La reforma de los subsidios a los combustibles fósiles podría reducir el cambio climático y abordar las desigualdades mundiales

El mundo gasta miles de millones de dólares en subsidios a los combustibles fósiles mientras cientos de millones de personas viven en la pobreza: las prioridades deben cambiar si queremos que la humanidad sobreviva

3 de Noviembre de 2021

La transición a la energía limpia tiene el potencial de crear millones de empleos y construir economías más verdes y justas que funcionen para todas las personas.

Unsplash / Thomas Rchter

Cada año, los gobiernos gastan la asombrosa cantidad de 423 mil millones de dólares de los Estados Unidos en promedio para subsidiar el consumo de combustibles fósiles. Esto significa que por cada dólar comprometido para abordar la crisis climática para las personas pobres del mundo, se gastan cuatro dólares en subsidios a los combustibles fósiles que mantienen viva la crisis climática. En otras palabras, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que 5,9 billones de dólares - sí, billones - es efectivamente el reflejo real de los costos ambientales y los impuestos al consumo no percibidos (subsidios implícitos) (disponible en inglés). Y, además de las distorsiones del mercado y una serie de otras ineficiencias, lejos de ayudar a los más pobres, estos subsidios beneficiaron desproporcionadamente a quienes menos lo necesitan (en inglés): ¡la quinta parte de la población más rica!

En este contexto, está claro que subsidiar los combustibles fósiles según las prácticas actuales no muestra un uso racional del escaso dinero público. No tiene un sentido económico. Alimenta las desigualdades globales. De hecho, eliminarlos gradualmente podría ayudar a sacar a las personas de la pobreza. Nuestro nuevo análisis publicado como parte de la campaña "No elijas la extinción", indica (en inglés) que el monto total gastado en estos subsidios podría erradicar la pobreza extrema hasta tres veces o pagar las vacunas de la COVID-19 para todas las personas del mundo.

Teniendo esto en cuenta, ¿por qué es difícil reformar estos subsidios ineficaces e ineficientes?

En las naciones industrializadas, el carbón y el petróleo han sido la principal fuente de energía durante siglos. Nuestras economías modernas se han construido sobre los combustibles fósiles y todavía están fuertemente arraigados en nuestros patrones de producción y consumo. Con el tiempo, incluso cuando el acceso a la energía más barata empezó a ser visto como un fenómeno para reducir la pobreza, mejorar los indicadores de desarrollo humano y promover el desarrollo industrial, los gobiernos han introducido mecanismos para subsidiar tanto la producción como el consumo de combustibles fósiles.

Como resultado, todo nuestro sistema energético tiene un precio incorrecto y se inclina artificialmente hacia los combustibles fósiles y la energía barata basada en combustibles fósiles se ha convertido en la norma en muchos países. Hay intereses creados poderosos que mantienen la presión sobre los gobiernos para que sigan utilizando los escasos recursos públicos para sus propios intereses. Si bien los subsidios a los combustibles fósiles son regresivos y, por lo tanto, constituyen una herramienta de desigualdad, también representan una parte significativa de los ingresos de los pobres que de otro modo se pagarían a partir del consumo de energía. Esto significa que tales reformas, si están mal diseñadas, pueden ser perjudiciales para los hogares pobres y vulnerables y generar malestar social, que es lo que sucedió recientemente en Chile, por ejemplo.

Con poco tiempo para lograr una transición justa, reformar los subsidios a los combustibles fósiles de manera equitativa es un primer paso necesario para fijar un precio correcto a la energía que refleje el costo "verdadero" y total del uso de los combustibles fósiles para la sociedad y el medio ambiente.


EL NUEVO CONJUNTO DE HERRAMIENTAS PARA POLÍTICAS DEL PNUD PARA UNA REFORMA DE PRECIOS JUSTOS DE LA ENERGÍA
En Future Investment: a Toolkit for a Fair Energy Pricing Reform ("Inversión futura: un conjunto de herramientas para una reforma de precios de energía justos"), el PNUD aboga por una reforma por etapas, en la que el primer paso es identificar maneras de reutilizar las reformas de los subsidios a los combustibles fósiles de una manera que reduzca la pobreza y las desigualdades y sea progresiva, socialmente justa y económicamente justa.

