. El número de personas que sufren carencias ha aumentado de 15,8 millones -antes de la crisis actual- a 24,7 millones en junio. Los precios de los productos básicos han aumentado un 400 %, 2,5 millones de personas más podrían pasar hambre y el 67 % de los centros sanitarios en las zonas afectadas por conflictos están fuera de servicio.

Esta crisis ha desencadenado un repunte en la inflación de los países vecinos, que se ve agravada aún más por los recortes del Sudán en las importaciones de alimentos y productos básicos como el aceite, la harina y el azúcar. Todo ello tendrá un impacto significativo en la educación y la salud, ya que las comunidades están lidiando para poder pagar los servicios básicos.

Para responder a esta crisis, la ONU y sus socios han revisado el Plan de Respuesta Humanitaria 2023, solicitando más de 2.500 millones de dólares estadounidenses (USD) en ayudas para el país. También se ha lanzado un llamamiento adicional de 470,4 millones de USD para ayudar a las personas refugiadas y repatriadas (en inglés) en la República Centroafricana, el Chad, Egipto, Etiopía y Sudán del Sur.

El PNUD forma parte de las evaluaciones interinstitucionales sobre el impacto socioeconómico del conflicto para configurar y apoyar la respuesta de emergencia, y mantener el acceso a la energía, el agua, la protección, la salud y los medios de subsistencia, con el objetivo de promover la paz local donde sea posible. El PNUD seguirá brindando apoyo al país a medida que la situación lo permita.

Cubrir las necesidades humanitarias inmediatas sigue siendo una prioridad, aunque el Sudán tiene desafíos enormes que podrían hundir al país aún más en una crisis humanitaria crónica e inestabilidad política y económica. El desarrollo es la única herramienta confiable para poner fin a los 30 años de violencia que está azotando al país. Invertir en la recuperación temprana y en la resiliencia de las comunidades como respuesta humanitaria sentará las bases para el desarrollo y la consolidación de la paz.

EL IMPACTO DE LA GUERRA EN UCRANIA EN LAS PERSONAS
En el Sudán, el PNUD podrá aprovechar su conocimiento y experiencia trabajando en los desplazamientos internos en 76 países, incluida Ucrania.

En Ucrania, se estima que 5,4 millones de personas (en inglés) están desplazadas dentro del país y 8,1 millones han huido al extranjero. Muchas comunidades ucranianas han visto cómo sus propiedades se han quedado dañadas o destruidas, además de perder sus medios de subsistencia y sus ahorros. Están traumatizadas. Las mujeres, los niños, los ancianos y las personas con discapacidad, que son los grupos desplazados mayoritarios, son los que más carencias tienen. Las comunidades de acogida se encuentran al pie del cañón para abordar los desafíos de desarrollo.

Una de las primeras acciones del Gobierno de Ucrania fue mejorar los aspectos técnicos para que las familias desplazadas pudieran registrar sus nuevos lugares de residencia. El gobierno amplió la oferta de la plataforma en línea Diia, que cuenta con el apoyo del PNUD, con el objetivo de facilitar el registro y las solicitudes de pensiones, subsidios y servicios estatales. A través de esta plataforma, además de ayudar a las familias a comprar alimentos básicos u obtener ayuda financiera para encontrar un lugar seguro donde quedarse, se garantiza que millones de personas desplazadas de Ucrania puedan obtener de manera rápida y fácil apoyo estatal de emergencia sin importar dónde se encuentren.

Las personas desplazadas en Ucrania, así como las comunidades que las acogen, han jugado un papel clave en la respuesta a esta crisis. Las redes de voluntarios han surgido o se han expandido por todo el país. La ONG "Zahody", que también cuenta con el apoyo del PNUD, es un ejemplo de ello. Esta organización capacita a personas desplazadas para ayudar a restaurar municipios y comunidades afectadas por los enfrentamientos. La dirige Iurii Davydenko, quien se ha visto obligado a desplazarse dos veces -de Donetsk a Mariupol-, y ahora continúa ayudando a otras personas desplazadas en el oeste de Ucrania. El apoyo también incluye un programa de formación en gestión, promoción y comunicación de proyectos para ayudar a las personas a encontrar trabajo.

"Hay muchas personas con grandes ideas, pero no saben cómo ponerlas en marcha. Quieren tirar la idea adelante, pero simplemente no pueden. Así que nos sentamos y trabajamos juntos. Y luego la persona en cuestión adquiere una subvención e implementa el proyecto", explica Iurii.

URGE UN NUEVO ENFOQUE GLOBAL
Tal y como evolucionan las crisis en el Sudán, Ucrania y otros lugares, también lo hacen los patrones de desplazamiento, con oleadas de nuevos desplazamientos en paralelo con los retornos, la integración local y la reubicación. El PNUD responde a las necesidades inmediatas relacionadas con la seguridad física, material y jurídica, permitiendo gradualmente que las familias desplazadas aseguren su futuro y se vuelvan autosuficientes a través de una reintegración económica y social sostenible.

En línea con la Agenda de Acción del Secretario General de las Naciones Unidas sobre los Desplazamientos Internos, la oferta del PNUD trabaja para hacer posible el llamamiento de 2022 por "un compromiso más intenso, más temprano y más predecible de los actores del desarrollo que apoye a los gobiernos nacionales y locales en el incremento de su trabajo para lograr soluciones".

El desarrollo puede poner fin al sufrimiento y la desesperación de millones de personas desplazadas y, a su vez, garantizar la paz para las generaciones presentes y futuras. El progreso sostenible depende de un mayor enfoque en la responsabilidad nacional de las comunidades afectadas por los desplazamientos, más que en la asistencia humanitaria. Al invertir en desarrollo, los gobiernos ayudarán a las personas a superar las consecuencias de los desplazamientos y así asegurar su futuro.