Cámaras trampa en paisajes de ACLA-P captaron 28 especies de mamíferos, incluidos los 6 felinos de Costa Rica

Ciencia ciudadana permite conocer y conservar el entorno e impulsar el turismo rural

23 de Diciembre de 2020

Integrante de Brigada de Monitoreo Biológico Participativo observando especies en sendero en finca de Los Ángeles de Páramo de Pérez Zeledón. (Manuel Sancho Gutiérrez/PNUD)

Del sigiloso y silencioso puma al majestuoso jaguar, pasando por el nocturno y esquivo cacomiztle y las dantas, jardineras del bosque. Fueron parte de las 28 especies de mamíferos captadas por las 51 cámaras trampa instaladas por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), mediante el Proyecto Paisajes Productivos, y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) en conjunto con comunidades en los paisajes productivos del Área de Conservación La Amistad-Pacífico (ACLA-P).

El PNUD y el SINAC implementan un modelo de ciencia ciudadana con el trabajo de brigadas de monitoreo biológico participativo en 17 comunidades cercanas a las Áreas Silvestres Protegidas (ASP) del ACLA-P. Se trabaja en la Reserva Forestal Los Santos, la zona de amortiguamiento de los Parques Nacionales Chirripó y de La Amistad, y la Zona Protectora Los Santos.

Conocer las especies que habitan nuestro entorno es el primer paso para conservarlas. El Proyecto Paisajes Productivos del PNUD cumple 21 meses de capacitación, trabajo en campo y unión con habitantes de comunidades como Savegre Abajo, San Gerardo de Rivas y Biolley.

Este puma fue registrado por una de las cámaras trampa instaladas en puntos cercanos al ACLA-P. (PNUD)

En el más reciente análisis de registros, las cámaras captaron la presencia de 28 especies de mamíferos, entre los cuales se encuentran las 6 especies de felinos de Costa Rica, la danta, el venado, el cabro de monte, el saíno, 3 tipos de monos, grandes roedores como el tepezcuintle y la guatusa, oso hormiguero, 2 especies de zorros marsupiales, armadillos, pizotes, mapaches, coyotes, entre otros.

La mayoría de estos mamíferos se encuentra en peligro de extinción o con poblaciones reducidas. El PNUD y el SINAC incentivan a las personas pobladoras y productoras a implementar estrategias de convivencia en armonía con estos animales silvestres, denunciar la cacería y la pérdida de hábitats naturales. Para estas comunidades es habitual la interacción con la vida silvestre, que busca alimento en los ecosistemas naturales.

También se registraron 454 especies de aves, de las cuales 68 son endémicas, es decir solo se observan en algunos sectores de Costa Rica y la frontera con Panamá. Refleja el enorme potencial de la región para impulsar el aviturismo.

“Es clave conservar los bosques, orillas de ríos y quebradas, pues proveen rutas de conectividad natural para la dispersión de estas especies, consolidando de esta manera corredores biológicos. En la zona de amortiguamiento de las ASP necesitamos reducir la presión de las actividades humanas sobre la biodiversidad”, afirmó Jorge Picado Barboza, biólogo del PNUD.

Ciencia ciudadana para aumentar turismo

Las personas brigadistas analizan junto al biólogo Jorge Picado Barboza, del Proyecto Paisajes Productivos del PNUD, las imágenes y los datos extraídos a partir de la observación, conocimiento adquirido y los registros de las cámaras trampa. (Manuel Sancho Gutiérrez/PNUD)

Desde que arrancó el programa, 250 personas se han unido a las brigadas de monitoreo biológico participativo. Del total de participantes más de la tercera parte – el 36% – son mujeres. Han recibido un proceso de capacitación, en el cual lo fundamental es salir a campo a hacer los ejercicios de identificación.

Las y los brigadistas cuentan con un equipo básico para reportar la presencia de especies silvestres, ya sea en recorridos programados o en sus actividades cotidianas. La ciencia ciudadana también impulsa el turismo rural comunitario.

Blanca Rosa Mena Gamboa, brigadista desde hace un año de Tres Colinas de Potrero Grande, destacó que, si bien conocían la vida silvestre en la zona, verlas en los registros de las cámaras trampa es una recompensa y un aliciente.

“Registramos el gavilán penachudo un pájaro grande que a veces come gallinas. Muchas personas van a querer sacar la carabina y volárselo. Pero pensemos en que vamos a tener clientes que van a querer ver esa especie en particular. De lo que hemos sacado con las brigadas – cantidad de especies de aves, indicadores que estamos monitoreando, saber que hay felinos, dantas – contarle al mundo que tenemos eso, que en Costa Rica hay un lugar que se llama Tres Colinas, que tenemos cosas diferentes y estamos cerca de la playa”, resaltó la líder comunal sobre el potencial turístico.

Las brigadas están compuestas por mujeres y hombres de distintas edades de 17 comunidades alrededor del ACLA-P. (PNUD/Giancarlo Pucci)

Ante la riqueza natural de la zona de amortiguamiento del ACLA-P se deben consolidar iniciativas de gestión sostenible del territorio. Bajo ese enfoque, la ciencia ciudadana impulsa el turismo rural comunitario.

“Tenemos un reto presente y futuro. La riqueza natural de la zona de amortiguamiento del ACLA-P refleja la importancia consolidar iniciativas de gestión sostenible del territorio, como los corredores biológicos, programas de incentivos por la protección y la recuperación de áreas de bosque, y el impulso de actividades agropecuarias vinculadas al turismo. En momentos en que urge la reactivación económica, la ciencia ciudadana impulsa el turismo rural comunitario, el cual debe ser acompañado de oportunidades de inversión y sostenibilidad para estos emprendimientos”, dijo Gravin Villegas Rodríguez, gerente de ASP del ACLA-P.

Las brigadas y las comunidades usarán los datos del monitoreo para promover emprendimientos de turismo rural sostenible y educación. La información es sistematizada en bases de datos que permitirán al ACLA-P y al SINAC tomar decisiones que conserven la fauna.

Por citar un ejemplo, el jaguar se podría encontrar en todo el país, sin embargo, la pérdida de su hábitat por deforestación, la cacería y la disminución de sus presas naturales han provocado que actualmente su población esté confinada a las áreas con bosques protegidos. Se cuenta con un único registro en las comunidades de estudio. Esta especie está considerada como en peligro de extinción.

PNUD y SINAC trabajan en la oficialización de un protocolo para el monitoreo biológico participativo en el Programa Nacional de Monitoreo Ecológico (PRONAMEC). Así la experiencia de estas 17 comunidades podrá ser replicada en otras áreas de conservación del país.

Ocelote captado por cámara trampa. (PNUD)