Paso 1: eliminar gradualmente los subsidios a los combustibles fósiles
Tomando de base estudios de casos en Ghana, Indonesia, Irán, Francia y Chile, la investigación del PNUD destaca que garantizar la aceptabilidad social y política es un factor clave para lograr una reforma exitosa de los precios de la energía. Más allá de tener un impacto ambiental, tales reformas deben ser social y económicamente justas. Dicha aceptabilidad está influenciada por tendencias sociales, económicas y políticas más amplias, incluido el nivel de confianza pública en las instituciones gubernamentales.

Descubrimos que los factores de economía política son clave para una implementación exitosa y, en contextos que dependen de la extracción de combustibles fósiles, es fundamental una comprensión clara de la política de asignación de ingresos por recursos y la gobernanza de los mismos. El fortalecimiento de los sistemas de protección social y el desarrollo de esquemas de compensación justos para protegerse contra los aumentos de precios es fundamental para promover resultados social y políticamente más aceptables. Estas reformas deberían centrarse inicialmente en ampliar y reforzar las disposiciones sociales existentes, incluso en relación con los mecanismos de transferencia de efectivo. Por último, la comunicación pública eficaz y la participación profunda de las partes interesadas también son fundamentales para el éxito de la reforma de los subsidios.

Cada año, los gobiernos subvencionan el uso de combustibles fósiles por una suma de USD 423 mil millones, cantidad suficiente para acabar con la pobreza extrema y vacunar a todas las personas del planeta contra la COVID-19.

Pixabay

Paso 2: Se ha dicho muchas veces y lo diremos de nuevo... ¡Ponle precio al carbono!
El impulso internacional sobre la fijación de precios del carbono está cobrando impulso. A nivel mundial, se han implementado más de 60 iniciativas de fijación de precios del carbono. Pero estos solo cubren el 20 % de todas las emisiones globales y la mayoría de las emisiones tienen un precio de menos de 10 dólares por tonelada de CO2. Este precio debe aumentar al menos diez veces para 2030 para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.

Dado que la selección de las herramientas de fijación de precios del carbono depende de los contextos socioeconómicos y políticos específicos de los países, el conjunto de herramientas proporciona un análisis exhaustivo de las herramientas de fijación de precios del carbono y orientación sobre cuáles pueden ser las más adecuadas.

Paso 3: Redirigir el dinero en beneficio de las personas y realizar inversiones que estén alineadas con los ODS
El nuevo simulador de reforma de los subsidios a los combustibles fósiles del PNUD permite a los responsables de la formulación de políticas visualizar el inmenso potencial de reasignar el dinero gastado en subsidios a los combustibles fósiles hacia inversiones que beneficien a las personas y al planeta. Nuestra investigación muestra que la reutilización de estos subsidios podría pagar tres veces más de la cantidad anual requerida para "erradicar" la pobreza extrema global, medida con la línea de pobreza de 1,90 dólares al día con el Programa de Protección de Cheques de Pago (PPP por sus siglas en inglés) o cubrir la cantidad necesaria para proporcionar un Ingreso Básico Temporal a todas las personas vulnerables en países de ingresos medianos bajos durante seis meses y hasta 16 meses en los países de ingresos bajos.

En su defecto, podría cubrir el precio de las vacunas de la COVID-19 más caras para el 90 % de la población mundial en 2021 o pagar el costo de vacunar al mundo cinco veces más con las vacunas más asequibles. También podría igualar la cantidad con la que los países en desarrollo están subvencionando las inversiones en energía renovable dos a uno.

Con la campaña "No Elijas la Extinción", mostramos lo que sería posible si cambiamos o reutilizamos el dinero público de los combustibles fósiles hacia inversiones que saquen a las personas de la pobreza: inversiones en educación y atención médica y en energía renovable para limitar el cambio climático, en lugar de apuntalar un combustible de los siglos XIX y XX para abordar las necesidades y oportunidades del siglo XXI. Queremos demostrar que la transición energética es una inmensa oportunidad que podría crear 60 millones de puestos de trabajo para 2030 y construir economías más verdes y justas que funcionen para todas las personas. Queremos demostrar que este futuro está a nuestro alcance, pero las prioridades deben cambiar ahora para que esto suceda.