10° Aniversario de la Alianza Anticorrupción UNCAC

Discurso de inauguración con motivo del 10° aniversario de la Alianza Anticorrupción UNCAC.

December 13, 2022

PNUD compartió junto a todas las instituciones que forman parte de la alianza, incluyendo un stand para difundir información sobre este ámbito a la ciudadanía.

Contraloría General de la República.

 

Auditorio Principal Contraloría General de la República.

13 de diciembre de 2022, 11:00 horas.

 

Autoridades y representantes:

 

  • Contralor General de la República, Jorge Bermudez,
  • Presidenta de la Alianza Anticorrupción y Presidenta de la Cámara de Comercio de Santiago
  • Autoridades y representantes de las instituciones que conforman la Alianza
  • Integrantes de los grupos UNCAC
  • Funcionarias y funcionarios del sector público, privado y sociedad civil presentes

 

 

Buenos días a todas y todos,

 

Nos enorgullece constatar hoy la contribución enorme de nuestra Alianza a la integridad pública y la lucha contra la corrupción en Chile, sobre todo en presencia de ustedes, las entidades del sector público y privado, de la academia y de la sociedad civil, que por diez años han aportado tan generosamente con su trabajo para ayudar a construir un país con instituciones en las que todos y todas podamos confiar.

 

La Alianza ha tenido un impacto real y significativo en Chile, que se refleja en numerosas instancias de diálogo y capacitación, en la organización de cursos, seminarios y charlas, en el apoyo a distintas entidades en la elaboración de códigos de ética, y en el examen de las materias pendientes de reforma para alcanzar los estándares de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, entre otros.

 

Tratándose de una mesa de trabajo amplia basada en la voluntad de sus entidades miembro, se ha posicionado además como una iniciativa única, y los aprendizajes de su trayectoria pueden servir de ejemplo para otras instancias en la región y en el mundo.

 

Desde el PNUD, mantenemos la convicción sobre la importancia de esta red ya consolidada, como una forma de materializar los valores de la Agenda de Desarrollo Sostenible. Como ya se ha señalado en muchas oportunidades, esta es la primera agenda de su tipo que contempla explícitamente metas en torno a la integridad y la erradicación de la corrupción, posicionando estas materias como fundamentales además para el logro de todos los objetivos de desarrollo sostenible.

 

Por otra parte, este tipo de colaboración entre las entidades de los distintos sectores es clave para llegar a soluciones sustentables, que perduren en el tiempo, y que sirvan a todos y a todas, que se basen en evidencia, y que se nutran de una diversidad de miradas y experiencias.

 

La vigencia de la Alianza Anticorrupción demuestra que unir esfuerzos de manera coordinada, en lugar de trabajar en estancos, es útil para mantener tanto la voluntad política que impulsa medidas legislativas y administrativas en materia de conflictos de intereses, medios de investigación de la corrupción y sanciones a los delitos funcionarios, como los entendimientos entre las empresas para adoptar mecanismos para evitar el soborno, para implementar canales de denuncia y para incorporar compromisos con la integridad dentro de sus políticas y estrategias corporativas.

 

En estas materias, la Alianza también ha servido de un espacio invaluable para el intercambio de conocimiento técnico, por ejemplo, en la exploración de formas de diagnosticar y evaluar la integridad dentro de las instituciones. Este espacio ha aprovechado también las distintas redes nacionales e internacionales de las que varias entidades miembros son parte, y que desinteresadamente han puesto a disposición del resto de la Alianza.

 

La continuidad de esta Alianza favorecerá que las instituciones del país trabajen en sincronía, de cara a los desafíos del presente y del futuro. La baja confianza en las instituciones, y los déficits en la participación política y ciudadana, especialmente de sectores de la población históricamente excluidos, nos obliga a redoblar nuestros esfuerzos con foco en las personas, en sus necesidades y particularidades, que varían en cada territorio y ámbito de actividad.

 

Sabemos que esta Alianza brinda un espacio muy valioso de colaboración, pero reconocemos también que tenemos mucho que mejorar tanto en el aporte que cada institución hace a esta iniciativa, como en el alcance que tiene nuestro trabajo. Debemos potenciar la visibilidad de nuestras acciones en el mundo privado y nuestra llegada la ciudadanía en general con nuestro mensaje preventivo, de promoción de una cultura de integridad y de la necesaria atención a las brechas que existen tanto en riesgos de corrupción como en sus efectos.

 

Hoy reconocemos que la corrupción afecta de manera desigual y desproporcionada a las mujeres, a las poblaciones vulnerables, a aquellas alejadas de los centros de poder. Estos grupos, además, enfrentan mayores barreras para el acceso a la justicia, lo que limita sus posibilidades de alzar la voz o actuar ante los abusos. Y esto lo debemos tener presente para adoptar mejores mecanismos de prevención, fiscalización y control, que atiendan a esas diferencias a lo largo del país, y que redunden en que se encausen los recursos y el ejercicio del poder hacia el beneficio de todos y todas.

 

Esta mirada sobre los efectos que la corrupción puede tener sobre las personas debe orientar nuestros esfuerzos en el proceso de descentralización del país, y también en la transición socio ecológica justa a la que aspiramos mientras avanzamos hacia formas de producción y de vida más sustentables.  

 

Agradezco nuevamente a cada uno y cada una de ustedes y espero que sigamos colaborando por muchos años más.

 

Muchas gracias.

 

La vigencia de la Alianza Anticorrupción demuestra que unir esfuerzos de manera coordinada, en lugar de trabajar en estancos, es útil para mantener tanto la voluntad política que impulsa medidas legislativas y administrativas en materia de conflictos de intereses, medios de investigación de la corrupción y sanciones a los delitos funcionarios, como los entendimientos entre las empresas para adoptar mecanismos para evitar el soborno, para implementar canales de denuncia y para incorporar compromisos con la integridad dentro de sus políticas y estrategias corporativas.
Georgiana Braga-Orillard, Representante Residente PNUD Chile